Con el objetivo de lograr que las celebraciones navideñas sean más inclusivas y significativas para todos, expertos y expertas del Centro Ponceño de Autismo (CEPA) brindaron recomendaciones para que las familias con niñas o niños con autismo pongan en práctica, mientras hicieron un llamado a la adaptación de las tradiciones navideñas para ofrecer un entorno seguro y acogedor.

“Las fiestas navideñas son un momento de alegría y unión, pero para muchas familias de niñas o niños con autismo pueden representar un reto debido al sobre estímulo sensorial, que puede provocar ansiedad, irritabilidad y aislamiento. Por eso, creemos fundamental que, tanto en el hogar como en las reuniones familiares, se creen entornos festivos que consideren las necesidades específicas de estos niños con la creación de espacios tranquilos y alejados del bullicio donde puedan sentirse cómodos o el incluir audífonos con cancelación de ruido”, mencionó Luis Velázquez, psicólogo licenciado y terapeuta de CEPA.

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Velázquez subrayó la importancia de preparar a los niños con anticipación.

“Dialogar con el niño o la niña sobre qué pueden esperar durante las reuniones familiares como los sonidos de las panderetas, las canciones y otras tradiciones de la temporada, puede ayudarlos a manejar la ansiedad. Una estrategia eficaz es reproducir música navideña en casa y subir gradualmente el volumen para evaluar su tolerancia”, añadió.

En una época donde muchas familias puertorriqueñas con niños o niñas con autismo pueden enfrentar dificultad para encontrar actividades adaptadas, la psicóloga clínica licenciada de CEPA, Stephanie Matos Quintana recomendó por su parte ajustar las celebraciones familiares y realizar sus propias tradiciones en el hogar como montar un nacimiento con materiales que los niños puedan manipular según sus intereses y habilidades.

“Es necesario también la comunicación con los familiares sobre las necesidades del niño o niña y su forma de interactuar con el entorno para evitar malentendidos. Y sobre todo, respetar el ritmo y necesidades particulares de cada niño o niña”, puntualizó.

Finalmente, la también psicóloga clínica licenciada de CEPA, Nicole Padilla Acosta recomendó participar de actividades inclusivas en la comunidad como actividades de arte, música o cuentacuentos y buscar talleres donde el niño pueda participar según su nivel de comodidad.

“Las festividades no solo deben ser celebraciones de tradición, sino también de inclusión. Todas las tradiciones puertorriqueñas se pueden adaptar a las necesidades de cada familia, recordando que lo más importante es crear memorias significativas para todos”, concluyó.

Según datos recientes, 1 de cada 36 niños es diagnosticado con el trastorno del espectro de autismo en Puerto Rico y Estados Unidos.

CEPA es una organización sin fines de lucro creada desde el 2006 con el propósito de atender las necesidades de las personas con Trastornos del Espectro del Autismo (TEA) u otros desórdenes del desarrollo y sus familias.

En los pasados 17 años han alcanzado a cerca de 5,000 familias de manera directa e indirecta con todos sus servicios.