Mientras crece la campaña de vacunación en todo el mundo, los casos de COVID-19 se contienen pero la aparición de la variante Delta en gran parte de los países complica las proyecciones por su alta contagiosidad e instala dudas sobre las vacunas que se aplican y la protección que brindan.

Ante este panorama, desde la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg informaron que no es extraño que se produzcan contagios en personas que cuentan con dos aplicaciones del inmunizante (identificados como casos de “avance”) y explicaron que no representan grandes alarmas.

La mayoría de la gente con este tipo de infecciones sufre un cuadro leve de COVID-19, dijo el doctor William Moss, experto en vacunas. Asimismo remarcó que es difícil determinar por qué se dan este tipo de contagios pero agregó que la carga viral a la que se está expuesto puede ser un factor.

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Las vacunas funcionan enseñando al cuerpo a reconocer el virus. Así que si se expone a él después de la vacunación, su sistema inmunitario debería estar listo para pasar a la acción y combatirlo.

En varios estudios los sueros de dos dosis desarrolladas por Pfizer/BioNTech y Moderna tuvieron una efectividad de alrededor del 95% a la hora de prevenir la enfermedad, mientras que en el caso de la unidosis de Johnson & Johnson fue del 72%. Lo que esto significa, según lo publicado por la agencia AP, es que aunque las vacunas son muy buenas para proteger contra el virus, sigue siendo posible contagiarse y tener síntomas leves; o incluso ninguno.

Eso sí: si alguien enferma a pesar de la vacunación, para Moss esto ayudará a reducir la gravedad de las consecuencias, lo que representa la razón principal para no rechazar las vacunas. Los datos muestran que las vacunas actuales contra el COVID-19 son altamente efectivas para prevenir que las personas sean hospitalizadas y finalmente fallezcan.

Los casos de avance suelen ser leves en una persona vacunada porque, a diferencia de una persona que no tiene ningún tipo de defensa, su sistema inmunológico no empieza “de cero” para combatir el coronavirus. Según el inmunólogo Scott Hensley, de la Universidad de Pensilvania, incluso si el virus “escapa” de los anticuerpos de la vacuna, la segunda línea -linfocitos T, por ejemplo- actúan para neutralizar la infección, por lo cual “se detiene en unos pocos días”. Es decir, incluso si la persona vacunada con dos dosis desarrolla la enfermedad, es altamente probable que no requiera hospitalización ni fallezca.

Pero Moss también indicó que el sistema inmune de cada persona puede afectar la respuesta a las vacunas. Algunos, por ejemplo, tienen problemas de salud o toman una medicación que podría hacer que su sistema inmunológico responda menos al fármaco.

Es posible que los afectados hayan estado expuestos al virus antes de las inyecciones surtieran efecto. Y, aunque esto es menos probable, también pueden haber recibido una dosis que estaba mal almacenada o administrada, afirmó.

Por su parte, en Estados Unidos los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) señalan que las variantes podrían tener algo que ver en algunos casos, aunque la evidencia existente hasta la fecha indica que las vacunas administradas en el país son efectivas contra todas ellas.