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Al hablar de dolor de pecho, casi siempre pensamos en un infarto. Sin embargo, existen otros factores que pueden provocar este síntoma y que hay que conocer: desde microespasmos del corazón hasta acidez.
Microespasmos del corazón
Los síntomas son similares a los del infarto: dolor opresivo en el pecho, que puede irradiar al brazo o la mandíbula, fatiga y falta de aire. Sin embargo, se debe a enfermedad microvascular de las pequeñas arterias, una condición por la cual estas no se dilatan o contraen de manera correcta y producen microespasmos en el corazón.
“Quienes presentan trastornos en la microcirculación se internan con frecuencia porque sienten dolor de pecho persistentemente, pero les hacen una batería de estudios convencionales y pareciera que no tuvieran nada. En ocasiones, se cree que son ataques de pánico”, explicó el Dr. Ricardo Iglesias, cardiólogo y expresidente de la Sociedad Argentina de Cardiología.
Es más frecuente en mujeres tras la menopausia y en personas con diabetes, hipertensión arterial o antecedentes de miocardiopatía. Como los estudios habituales no suelen detectar el problema, el experto recomienda métodos más sofisticados, como resonancia magnética o PET. Conviene despejar la duda, porque esta condición puede resultar en un infarto o insuficiencia cardíaca.
Acidez
El esófago y el corazón están ubicados muy cerca, así que podríamos confundir un problema de acidez con un infarto. ¿Es posible distinguirlos? La Dra. Mary Ann Bauman explica en el sitio de la Asociación Americana del Corazón que les sugiere a sus pacientes que eructen: si el dolor desaparece, probablemente era un problema relacionado con el esófago. Pero si experimentan sudor o dificultad para respirar, podría estar afectado el corazón.
Costocondritis
Este trastorno de nombre raro es más común de lo que parece. Del 13% al 36% de los adultos que acuden al médico por dolor de pecho agudo sufrirían de costocondritis, según una investigación publicada en la revista científica American Family Physician en 2009.
¿De qué se trata? Todas las costillas, excepto las últimas dos, están conectadas al esternón por un cartílago. Este último puede inflamarse y causar un dolor que puede confundirse con un infarto. Es punzante y aumenta al respirar hondo o toser.
Otras causas posibles
El Dr. Iglesias enumeró más motivos de dolor en el tórax: inflamación de la membrana que recubre el corazón (pericarditis), inflación de la membrana que recubre el pulmón (pleuritis), y desórdenes psicológicos, como angustia o ataque de pánico.
“Al analizar el tipo de dolor, debemos conocer la probabilidad del paciente de padecer enfermedad coronaria”, señaló el especialista.
Aseguró que la mayoría de las enfermedades cardiovasculares se diagnostican con recursos simples y económicos. Lo fundamental es la consulta rápida y nunca quedarse con la duda.
“Si hay dolor de pecho, hay que al menos sospechar y no minimizarlo”, enfatizó.