Legiones de mujeres consideran el movimiento #YoTambién una herramienta fundamental en la lucha contra los abusos sexuales. Pero muchos se están preguntando si la campaña no se pasa por momentos de la raya. 

Ansari dijo que ofreció disculpas inmediatas cuando la mujer le comentó que se había sentido muy incómoda durante el encuentro y que él estaba convencido de que la relación sexual había sido consensual. 

“Demasiadas mujeres se plegaron demasiado rápido y sin pensarlo bien al movimiento #MeToo”, expresó Carole Liberman, psiquiatra de Beverly Hills, usando el hashtag de #YoTambién en inglés. Liberman es autora de libros sobre relaciones sentimentales como “Bad Boys” y “Bad Girls”. 

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“Si bien quisieron solidarizarse con otras mujeres, las historias de encuentros que terminan mal o de mujeres que se sienten desdeñadas le restan impacto a los casos de mujeres que fueron violadas o víctimas de agresiones sexuales graves”, dijo Liberman. 

Una analista conservadora, Carrie Lukas, del Independent Women's Forum, afirmó que Ansari “pensó que todo lo que sucedió con su acusadora fue consensual y satisfactorio”. 

“Pero su reputación quedó hecha trizas”, acotó Lukas. “¿Es realmente justo eso?”. 

En las redes sociales y en persona, muchas mujeres hablan de experiencias comparables a la del relato de Grace: encuentros con hombres que en un primer momento parecen fantásticos y que se tornan incómodos por la insistencia del hombre, si no abusivos, cuando se inicia el contacto sexual. 

Sarah Hosseini, que escribe sobre sexo para Bustle, Romper, Scary Mommy y Ravishly, opinó que el movimiento #YoTambién podría terminar beneficiándose de la controversia sobre el artículo de Grace y que es lo suficientemente grande como para abarcar otro nivel de discusión. 

“Hay un territorio sexual realmente nebuloso y confuso del que no hemos hablado todavía colectivamente como sociedad”, escribió, agregando que el relato de la mujer de Babe era “repulsivo y de mal gusto”. 

“Lo que experimentó con Ansari no está bien. Pero ¿tenemos un lenguaje para describir encuentros íntimos que bordean el abuso sexual?”, se preguntó. “Creo que no. Hemos vivido en un mundo con sexo misógino por tanto tiempo. Pensamos que un ‘contacto íntimo malo’ era algo normal. Hasta que alguien abrió la boca y dijo que no, que NO es normal”. 

Michael Cunningham, profesor de psicología de la Universidad de Louisville, dijo que el encuentro entre Grace y Ansari reflejó los malos entendidos que pueden surgir a raíz de las diferencias entre relaciones sentimentales convencionales y los encuentros fugaces. 

“Pareciera que Grace quería que Ansari la tratase como una potencial novia que quiere ser cortejada de a poco y no como alguien que conoció en una fiesta y se metió en algo aceptable para ambos”, escribió Cunningham en un correo electrónico. “Cuando él no hizo lo que ella esperaba, transformó su comprensible desencanto en un falso caso de #MeToo”. 

Liz Wolfe, directora ejecutiva de Young Voices, una organización de Washington que distribuye artículos de opinión escritos por millennials, dijo que la historia de Ansari revela lo que se enseña a los hombres y las mujeres sobre las relaciones sexuales. El hombre toma la iniciativa y la mujer se hace desear. 

“Muchas mujeres se preguntan, ‘¿habré dicho que no con la suficiente fuerza?’”, expresó Wolfe. “No terminan de decidir si quieren seguir adelante o irse. Y desde la perspectiva masculina, no terminan de entender lo que quiere la mujer”. 

Wolfe nota una diferencia generacional en las reacciones. Las mujeres de cierta edad tienden a pensar que Grace debió ser más firme o sencillamente debió haberse ido del departamento de Ansari. Las más jóvenes opinan que Ansari debió haber sabido interpretar lo que pensaba Grace en base a su comportamiento y haberle prestado más atención a lo que le decía. Consideran que no debió haberla presionado tanto. 

También entre los hombres hay una variedad de opiniones. 

Tahir Duckett, de ReThink, una organización sin fines de lucro que busca prevenir los abusos sexuales por parte de los hombres, dijo que el movimiento #MeToo “es exactamente lo que necesita ser” y que está alentando a las víctimas a hacerse fuertes. 

“Hay que cambiar la perspectiva de lo que significa cortejar” a alguien, sostuvo. “Se debe prestar tanta atención al lenguaje corporal como a las palabras y asegurarse de que uno está totalmente seguro de que la otra persona aprueba lo que está pasando”. 

Para Glenn Sacks, comentarista que escribe sobre asuntos de hombres, en cambio, el caso de Ansari no hace sino reforzar su impresión de que #MeToo “mete en una misma bolsa los errores o transgresiones triviales de muchos con las acciones realmente horripilantes de unos pocos”. 

Warren Farrell, quien fuese parte de la Organización Nacional de Mujeres y autor de libros como "Why Men Are the Way they Are" ("Por qué los hombres son como son") y "The Boy Crisis", planteó que las mujeres deberían asumir más responsabilidades en el inicio de un contacto sexual. Y recomendó que las escuelas instruyan a los estudiantes sobre cómo ver las cosas desde la perspectiva del otro en el terreno de las relaciones sexuales. 

“Cuando #YoTambién se enfoca solo en las mujeres que se quejan y en que los dos sexos no escuchan al otro, refuerza la sensación de que las mujeres son seres frágiles en lugar de alentarlas a abrir la boca y a escuchar”, manifestó Farrell. “Niños y hombres, lo mismo que niñas y mujeres, también se criaron en medio de una confusión en torno a lo que se espera de ellos en el terreno sexual, en una cultura que no hacía fácil hablar de las relaciones sexuales”. 

Alexandra Allred, autora e instructora de técnicas defensivas de Dallas, dijo que gruñó al leer el relato de Grace sobre su noche con Ansari. 

“Da la sensación de que fue algo de común acuerdo, pero después ella lo pensó y decidió que no la había pasado bien”, expresó Allred. “Pero esto es lo que le pasa a millones de mujeres en todos lados, que cometen errores. Esto no es parte del movimiento #YoTambién. Debió habérselo callado”. 

Allred dice que apoya el movimiento y que teme que este tipo de denuncias sean contraproducentes y hagan que las denuncias serias generen escepticismo. 

"Este es un movimiento que busca educar a la gente y frenar la violencia”, señaló.