Mitos y realidades sobre las relaciones sexuales entre los 30 y los 40 años
¿Bajan los deseos sexuales de las mujeres y los hombres? Expertos explican.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
PUBLICIDAD
La vida sexual no siempre es igual. Con épocas de mayor o menor actividad, las ganas de experimentar cosas nuevas o hasta abrirse a experiencias diferentes también cambia.
Es que aquella efervescencia de los primeros encuentros va dejando lugar al autoconocimiento de qué nos da más placer, al sentirnos más cómodos con nuestro propio cuerpo y hasta las ganas de experimentar. Pero con la edad también surgen nuevas preguntas y hasta desafíos a enfrentar, solos y en pareja.
Sandra Magirena, Denise Regadio y Patricio Gómez Di Leva, expertos en sexología y psicología contestaron las preguntas sobre sexo más frecuentes en las personas que están entre los 30 y 40 años.
Mayor número de encuentros sexuales
“Entre los 30 y 40 es una edad en la que quienes decidieron tener hijos se dedican a la crianza y aquellas que se dedicaron a la creatividad y la profesión ponen toda la libido en esa etapa de la vida. Así que parecería ser muy activa, pero maternidad, paternidad y desempeño laboral la tiran un poco abajo en material sexual”, respondió Sandra Magirena.
¿Hay más encuentros sexuales en estas edades?
“Ya no estamos tan preocupados por la performance, ni tanto por el cuerpo, como sucede más en la adolescencia o en la juventud. Cuando llegan los 30 o 40 una ya siente que tiene un conocimiento y una experiencia sobre su sexualidad y eso hace que, por lo general, con menos prejuicio uno vaya a disfrutar de esa experiencia y esos saberes adquiridos”, dijo Denise Regadio.
“En sexualidad no contamos con estadísticas muy confiables para determinar, por ejemplo, en qué franja de edad se tiene mayor o menor frecuencia. Pero a partir de mi trabajo como sexólogo clínico y terapeuta de parejas lo que puedo observar es que en la etapa en que las parejas menor frecuencia de encuentros sexuales tienen es cuando nacen los hijos, sobre todo, el primero, que es una situación muy estresante, por más de que sea placentera para las parejas. Incluso es el índice en el que mayor índice de divorcios hay. A eso se le suma que a los años frecuentemente tienen otro hijo. Cuando esto se da en la franja de los 30 y los 40, que es lo más frecuente, se refleja en una baja de la frecuencia sexual. Por otro lado, entre los 30 y los 40 es una edad en la que hay mucha energía puesta en lo laboral y profesional, lo cual también quita espacio y energía para la sexualidad de la pareja”, fue la respuesta de Patricio Gómez Di Leva.
Más apertura para el uso de juguetes sexuales
“El uso de juguetes sexuales tuvo difusión y aceptación en todas las edades. Lo más llamativo hoy es ver mujeres de más de 50 años que se animan y se adentran en ese mundo. Si uno mira el catálogo ve que la mayoría de los juguetes están hechos para mujeres: si está el catálogo, hay consumidoras”, dijo Sandra Magirena.
“El uso de juguetes sexuales aumenta en esta edad porque uno se abre más a experimentar otras cosas. No nos olvidemos de que hoy está muy en boga hablar del deseo, si sube, si baja, un tema en el que sobre todo las mujeres no le poníamos tanta atención. Hoy la consulta acerca del deseo es muy habitual en sexualidad y si hay algo que nos ayuda a aumentar el deseo a romper con la rutina es jugar. Los sex toys son parte de jugar. Creo que la gente se anima un poco más a deconstruir la sexualidad coito-centrista que nos han transmitido con la reproducción y se va animando a incorporar cada vez más chiches que, teniendo una tienda on line, puedo decir que cada vez son más variados los juguetes”, aseveró Denise Regadio.
“En general hay mucha más apertura al uso de juguetes sexuales en todas las edades, porque antes había muchos más mitos y prejuicios en relación a los juguetes, por ejemplo, era muy frecuente pensar que si estás en pareja y usás un juguete sexual implica que no estás satisfecho o que tu pareja no alcanza. Hoy los sexólogos sabemos que no es así y cada vez más gente ha podido derribar ese mito”, explicó Patricio Gómez Di Leva.
También informó que “más allá de eso, sí es cierto que a partir de los 30 empieza a aparecer la posibilidad de explorar nuevas posibilidades, cosa que a los veintipico no sucede porque a esa edad tanto varones como mujeres todavía están descubriendo su cuerpo, algo que nunca deja de pasar, pero a medida que pasa el tiempo empieza a haber más curiosidad o interés por otras alternativas”.
