¿Perdonarías una infidelidad?
Una vez se descubre la falta, dar una segunda oportunidad es posible, pero no es un asunto sencillo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Cuando los rumores, las sospechas veladas y los presentimientos se convierten en certeza, el dolor de una infidelidad puede hacer que nuestro mundo se venga abajo.
Los sentimientos de humillación, ira y desamparo pueden bloquearnos momentáneamente, y podemos incluso, pensar que nunca vamos a poder salir de esa fosa. Sin embargo, el tiempo nos da perspectiva y llega el momento de preguntarse: ¿podré perdonar la infidelidad?
Para muchos, la respuesta inmediata es un tajante “no”, pero, de acuerdo con el psicólogo Carlos Sosa, sí es posible perdonar, pero hay que considerar varios factores.
“Para empezar, hay que tener mucho cuidado con cómo la gente interpreta las cosas”, indica el psicólogo. “La época moderna nos exige que no nos aislemos del contacto con otras personas, y el hecho de que te vean con otro, incluso despidiéndote con un beso (en la mejilla), no necesariamente implica que estás siendo infiel”, resalta.
Sin embargo, llega un momento en el que no se puede tapar el sol con una mano, y se llega a comprobar la infidelidad. ¿Qué hacer, entonces?
Todo dependerá de los valores de la parte agraviada, según Sosa.
“El perdón depende de muchos factores, del tipo de persona que se sea y las circunstancias que llevaron al otro a cometer la falta”, indica el psicólogo. “Si es un patrón, en el que el otro es infiel constantemente, entonces no hay nada que perdonar y que cada cual siga por su lado”, resalta.
Históricamente, la mujer perdona más frecuentemente la infidelidad, ya sea por dependencia económica -si el hombre amenaza con dejarla sin nada, sobre todo si hay hijos de por medio- o, incluso, por patrones de violencia doméstica. “Muchas mujeres están atadas, amarradas y sometidas por las circunstancias, son más vulnerables a que tengan que aceptar este tipo de conducta”, dice Sosa. Sin embargo, “ya son más los hombres que, gracias a los triunfos del feminismo, ven su relación con la pareja como de igual a igual”.
Pero la sombra del machismo aún influye en nuestra sociedad. Hay quienes consideran “inconcebible que un hombre perdone a una mujer, porque es ‘menos hombre’, y te van a llamar cornudo”, indica Sosa.
El psicólogo también enfatiza que nadie está obligado a perdonar. Si se hace, debe ser de forma incondicional, y es una decisión que no se puede tomar bajo presión.
“Si perdonas pero no olvidas, va a haber esa sombra y ese recuerdo desagradable que va a empañar esa felicidad que puedas tener de ahora en adelante”, señala Sosa. Además, el perdón debe ofrecerse “completamente, asumiendo todas sus consecuencias”.
Para seguir adelante
1. Afronta la realidad. “No pretendas que no sabes nada, porque no abona nada positivo y te hará sentir mal contigo mismo (a) y con el mundo”, dice Sosa.
2. Haz una reflexión intensa y profunda, y examina tus sentimientos hacia tu pareja. Si todavía sientes amor por él (ella), tienen que trabajar juntos en restaurar lo perdido.
3. Ten una conversación honesta y sincera. Habla de tus sentimientos, y pídele a tu pareja que haga lo mismo. Discutan qué pasó y por qué.
4. Toma una decisión. Hazte la pregunta, “¿vale la pena que luche por esto?”. Si la respuesta es afirmativa, busquen ayuda profesional, como un especialista en parejas, para solventar la situación.
¿Qué pasa con el o la amante?
Para a quien le pegaron cuernos, la tentación de saber quién es “la tercera rueda” es muy poderosa, pero Sosa aclara que este deseo en nada aporta. Lo que sí es importante es que esa persona no vuelva a aparecer en el panorama.
“Se han dado casos en que la otra parte sigue molestando, como el caso de Fatal Attraction, y muchas veces se sale de las manos de la pareja... En ese caso, hay que usar todos los recursos, incluso legales, para parar la situación”, acota Sosa.