Se cansó de compartirse y de ver a su pareja sosteniendo relaciones íntimas con otras personas. Alejandra Rivera Medina (nombre falso), de 25 años, renunció a la vida swinger que mantuvo por años solo por complacer al hombre que amaba.

Aunque no era la vida que quería para ella, se sometió a un patrón de sexo con múltiples parejas que además de arrastrar su dignidad, la enfrentó a la infidelidad de su compañero, la llevó a ser infiel, a embarazarse desconociendo al verdadero padre de la criatura, a abortar a su bebé y a exponer la inocencia de los dos hijos que ya tenía.

Irónicamente, fue su esposo el que recurrió a ayuda sicológica para recuperar su confianza, cuando ella empezaba a dar signos de interés romántico en uno de los sujetos que habían integrado a su actividad swinger. Este fue el único hombre que ella había podido escoger para sus intercambios porque hasta los hombres se los imponía él.

Cuando ambos acudieron a consulta, tanto juntos como por separado, ya era tarde para los dos. Ella estaba decidida a dejarlo con la expectativa de poder sanar sus heridas y tener una relación monógama.

De acuerdo con la sicóloga Marián B. Álvarez y la sexóloga Ivelisse Cintrón la actividad swinger en Puerto Rico es más frecuente de lo que se piensa y va en aumento.

“Los clubes swingers sí existen en Puerto Rico, alrededor de la Isla. En el área de San Juan, hasta hace un año  habían dos clubes swingers. La mayoría de los participantes son de profesionales de alto rango. Esto, obviamente, no lo dicen a viva voz porque ellos, aunque son swingers, cuidan su estilo de vida y cuidan a sus parejas”, indicó Cintrón al añadir que se ve con más frecuencia en las personas de 35 años en adelante.   

A pesar de que ambas coincidieron en que salir de ese estilo de vida es una decisión que puede tomar tiempo y viene con ciertos retos, renunciar a él es posible.

“Esto es como el proceso de adicción. Fisiológicamente los cuerpos responden cuando tienen cierta exposición a distintas actividades. El compartir sexualmente en calidad de pareja swinger puede implicar en la activación de cierta respuesta fisiológica que lleva al placer. Una vez ciertas personas que practican esta actividad identifican el placer que les genera, la adrenalina que se descarga, la cantidad de neuroquímicos que se liberan en el organismo, se les va a hacer difícil  dejar esa práctica”, indicó Álvarez, quien ha atendido en su consultorio un sinnúmero de personas que practican el intercambio de parejas, incluyendo el caso citado.

Cuando se arrastra un pasado swinger, uno de los principales retos, según señaló la experta en conducta humana, es tratar de mantener una relación monógama, más aun si se continúa con la misma pareja con quien se compartía dicha actividad.

Es por esto que además de voluntad para abandonar esa práctica, se recomienda la búsqueda de ayuda profesional.

Mientras, la sicóloga mencionó que bajo consulta ha identificado otros motivos como la intención de mejorar la vida en pareja y la intimidad, las ganas de escapar de la monotonía, de romper con los parámetros sociales, y la  excitación que les produce  el voyerismo o el sexo en compañía de otras parejas. Otras personas, como es la protagonista del caso antes mencionado,  caen en el swinging cuando se intenta complacer a la pareja en sus deseos y fantasías.

Cintrón añadió que aunque muchas personas quieren dejar esa práctica, la situación se complica cuando su pareja se acostumbra y quiere seguir en ella.

“Ahí es que vienen las separaciones y los divorcios en las relaciones”, recalcó.

Riesgoso placer 

Álvarez señaló que algunas de las consecuencias negativas de sumirse en el intercambio de pareja pueden ser el que una de las partes se enamore de alguna de sus parejas sexuales esporádicas. A nivel de salud, se está más expuesto al contagio con enfermedades de transmisión sexual y a embarazos no deseados, si no se incurre en la debida protección.

Por otro lado, la doctora recalcó que cuando hay hijos pequeños, la precaución  a la hora del intercambio debe ser mayor para cuidarlos de que, por accidente, no descubran las prácticas de sus padres.