En los casos en los que una persona fallece por una práctica sexual mal llevada, como el caso de quien realiza la autoasfixia erótica, es más común que quien lo descubre opte por decir que fue un suicido, a decir la verdad sobre el hallazgo.

Se presume que una situación similar ocurrió en el caso del secuestrador y torturador de Cleveland, Ariel Castro. Según un informe del Departamento de Rehabilitación y Corrección de Ohio que se dio a conocer hoy, dos guardias de la prisión falsificaron los registros dirigidos a documentar el monitoreo de Castro en las horas antes de morir.

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“Eso es lo que pasa mucho con muchas víctimas de autoasfixia erótica, que lo hacen pasar como un suicidio porque la gente no sabe cómo trabajar con el tema y es más fácil explicar que es un suicido, a decir que descubrieron a la persona haciendo un acto sexual que es malo”, explica la médica y sexóloga clínica, Carmen Valcárcel Mercado.

La doctora señala que “eso tiende a pasar, por ejemplo, con jóvenes porque imagínate que tú eres una madre que llegas al cuarto de tu hijo y te encuentras al muchacho colgando, con los pantalones abajo, con pornografía alrededor o algún tipo de material que te da a entender que hubo un acto sexual, una masturbación”. En este sentido, menciona que “típicamente, lo que hacen  muchos familiares es que ocultan evidencia de que hubo algo sexual y alteran la escena para que parezca que fue un suicidio”.

De hecho, según el informe, Castro fue hallado con los pantalones y la ropa interior en los tobillos. Además, no dejó una nota de suicidio ni dio a entender sobre intenciones de quitarse la vida.

Por otro lado, la experta en sexualidad humana explica que la asfixia erótica es “cuando la persona ocasiona que se corte el aire para tener mayor placer sexual”. En el caso de una pareja, se supone que “la otra persona te agarra por el cuello, por ejemplo, para así tener asfixia erótica”. Ahora bien, “cuando no hay nadie alrededor, se denomina autoasfixia porque tú mismo eres quien te estás asfixiando”.

Por lo general, típicamente se tiende a realizar “en el momento donde estás llegando al orgasmo para ahí cortar el suplido de oxígeno. Esa sensación de desmayo, junto con la sensación de orgasmo, podría provocar una sensación extremadamente placentera”.

Pero el “problema mayor es que el que lo hace solo, como en el momento en que sucede se corta el suplido de oxigeno, muchas veces la persona pierde la conciencia y se aturde”. Por lo tanto, “si estás colgando y quedas inconsciente, no te puedes zafar. Por eso, muchos, como prevención por si pierden la conciencia, ponen la soga más suelta, para que el lazo se pueda soltar, o colocan una silla como soporte. Pero si no tomaste esas medidas, y no te encuentran a tiempo, te mueres”.

En el caso de Ariel Castro, la sexóloga observa que “podría ser que tuviera una compulsión hacia conductas aberrantes en la sexualidad y por eso era que tenía a las tres muchachas”. Además, “habría que ver hasta qué punto esta persona no tenía control, ni las herramientas, ni la capacidad de detener esa conducta”. La doctora analiza que “estaba en la cárcel y hasta ahí él se cuelga para hacer ese acto. Te pone pensar, cuánto control realmente puede tener este tipo de conducta dentro de la psiquis de esta persona, al punto de que ni siquiera puede darse cuenta de que lo que estás haciendo te puede matar”.

A su vez, la doctora advierte que la autoasfixia erótica “no es una práctica recomendable. Hay muchas cosas que se pueden hacer buscando placer y, por los riesgos que conlleva, esta no es una de ellas”.

De otra parte, la experta en sexualidad humana observa que este tipo de práctica “se ha vuelto famosa con (la novela) “Fifty Shades of Grey” y por casos como el del actor David Carradine (quien en 2009 fue hallado muerto practicando autoasfixia erótica)”. ¿La razón? “Cuando ocurren estos casos, se recurre a hablar del tema y siempre hay personas que comienzan a practicarla”.