Alrededor del 30% al 40% de la población podría estar contagiada con hepatitis C sin saberlo, a pesar de que se trata de una enfermedad crónica que es actualmente tratable y curable, y que esos tratamientos, que son bastante rápidos y altamente efectivos, están disponibles.

El dato fue compartido por varios especialistas durante el encuentro Puerto Rico libre de Hepatitis C: 2030, que se llevó a cabo en el Centro Comprensivo de Cáncer como parte del Día Mundial contra la Hepatitis, que se celebra el 28 de julio.

La reunión, parte de los esfuerzos para crear consciencia sobre la hepatitis C, fue organizada en una alianza entre la Revista de Medicina y Salud Pública, el Centro Comprensivo de Cáncer de la Universidad de Puerto Rico y la organización VOCES.

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“La preocupación más importante es que no estamos diagnosticando a nuestros pacientes temprano. En el pasado se incluía solamente ciertos grupos de la población, personas de diálisis, personas que recibieron transfusiones de sangre antes de 1992, los famosos ‘baby boomers’ que nacieron del 1945 al 1965. Estaban demasiado encasillados en estos grupos”, explicó el doctor Juan Carlos Lemos, infectólogo con especialidad en trasplantes adscrito al Centro Comprensivo de Cáncer, que fue uno de los especialistas que participó del encuentro.

“Ahora lo que hacemos es que todo adulto de 18 años de edad, irrespectivo a su factor de riesgo, tiene que hacerse la prueba para saber su estado, si es positivo o no, si tiene la infección o no. Y si la tienes alto riesgo pues entonces repetir la prueba cada seis a 12 meses”, agregó. “Pero lo más importante es hacer el diagnóstico para poder entonces canalizar y saber qué vamos a hacer y qué tratamiento efectivo vamos a dar a nuestros pacientes”.

Además del doctor Lemos, también participaron del encuentro el doctor Humberto Guiot, presidente de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de Puerto Rico; el doctor José Rivera, gastroenterólogo y representante de la Asociación Puertorriqueña de Gastroenterología; la doctora Bárbara Rosado, gastroenteróloga y hepatóloga; Kiani Canales, coordinadora del proyecto de prevención de hepatitis del Departamento de Salud; Lilliam Rodríguez, directora ejecutiva de VOCES; Jonathan Meléndez, administrador de NeoMed Center, entre otros especialistas. También participó el senador Rubén Soto, presidente de la Comisión de Salud del Senado.

Los especialistas atribuyen esta situación de que tan pocas personas se sometan a pruebas y, de ser necesario, a tratamientos, a falta de educación y desconocimiento de esos tratamientos que están disponibles hoy día, y que pueden curar de manera efectiva a entre 96% a 99% de los pacientes en apenas dos meses, con efectos secundarios mínimos.

Otro factor que podría estar incidiendo en que pacientes no reciban tratamiento puede ser los costos de pruebas y tratamientos y la burocracia para la tramitación de dichos costos y pagos a través de los planes médicos.

Por otro lado, explicó el doctor, la enfermedad no da síntomas específicos y “muchas veces puede ser silente”, lo que lleva a que muchas personas no reciban diagnóstico, ni el tratamiento subsecuente.

No tratar la infección de hepatitis C puede llevar a consecuencias graves, tales como cirrosis, fallo hepático o cáncer hepático.

Esta enfermedad se transmite mayormente por exposición a fluidos corporales infectados. Aunque se hizo hincapié en que todo adulto debe hacerse la prueba, entre las poblaciones en mayor riesgo se enumeró a personas que compartan jeringuillas, quienes hayan recibido transfusiones de sangre antes de 1992, personas que se hagan tatuajes o ‘body piercings’ en sitios sin higiene o protocolos adecuados, mayores de 65 años, personas que tengan relaciones sexuales con personas contagiadas que podrían no saber que están infectadas, embarazadas infectadas que desconozcan estar infectadas y que podrían contagiar a su bebé en el nacimiento, entre otros. No obstante, los doctores destacaron que siempre ha habido un grupo de pacientes en los que no se identifica un factor de riesgos, por lo que se amplía la recomendación a hacerse la prueba de detección del virus de hepatitis C a todo adulto mayor de 18 años.