Más tolerancia al poliamor
“Poliamor y pareja abierta es algo que surge como un paradigma nuevo en estas épocas en las que las sexualidades se abrieron y se acepta más la diversidad sexual. En lo que veo en las consultantes es que cuando se establecen estos parámetros y consensos de parejas abiertas siempre hay algún punto en que esto no funciona y una de las personas empieza a manifestar el celo, la incomodidad. Creo que lo que sigue estando en primer lugar es la infidelidad, donde hay espacios para cada uno y la otra persona está cuidada, y ni se entera. Desde mi experiencia, la pareja abierta en todas las etapas genera bastante conflicto”, fueron las palabras de Sandra Magirena.
“Con respecto al poliamor y las nuevas formas de vincularse, las personas de entre 30 y 40 estamos en esta época de transición. Por un lado, fuimos educados en relaciones monogámicas, es lo que nos transmitieron nuestros padres, nuestros abuelos, la cultura, los libros, las novelas; y tenemos también esta nueva tendencia que aparece como bastante lógico y es pensar el placer, el goce, por un lado, y el amor por el otro. Hacemos un gran esfuerzo para movernos, pero nos cuesta bastante en esta edad”, señaló Denise Regadio.
“Abrir la pareja o cualquier tipo de cambio en el acuerdo solo puede ser exitoso cuando ambas personas están totalmente seguras y convencidas de querer hacerlo”, aclaró Patricio Gómez Di Leva.
Menos deseo sexual de parte de las mujeres
“Las mujeres tenemos exactamente el mismo deseo sexual que tienen los hombres porque somos iguales. Hay una diferencia sutil en la percepción del deseo. El hombre lo tiene con anticipación y la mujer es más selectiva: si se encuentra envuelta en una situación en la cual los estímulos son los adecuados, ella se percibe receptiva y ya comienza su faz de excitación, entonces ahí vienen las ‘ganas de’. Y si además ha pasado una experiencia en la cual la pasó muy bien probablemente el deseo aparezca más rápidamente. Pero no es que tenga menos, es diferente y hay que aprender a conocer las diferencias sutiles para el momento del encuentro, sobre todo si se trata de parejas heterosexuales. Algo que no pasa en mujeres que tienen sexo con mujeres”, aseveró Sandra Magirena.
“El deseo sexual de la mujer y el varón tiene que ver con cómo nos van educando en una sociedad que es machista, donde siempre se festejó que el hombre fuera sexual, que tuviera mucho sexo, y se trató de que la mujer tenga la menor cantidad de sexo posible. Entonces, es toda la educación la que va moldeando nuestro deseo. No tienen que ver con algo físico, sino que es la cultura la que nos moldea”, fueron las palabras de Denise Regadio.
“Estoy convencido de que las mujeres tienen menos deseo sexual, pero tiene que ver con un tema cultural. Y para entender por qué sucede esto hay que entender cómo funciona el deseo. El deseo siempre requiere de un estímulo. Y la realidad es que en nuestra sociedad el hombre está mucho más estimulado sexualmente que la mujer. E históricamente al hombre se le facilitó la vida sexual mucho más que a la mujer; eso hace que el hombre tenga más estímulo y más deseo”, sostuvo Patricio Gómez Di Leva.
Interferencia del estrés laboral en el sexo
“El estrés es principal detractor del deseo sexual, de hecho, cuando uno la pasa mal en una relación sexual se produce un distrés sexual, que automáticamente va en contra del deseo y de las ganas de repetir el encuentro. El estrés laboral mata las relaciones en la etapa más productiva, entre los 30 y 40: mucho trabajo, mucho zoom, mucha actividad y poca cama”, explicó Sandra Magirena.
“Respecto al estrés, hay una gran controversia porque cuando uno es joven y no tiene preocupaciones y tiene mucho tiempo para tener sexo no tiene el conocimiento. Y cuando uno es adulto, ya tiene las herramientas, pareciera que no tiene tiempo. Pero hay algo importante para saber y es que la sexualidad abarca todas las esferas de la vida de una persona. Entonces, cualquier círculo de la persona puede afectar y modificar la sexualidad. Para que sea placentero uno debe estar relajado, porque nuestro órgano sexual por excelencia es nuestro cerebro. Si tenemos la cabeza pensando en un problema laboral, o familiar, etc. eso sí va a perjudicar nuestra sexualidad. Pero hay que saber que la sexualidad atraviesa momentos, sube, baja, si uno está atento a eso puede hacer algo para contrarrestar ese estrés más allá del momento de la vida en que nos encontremos”, fue la respuesta de Denise Regadio.
“El principal enemigo de la sexualidad, a cualquier edad, es el estrés. Y cuando el trabajo se transforma en una fuente de estrés sin duda repercute en la cantidad y la calidad de la vida sexual de las personas”, expresó Patricio Gómez Di Leva.
