¿Sospechas que tu pareja es gay? Reconoce las señales...
Por la presión social, muchas personas no salen del clóset, por lo que sufren mucho.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
PUBLICIDAD
Por la presión social, muchas personas no salen del clóset, por lo que sufren mucho
La manera en que se maneja la educación sexual a nivel social y religioso abona a que muchas personas vivan en hipocresía con su pareja straight sin salir del clóset. Eso las lleva a fingir lo que verdaderamente no sienten, escondiendo su homosexualidad por temor al qué dirán. Pero muchas veces, tarde o temprano, estalla la verdad.
El callar, además, implica muchos issues tanto para la mujer que es lesbiana como para el hombre que es gay, que ha forjado una relación o, en el peor de los casos, una familia con hijos. Tal acción lo que provoca es que la presión sea más fuerte, evitando la honestidad.
Pero, ¿cuáles son los signos para saber que tu pareja es gay?
Según la sexóloga Carmita Laboy, en caso de sospecha es importante observar la conducta del novio o novia a través de los signos, que ella prefiere describir como tendencias. Por ejemplo, si la sospecha es de una mujer sobre su compañero o esposo, hay que estar pendiente de los cambios.
“Las tendencias son lo que se repite dos o tres veces. Es una costumbre que se altera, eso es un signo de alerta. No lo juzgamos a la ligera y de la primera, sino que vamos observando esas tendencias y las vamos aceptando o descartando. En el caso de una pareja en la que ella es heterosexual y el hombre posiblemente gay, yo como mujer voy a observar qué hace y cómo lo hace; eso me tiene que llevar a la tendencia”, explica Laboy.
La experta en sexo indica que hay que estar pendiente también de “la aversión o renunciación sexual”. Este punto se refiere a que la persona pone excusas o justificaciones para no tener sexo. En el caso del hombre, su comportamiento obedecerá supuestamente al estrés, a la presión del trabajo, lo económico y la infidelidad. En tanto, la mujer muchas veces tiene como pretexto el dolor de cabeza.
“Esa aversión del hombre hacia la mujer no le va a provocar deseo sexual y se marca en una tendencia. Estas parejas no tienen sexo y, si lo tienen, es bien aislado o lo tienen por la sumisión, que es cuando la pareja complace, pero sin complacerse. Lo hace porque se supone que lo haga y para cumplir con un rol social”, detalla.
Laboy señala también que “en ese encuentro sexual se dan unas características de esa aversión que se percibe a través de los besos, las caricias, en la forma de penetración y la fase de excitación. Siempre se señala que un indicativo es cero sexo oral y sí una tendencia al sexo anal”.
Cuando no hay sexo oral y la intimidad es casi nula, agrega que “como el sexo que hay está limitado, no resulta satisfactorio para ninguna de las partes; a uno porque no le gusta y al otro porque sabe que algo falta”.
Otra señal importante, asegura, es la cotidianidad. Por eso hay que prestar atención a cómo se expresa verbalmente y a sus acciones. Por ejemplo, en el caso de los varones, poco a poco se identifican ciertas características, como tener un amigo que describirán verlo como a un hermano. La sospecha recaerá en que la presencia de ese “amigo íntimo” va a estar todo el tiempo presente.
La homofobia, asimismo, estará presente en él, ya que “se va expresar negativamente de los gays y va a hablar mal de ellos en forma despectiva, hasta el punto de que violará los derechos sexuales que son los mismos que le van a atomizar”.
El cambio físico es otra tendencia que se altera, pues el hombre que esconde su homosexualidad se preocupará más por su apariencia y su vestimenta, que será moderna y elegante.
“En el flirteo con otros hombres se preocupan más por si me perfumo, si uso accesorios. Y no lo voy a enmarcar en manerismos, porque en la mayoría de los casos va a ser un macho man”, expone la doctora.
Hay que estar en alerta cuando la pareja disfruta de una película, qué comentarios hace el hombre. Y si están en un restaurante, en quién fija su mirada, si en una mujer o en un hombre.
Agrega que “si están viendo una película pornográfica, la mujer tiene que analizar con qué se excita más (su pareja): si con el hombre o la mujer. En el concepto de threesome (de surgir), ver si él trae a la mesa que sea con otro hombre y no otra mujer”.
Carmita Laboy indica que en el caso de las mujeres homosexuales sumergidas en relaciones con hombres, son más “parcas, más cuidadosas y más deshonestas. La mujer es más hábil en disimular”.
“Siempre tengo el agravante cuando doy terapias en estos casos de que el hombre suele ser, a la larga, más honesto y la mujer esconde su verdad al precio que sea. Como investigadora y terapista siempre me llamado eso la atención esa actitud”.
Agrega que como la mujer es de tener amigas, no va a ser notorio si siente atracción hacia otra fémina, “pero el varón debe observar su conducta sexual”.
“Nunca se dará cuenta si la mujer esta satisfecha con la relación sexual porque, en cuanto a si tuvo orgasmo, sabemos que las mujeres son expertas en fingir. Ella puede estar sentada haciendo teatro 101 y el hombre jamás se enterará. Ella puede salir con una amiga a tomarse un café y nadie lo va a cuestionar porque la misma sociedad le da más alternativas para esconder la realidad”, añade.
Tras lo mencionado sobre las tendencias que indican que una persona es gay y le miente a su pareja, la educadora en sexo se sostiene en que “mientras no cambie la educación sexual que se está impartiendo, primero en el hogar, después en la escuela, obviamente en la iglesia y la sociedad en general, estos derechos sexuales aunque existen, no van a ser respetados”.
“Se va a seguir manifestando esa hipocresía sexual, esa negligencia, esa doble moral. Por eso es que me gusta llamarle las contradicciones sexuales. Por un lado, tengo una fachada y por otro en mi diálogo interno y en mi realidad, la verdad es otra. Por eso, cuando hablamos se sexo, es de hipocresía”, enfatizó.
Insiste en que “el sexo es sinónimo de deshonestidad y de hipocresía porque está la tendencia a no hablar de sexo, a no respetar y seguir en el mutismo y como endosando los dos parámetros más importantes de lo que significa la conducta sexual impuesta”.
“Nos dicen, número uno, que el sexo es para procrear y, número dos, parecería que no tenemos derecho al placer sexual a pesar de que es una necesidad inherente al ser humano. Y esas contradicciones todavía existen porque no tengo un sistema estructurado garantizado que vaya cogiendo al ser humano en cada una de sus etapas de desarrollo y le vaya educando de manera integral. Y eso significa que incluya pensamiento, emoción, conducta, aspecto fisiológico y aspecto espiritual. La sexualidad responde a todo eso”.
“Cada quién manifiesta su sexualidad y le damos un significado impuesto por la educación que recibimos. Por eso, es que esas personas van a estar en el clóset y, cuando ya no les queda más remedio, van a admitir su verdad con todas las consecuencias que eso trae”, concluye.