Sabemos que las vitaminas son necesarias para que nuestro cuerpo realice muchas de sus funciones y conserve su salud. Por eso, es común que las personas recurran a distintos suplementos para compensar las carencias vitamínicas de la alimentación diaria. Aunque muchos de estos complejos multivitamínicos se mercadean basados en el género -para él o para ella-, los expertos enfatizan que los requisitos de estos micronutrimentos no varían significativamente entre hombres y mujeres.

Según explica la nutricionista Mariela Rodríguez, las vitaminas que el organismo necesita para que todas sus partes funcionen apropiadamente son “prácticamente las mismas” entre ambos sexos. Lo que sí cambia es la cuota de estos compuestos orgánicos.

Como ejemplo, la dietista menciona la vitamina K, que sirve para formar proteínas y ayuda a la coagulación de la sangre. En los hombres se recomienda 120 microgramos mientras que en las mujeres se aconseja 90 microgramos.

Para mujeres embarazadas, aumenta el requerimiento vitamínico, tanto para el desarrollo del bebé como para el bienestar de la madre. Durante el periodo de gestación es importante el consumo de vitamina A, vitamina D, vitamina B12, calcio y ácido fólico.

Cumple tu cuota

Aunque una dieta variada nos aporta las vitaminas que nuestro cuerpo requiere, los expertos recomiendan ingerir algún complejo vitamínico que asegure nuestra cuota diaria. En este punto, la nutricionista consultada advierte que, incluso ingiriendo alimentos fortificados, la alimentación de la persona promedio no suele satisfacer la dosis apropiada de vitaminas y minerales, lo que hace aún más indispensable a estos suplementos.

“Siempre es bueno que la dieta provea las vitaminas necesarias, pero como nadie lleva un conteo de los microgramos o las unidades que consume al día, pues se exhorta a que la persona incluya un suplemento adicional. Así, se va a cerciorar de tener el 100 por ciento de las vitaminas al final del día”, puntualiza Rodríguez.

Mitos de los suplementos vitamínicos

- Hacen que se aumente de peso: Esta creencia, que es bastante común, es falsa. Las vitaminas no tienen calorías, no aumentan el apetito, ni provocan que la persona engorde.

- Alivian el estrés y la depresión: Las vitaminas, ciertamente, no son mágicas. Aunque ayudan a atemperarlos, no eliminan los problemas de tensión ni la depresión.

- Podemos enfermarnos con un exceso de vitaminas: Si se produce un consumo elevado, el organismo desechará las que no necesite. Como resultado, no existe un riesgo a la salud.

Refuerza tu salud

Vitamina A (Retinol): Sirve para el desarrollo de los huesos, el funcionamiento de todos los tejidos, previene enfermedades respiratorias, mejora la visión y previene el cáncer. Además, nos ayuda a tener una piel más suave, un cabello sano y unas uñas fuertes.

Vitamina B1 (Tiamina): Sirve para controlar los estados de ánimo y el humor, ayuda al sistema nervioso, favorece la memoria y la concentración, ayuda al crecimiento, y asiste en la digestión de grasas y azúcares.

Vitamina B2 (Riboflavina): Mantiene sana la piel, las uñas, el cabello y las mucosas, y ayuda a mejorar la visión. Sirve, también, para un adecuado crecimiento

Vitamina C (Ácido ascórbico): Sirve para el crecimiento, repara las células de los tejidos, encías, vasos, huesos y dientes, protege contra enfermedades infecciosas y el cáncer, ayuda en la cicatrización de heridas, previene resfriados y enfermedades respiratorias.

Vitamina E (Tocoferol): Desempeña un papel protector como antioxidante, protege los tejidos orgánicos y favorece la circulación sanguínea. Asimismo, alivia la fatiga y previene los calambres.