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¿Ha notado que, de un momento a otro, tu pequeño guiña un ojo, hace chasquidos, se toca una oreja, se rasca la nariz, hace muecas, se muerde los dedos, produce ruidos o repite una palabra sin razón aparente?
Puede que su hijo haya desarrollado un tic nervioso, es decir, un movimiento o sonido involuntario, imprevisible y repetitivo, que suele ser transitorio e inofensivo, pero que también puede generar dificultades académicas y sociales si no se maneja adecuadamente.
En estos casos, lo primero que deben hacer los padres es informarse muy bien sobre la condición y diferenciarla de otros trastornos infantiles, sin sobredimensionar la situación ni restarle importancia.
De este modo podrán ofrecerle al niño un buen apoyo emocional, que es esencial ya que, de hecho, muchas de las complicaciones que giran en torno a los tics, según los expertos, tienen que ver con el manejo que les dan los adultos que no saben muy bien qué hacer cuando se manifiestan; los confunden con manías o malas costumbres o los interpretan como síntomas de una patología o una deficiencia. Así, mientras que algunos intentan corregir al menor y le piden que evite hacerlo, otros ignoran la situación o, en el peor de los casos, comienzan a darle medicamentos de manera apresurada.
Según Azucena Díez Suárez, especialista en psiquiatría infantil de la Universidad de Navarra, los tics afectan un 25% de la población infantil y en la mayoría de los casos son imperceptibles para el mismo niño. Así, si alguien insiste en hacerle ver el defecto y lo presiona a dejarlo, lo más seguro es que se produzca el efecto contrario, que el niño genere angustia frente al tema y el tic se intensifique.
En ese sentido, Andrés Castro Munévar, psicólogo clínico y docente de la Fundación Universitaria Sanitas, resalta que, al contrario de la intuición de muchos padres, pedirle al niño que simplemente se controle o se comporte es una tarea que sobrelleva angustia para él. “Ese es uno de los errores más comunes de los padres: pensar que el infante lo hace a propósito o porque quiere, o como una forma de contradecir o retar al adulto”, señala el experto.