Profesionales de la salud y la conducta humana unieron esfuerzos para concienciar a la población ante el aumento de la población con diversidad funcional, en un evento realizado en la Pontificia Universidad Católica de Ponce, como parte del Disability Awareness Day. 

De acuerdo con un estudio publicado por el Instituto de Empleo y Discapacidad de la Universidad de Cornell, Puerto Rico registró un incremento de 19.6 a 21.4% del 2012 al 2018. 

La investigación reveló que más de la mitad de la fuerza trabajadora con algún tipo de limitación física o intelectual, enfrenta un nivel de pobreza mayor a la población típica.

Para el catedrático auxiliar de Ciencias de la Conducta y Asuntos de la Comunidad de la Pontificia Universidad Católica de Ponce, Héctor Velázquez González, “estos números levantan bandera roja ante los retos sociales y económicos que enfrenta la Isla”.

“En la medida que continúen disparándose estos números, los servicios disponibles en Puerto Rico serán insuficientes para atender las necesidades de esta población. Más aun, la falta de empleo para las personas con diversidad funcional que están en productividad laboral será una bomba de tiempo en cuanto a los beneficios sociales como es el seguro social”, alertó el profesor universitario.

Según Velázquez González, una de las teorías para el aumento de casos es la búsqueda de servicios.

“Primeramente, hay mayor educación en la población y por eso, posiblemente las personas están buscando más servicios, y al buscar más servicios, hay una posibilidad de que se registren como personas con diversidad funcional. Por otro lado, también hay una definición de diversidad funcional que es más amplia dentro de la ley y por lo tanto, eso hace que más personas puedan ser consideradas con diversidad funcional”, explicó Velázquez.

“Una persona con discapacidad física puede ser alguien con alguna amputación, y hay discapacidades sicológicas o siquiátricas como la depresión, ansiedad, esquizofrenia. Hay discapacidades cognitivas como pueden ser la discapacidad intelectual o que anteriormente se conocía como retardación mental, autismo o personas con déficit de atención, diabetes o cáncer”, resaltó el catedrático.

Velázquez González destacó que las barreras aptitudinales que se crean en la sociedad surgen por el pensamiento “de que una con discapacidad yo la tengo que ver. Eso hace que gran parte de nuestra sociedad no esté abierta a apoyar adecuadamente a las personas con discapacidad de manera inclusiva”.