Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Todo parecía ir bien con Gustavo Andrés. Su papá y mamá, quienes son de una estatura normal, no notaron nada fuera de lo común en su desarrollo.
Cuando el niño cumplió tres años de edad, llegó un hermanito a casa. Mientras ambos crecían, los padres de Gustavo Andrés notaron que el menor de sus hijos casi estaba de la misma estatura que el mayor. Entonces, una bandera roja se levantó.
Luegos de varias visitas al pediatra, quien monitoreó el desarrollo del niño, confirmó lo que sospechaban: Gustavo Andrés no estaba creciendo como debía y, de no tomar acción, no alcanzaría su estatura normal.
Desde el nacimiento, los pediatras siguen el desarrollo de la criatura. Cualquier niño que crezca menos de 2 pulgadas al año o cuyo peso y/o estatura caiga por debajo de la percentila 3 en curvas estandarizadas debe ser evaluado por un endocrinólogo pediátrico, como fue el caso de Gustavo Andrés.
El endocrinólogo pediátrico es el especialista que puede buscar las respuestas sobre por qué este niño no crece tan rápido como los demás. Lo importante es determinar cuál es la razón para poder darle el mejor tratamiento.
A grandes rasgos, los problemas más communes para el retraso en el crecimiento son: pacientes que tienen deficiencia en la hormona de crecimiento humano; niños con síndromes genéticos que afectan su crecimiento; pequeños con problemas renales crónicos; bebés que fueron pequeños para su edad gestacional y que no lograron recuperarse a los 2 años y, finalmente, niños con estatura baja idiopática, cuya causa no se conoce. En todos estos casos la terapia con hormona de crecimiento humano puede ser muy efectiva, coinciden profesionales de la salud.
La hormona de crecimiento humano
Esta hormona, que se produce en la pituitaria, es esencial en el proceso de crecimiento. Hay niños que tienen deficiencia de la hormona o, en algunos casos, esta hormona no trabaja adecuadamente, lo que finalmente estableció el endocrinólogo pediátrico era el caso de Gustavo Andrés.
Mediante pruebas de estimulación, el doctor puede medir si el nivel de la hormona es adecuado. También se puede hacer una radiografía de la mano izquierda para determinar la edad ósea. Una vez se ha confirmado que el rezago en el crecimiento se debe a problemas con la hormona, la terapia con hormona de crecimiento humano resulta muy eficaz.
Por otra parte, algunos síndromes genéticos también responden muy bien a este tratamiento. El síndrome de Turner es un trastorno genético que afecta el desarrollo de las niñas.
La causa es un cromosoma X ausente o incompleto. Las niñas que lo presentan son de baja estatura y sus ovarios no funcionan adecuadamente. Con la terapia de hormona de crecimiento humano pueden, sin embargo, llegar a alcanzar una estatura baja, pero dentro del promedio.
El síndrome de Noonan es parecido al de Turner, pero se caracteriza por defectos en 4 genes y desarrollo anormal en ciertas partes del cuerpo.
Como en el caso de Turner, la terapia de hormona de crecimiento humano suele ser efectiva. Finalmente, el síndrome de Prader-Willi es una condición que involucra obesidad, glándulas sexuales que producen pocas o ninguna hormona y disminución del tono muscular y de la capacidad mental.
La terapia con hormona de crecimiento es un régimen que consiste en inyecciones subcutáneas diarias o de seis días a la semana y uno de descanso. Éstas deben administrarse de noche, justo antes de que el niño se acueste. Se trata, además, de un tratamiento bastante seguro.
Una vez se comience el tratamiento, es muy importante que el endocrinólogo pediátrico vea regularmente al paciente para monitorear la efectividad y estar atento a cualquier efecto secundario.