Dificultades para lograr la erección
“Algo que veo cada vez con más frecuencia es la falta de erección o la pérdida de erección de parte de un varón, porque están estresados. La ansiedad y esta sensación de llegar al objetivo y de ser perfectos se traslada a la respuesta sexual y entonces es muy frecuente ver disfunciones eréctiles en hombres jóvenes. En esta edad no es una patología, es un tema de ansiedad que se corrige con terapia”, indicó Sandra Magirena.
“Con respecto a la erección lo primero que hay que saber es que es involuntaria. Y por supuesto que la edad va afectando, por cuestiones fisiológicas. Pero no es el caso de los de entre 30 y 40. Allí seguramente se juegan otras cuestiones, como el estrés. Pero la sexualidad no es solo penetración, entonces hay que hacer hincapié en que uno puede dar y generar placer independientemente del pene. Quitar un poco el peso ahí. Más mano, más lengua y no tanta relevancia al pene”, consideró Denise Regadio.
“No me gusta hablar de normalidad sin antes definir qué es la normalidad, qué es lo normal. Y es un concepto básicamente estadístico: es normal lo que le pasa a la mayoría, lo cual no quiere decir que esté bien o mal. En este sentido, si tengo que definir si un problema de erección es normal o no, no es lo más normal porque no todos los varones tienen por qué tener problemas de erección. Pero también es importante definir: qué es un problema de erección. Porque muchas veces se interpreta una pérdida de erección, o que en un encuentro no haya habido erección con un problema o una disfunción sexual. Y es totalmente natural que el hombre en algún momento no tenga erección o la pierda. El tema es que, si bien eso no es un problema, sí puede desencadenarlo si al hombre le genera un estrés que lo termina bloqueando en sus próximos encuentros. Ahí se produce como una bola de nieve que sí puede terminar en una disfunción sexual”, señaló Patricio Gómez Di Leva.
Introducción al ‘sexting’ o sexteo
“El sexteo no puede ser nunca un tema de vergüenza, porque es el lugar ideal para erotizarte a través del texto o imágenes con una persona sin tener que exponerte físicamente. Así que es una excelentísima manera de erotizarse. Una de las maneras es el cambio de roles y, si se arman juegos, resulta altamente excitante”, consideró Sandra Magirena.
“La sexualidad es parte de la salud y uno tiene que ir a la historia de cada persona. Si a uno de chico le cuentan que es un encuentro placentero, beneficioso para la salud personal o como parte de una pareja sana, de adulto va a mantener esta capacidad de trabajar esto en la sexualidad y va a ir buscando nuevas formas. Ahora si nos transmitieron como algo malo, represivo, pecaminoso en la edad adulta no vamos a poder con la búsqueda del pacer. Y no hay que tratar de encajar en ninguna norma de: a los 30 esto, a los 40 aquello, sino que la importancia está en el caso por caso, con un recorrido por la propia sexualidad y ver de qué forma requiero trabajar”, aseguró Denise Regadio.
“La sexualidad es algo que se aprende. En este sentido, a sextear también se aprende, y como todo, se aprende de menos a más. Y requiere de teoría y práctica. Googlear, buscar información, buscar ideas y después ver lo que a vos te resulta más fácil: si mandar un texto, un audio, un video y de menos a más ir subiéndola intensidad”, fueron las palabras de Patricio Gómez Di Leva.
Interferencia de la pornografía en la vida sexual
“Si tu pareja ve pornografía tradicional, mainstream, sí perjudica la vida sexual porque eso es totalmente irreal y alejado de la realidad: está todo centrado en un sexo heteronormativo, coito-centrista y centrado en la satisfacción del hombre y, además, con imágenes que son casi violentas. Eso está totalmente contraindicado. Hay otras películas eróticas o canales de pornografía feministas que son mucho más erotizantes”, aseguró Sandra Magirena.
“La pornografía siempre afecta a la sexualidad. Creo que tiene mucho que ver el tipo de pornografía que uno consume. No está mal ver porno, pero sí si lo hacemos sin educación, que es lo que nos ocurre en general a personas de entre 30 y 40 años que no tuvimos Educación Sexual Integral (ESI). Entonces el porno era un gran educador y lo que reproduce el porno tradicional es una situación bastante violenta. A mí como sexóloga me gusta transmitir otro mensaje. No está mal ver porno, el tema es elegir un porno con otro tipo de cuerpos, no hegemónicos, si no pasa a ser perjudicial”, indicó Denise Regadio.
“La pornografía no es ni buena ni mala en sí misma, pero muchas veces funciona como un arma de doble filo. Lo fundamental para que la pornografía no nos juegue en contra es entender que la pornografía es ficción, eso no es la realidad: está editado, hay diferentes planos, trucos, maquillaje. Es una película. Si esperamos que la realidad se parezca a lo que vemos en la película lo más probable es que nos frustremos”, respondió Patricio Gómez Di Leva.