Hay mujeres que piensan que para ser sexy hay que maquillarse en exceso, usar tacones, lucir escotes pronunciados y faldas extremadamente cortas. Otras van más allá y recurren a la cirugía estética para agrandarse el busto, retocarse la nariz o quitarse de aquí o de allá. Pero no necesariamente tiene que ser así.

Según explicó la sexóloga Wanda Smith, los tiempos cambian y, con él, las impresiones y percepciones de lo que es ser sexy.

También está el componente cultural, agregó. En ese sentido, argumentó que las diversas culturas tienen estándares diferentes de lo que es o no.

“Por otra parte, si vamos a hablar de atractivos eróticos, tenemos que entender que una persona organiza, selecciona e interpreta los estímulos y les da un significado de acuerdo con la información que ha recibido”, aclaró Smith.

La experta en la materia indicó que hay mitos sobre este tema que son creados para narrar imágenes irreales que invitan a la fantasía. La publicidad, según Smith, abona a este fenómeno.

“La publicidad crea y utiliza constantemente anuncios de contenido sexual, atractivo o sexy, como una herramienta eficaz de mercadeo. Sin embargo, hay que tener cuidado porque tiende a cambiar el verdadero valor de la cualidad humana de ser sexy; frivoliza para vender”, comentó.

Smith tomó como ejemplo un anuncio de cigarrillos de la década de los 50, que mostraba la imagen de hombre encendiendo una boquilla a una mujer. Como parte del comercial, la fémina exhala sugestivamente el humo hacia los ojos del hombre, dando a entender que era una chica liberada y sexy.

“Pero quizá hoy día esa misma escena podría considerarse de mal gusto”, observó.

Smith reiteró que ser sexy no es lo que se pinta a nivel comercial ni la ropa ajustada con escotes y tacones altos.

“Los indicadores universales que resaltan a una persona sexy establecen que es una persona que cautiva, que tiene un conjunto de características que le distinguen, y eso es muy bueno”, expresó.

La profesional añadió que alguien sexy, con sus cualidades, es capaz de sobresalir en un ambiente social.

“Ser sexy también es desarrollar los rasgos y cualidades que configuran la manera de ser de una persona; tiene que ver más con personalidad que con belleza. Ser sexy es tener todas sus identidades en armonía: la humana, la personal, la espiritual y la sexual”, abundó.

Smith también enfatizó que ser de esta forma es saludable y necesario para atraer a las personas que nos gustan y que, además, es un componente social del ser humano, que es sociable por naturaleza.

“Sentirse sexy es parte de tratar de alcanzar un óptimo estado de salud, aún en la enfermedad”, concluyó la sexóloga Smith.