La importancia del consentimiento y tu felicidad sexual
“La violencia no siempre comienza con un golpe, a veces comienza con un ‘no’ ignorado, con límites cruzados, con silencios incómodos”.

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Es muy probable que cuando escuches o pienses en la palabra consentimiento lo asocies con un “NO” rotundo, con peligro, con límites y con lo que no se debe hacer. Y esto está bien, porque nos han educado sobre la sexualidad desde el miedo.
Pero pocas veces hablamos del consentimiento como parte natural del placer, del deseo, de lo que sí queremos vivir, sentir y explorar. Consentir también es disfrutar. Es decir “SÍ” con el cuerpo, con la mente y con el alma. Es estar presente con confianza, libertad y disfrutándote sin miedo.
Abril es el mes de la prevención y concientización sobre la agresión sexual. Y aunque mi enfoque como sexóloga ha sido educar desde el disfrute, el placer y una sexualidad positiva, hoy hago una pausa necesaria para hablar de un tema que también lo merece y que nunca debe pasar por alto: el consentimiento.
En mi trabajo como sexóloga, me he encontrado con muchísimas personas que nunca aprendieron a hablar sobre sus límites, ni sobre sus deseos. Pero seamos realistas… ¿a cuántas realmente nos enseñaron? Mujeres que han dicho “sí” por presión, por culpa o por miedo; personas que han estado en situaciones donde el silencio fue malinterpretado como consentimiento. Y no, esto no siempre ocurre en contextos extremos o violentos. A veces pasa dentro de relaciones de pareja, en matrimonios o en encuentros donde simplemente no hubo comunicación clara. Y lo más lamentable es que esto sucede más de lo que uno piensa.
Por eso, hablar de consentimiento no es solo hablar de prevención de agresiones sexuales. Es también hablar de autoestima, de respeto y, sí, de placer. Consentir no es firmar un contrato. Es que ambas personas estén en la misma página, que se sientan cómodas, seguras, con la libertad de cambiar de opinión en cualquier momento, sin miedo a ser juzgadas, presionadas o castigadas.
El consentimiento debe ser entusiasta, informado, continuo y mutuo. Y también puede ser sexy.
Hablemos claro: no hay nada más poderoso y sexy que alguien que no solo conoce sus límites, sino que también se atreve a expresarlos, que sabe lo que le gusta, lo que le prende, lo que no le funciona y que se da el permiso de decir “hoy no quiero” o “hoy sí, pero así”. Esto también es parte de una sexualidad sana de apoderarse de su placer y sobre todo es autocuidado.
Como educadora sexual no puedo dejar pasar este mes sin invitarte a reflexionar sobre el consentimiento desde un lugar de amor propio y poder. Pregúntate: ¿Cuántas veces he dicho que sí sin realmente quererlo? ¿Cuántas veces he sentido que no podía decir que no? ¿Y cuántas veces he tenido conversaciones reales con mis parejas sobre lo que quiero y no quiero en la intimidad? ¿Por qué me reprimo? ¿Qué me detiene?
Prevenir la agresión sexual comienza con la educación, con el diálogo abierto y con normalizar que el consentimiento no es solo una conversación incómoda, sino que también es una herramienta de placer. Porque cuando estamos en espacios donde nuestro “sí” es libre, nuestro cuerpo se relaja, se abre y conecta. Y ahí, justo ahí, es donde ocurre la magia. El consentimiento es el terreno fértil donde florece el verdadero disfrute.
Este mes, más allá de recordarte que tu cuerpo es tuyo quiero invitarte a adueñarte de él desde la libertad, desde el deseo, desde el poder de decir: “Quiero esto”, “Esto no”, “Esto me gusta más así”, “Ya no quiero seguir”.
Consentir es cuidarte, consentir es protegerte, consentir es darte permiso para disfrutar sin miedo. Consentir es tomar el control de tu cuerpo y de tu placer.
Si tú o alguien que conoces ha pasado por una experiencia donde su consentimiento no fue respetado recuerda que hay ayuda, hay recursos, hay sanación, no estás sola. Abril nos invita a visibilizar lo que muchas veces se calla. Y desde mi espacio hoy alzo la voz para recordarte que el consentimiento no es solo una herramienta de prevención, también es una puerta abierta hacia una sexualidad plena, sana y feliz.
Porque consentir también es disfrutar. Y tú mereces disfrutar sin miedo.
La violencia no siempre comienza con un golpe, a veces comienza con un “no” ignorado, con límites cruzados, con silencios incómodos. Si algo no se siente bien, confía en tu intuición. Y si necesitas ayuda busca apoyo. En Puerto Rico puedes llamar al (787) 489-0022. Tu vida, tu cuerpo y tu placer merecen ser respetados.
(Este artículo es solo para fines informativos y no debe tomarse como asesoramiento médico ni reemplazo terapéutico. Si deseas aprender más sobre cómo conectar con tu placer de forma consciente, tienes preguntas o inquietudes específicas sobre tu bienestar sexual, te recomiendo consultar con un profesional de la salud. Para una atención personalizada te invito a agendar una consulta sexológica conmigo. No olvides seguirme en las redes para más contenido @LaylaMParty)