La historia del anillo de compromiso, un símbolo de amor vigente
Aunque su origen data de cientos de años atrás, el romántico significado continúa hoy en día.
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Actualmente, en occidente suele celebrarse “con bombo y platillo” el momento en el que una mujer recibe de su pareja un “anillo de compromiso”, el cual más allá de ser un joya representa un futuro enlace matrimonial y del amor del cual goza una pareja.
¿Qué simboliza el anillo de compromiso?
Además de ser un indicador de que quien lo porta celebrará a mediano plazo su boda con su ser amado, el anillo de compromiso resulta un ícono de eternidad y el ciclo de la vida, por eso su forma circular, la cual, según las lecturas occidentales, no tiene principio ni fin.
La cultura popular también indica que el aro de compromiso simboliza la fidelidad, al evidenciar casi instantáneamente que su dueña no está disponible para el cortejo por parte de otra persona.
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¿Por qué el anillo de compromiso se lleva en el dedo anular?
El anillo de compromiso tradicionalmente suele llevarse en el dedo anular izquierdo debido a que, según la tradición del antiguo Egipto, en este dedo se encuentra la llamada “vena del amor”, vena amoris en latín, la cual supuestamente conecta directamente al corazón, aunque anatómicamente no existe prueba de la existencia de tal unión.
Sin embargo, las propiedades místicas del dedo anular, asociadas con algunas leyendas, han hecho que el mercadeo aproveche la oportunidad para de esta manera potenciar y perpetuar el alcance de la industria de la joyería, la cual se vale de la explotación mitos y leyendas para aumentar las ventas de argollas y otro tipo de joyas.
Cabe mencionar que pese a que por tradición el anillo de compromiso se lleva en el dedo anular izquierdo, en países como India, Polonia, Rusia, Alemania y Colombia suele acostumbrarse lucir la sortija de matrimonio en la mano derecha.
Otra razón para usarlo en el dedo anular derecho, en lugar del izquierdo, es la viudez.
¿Adiós a los roles de género?
Como ahora sabemos, el origen del anillo de compromiso data del antiguo Egipto, cultura en la que comenzó a utilizarse un sencillo aro de hierro para simbolizar la eternidad del ciclo de vida que comenzaba con la unión de una nueva pareja, y que a su vez representaba una promesa de respeto y compromiso hacia esa unión ante la sociedad.
Más tarde, esta tradición fue asimilada por los griegos, después de que Alejandro Magno conquistara Egipto en el 332 a.C., para demostrar que un hombre confiaba a su esposa su valiosa propiedad.
Posteriormente, otras culturas adoptaron esa costumbre, convirtiendo al anillo en parte de la ceremonia matrimonial.
Hoy en día, según el Estudio de joyería Luz de alba, es más frecuente que en países americanos sean las mujeres quienes obsequien la joya a sus prometidos, evidenciando la paulatina abolición de roles de género.