La doctora Rosado insistió en que la hepatitis C “es una enfermedad curable. Tenemos una cura, pero desafortunadamente la mitad de los pacientes no saben que tienen la condición y de esos que sí conocen que están infectados no necesariamente se ramifica en poderles brindar acceso o tratamiento al paciente”.

Para una idea de la magnitud del problema, tan solo el año pasado, la organización VOCES, que lleva ya dos años trabajando el tema de la hepatitis C y hepatitis virales desde la perspectiva del paciente, identificó 230 pacientes de hepatitis C. Sin embargo, según explicó su directora Lilliam Rodríguez, actualmente desconocen si están bajo tratamiento, pues los recursos para atender a los pacientes no están debidamente integrados.

Sin embargos, con esfuerzos como este se pretende desarrollar políticas para, no solo atender adecuadamente a los pacientes de hepatitis C, sino también lograr la meta de erradicarla para 2030.

La directora ejecutiva de VOCES recordó que, actualmente, el plan de salud del gobierno, Vital, tiene una cubierta 100% para los pacientes de hepatitis C. De igual forma, otros planes privados también tienen cubiertas para tratar la hepatitis C. Además, VOCES, como parte de estos esfuerzos de erradicación, estará haciendo pruebas de detección de hepatitis C en varios centros comerciales este 28 de julio.

Rodríguez resaltó la necesidad de conectar mejor a todas las partes involucradas en la detección y tratamiento de la hepatitis C, incluyendo a quienes hagan la prueba preventiva, el médico primario, el especialista, quien lleve el tratamiento. “Falta esa conexión entre toda esa gente, y ponerlos juntos a trabajar, a hacer un plan común de eliminación de hepatitis C y hepatitis virales en Puerto Rico, trabajando de manera colaborativa con el Departamento de Salud, los centros de salud primaria, las comunidades, con todos los sectores. Y se puede lograr. Tenemos el compromiso de Salud, el compromiso del secretario (doctor Carlos Mellado), tenemos el tratamiento accesible, lo que necesitamos es ver cómo aumentamos el diagnóstico para asegurarnos que ese paciente reciba ese proceso y el ‘journey’ de ese paciente sea más fácil”.

En tanto, el senador Soto indicó que desde el frente legislativo se han unido a este esfuerzo por erradicar la hepatitis C y ya están en discusión varios proyectos que contribuirán a ese fin, y que espera se aprueben en los próximos meses. Entre esos, mencionó el Proyecto del Senado 520 que, además de declarar el 28 de julio de cada año día de la concienciación sobre la hepatitis, ordena al Departamento de Salud desarrollar actividades para crear consciencia y educar sobre la enfermedad y los tratamientos disponibles, tanto en el público en general como en la comunidad médica. También habló del PS 589, que enmendaría las disposiciones de las pruebas de laboratorio que se exigen como requisito para el certificado de matrimonio, de manera que incluyan pruebas de hepatitis C, hepatitis B y virus de papiloma humano.

“Estos proyectos abren una gama de oportunidades para que la gente se pueda hacer la prueba, los médicos ordenen hacer la prueba. Es sumamente importante la detección, para así evitar la propagación. A eso es que debemos dirigirnos y que finalmente en el 2030 erradiquemos la hepatitis C”.

Según se informó en este encuentro de expertos, los gastroenterólogos han estimado la prevalencia de hepatitis C en Puerto Rico en un 2.3%, o 2.3 personas por cada 100,000 habitantes. Esa cifra es más del doble de la prevalencia en los Estados Unidos, que se estima en 1.0%, o una persona por cada 100,000 habitantes.

Por otro lado, se destacó una situación de particular preocupación entre confinados. Según el informe estadístico anual 2018-2019 del Programa de Salud Correccional del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR), para ese período de 2018-2019 el 25.5% de la población correccional era seropositiva a hepatitis C.

La Organización Mundial de la Salud estima que unas 58 millones de personas en todo el mundo tenían hepatitis C para el 2019, y alrededor de 1.5 millones adicionales se contagian cada año. Cerca de 290,000 mueren cada año por enfermedades relacionadas a la hepatitis C, tales como cirrosis y cáncer de hígado.