Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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El consumo de paracetamol, conocido también como acetaminofén, durante el embarazo se asocia a problemas de sueño y de comportamiento compatibles con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), según un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de Penn State, en Pensilvania (Estados Unidos).
El paracetamol es un fármaco común que se utiliza para tratar diversos problemas, como la fiebre, las infecciones, el dolor muscular, el dolor de cabeza, la migraña, los resfriados y las alergias. Tradicionalmente, los profesionales de la medicina han considerado que este medicamento es seguro para su uso durante el embarazo. Sin embargo, según Kristin Sznajder, profesora adjunta de ciencias de la salud pública y autora principal, los nuevos estudios apoyan la idea de que este medicamento puede afectar al desarrollo infantil y estar asociado a problemas de atención.
Según Sznajder, su nuevo estudio confirma estas tendencias y también fue el primero en observar una asociación entre el uso de paracetamol durante el embarazo y los problemas de sueño de los niños. “Las personas embarazadas experimentan dolor, fiebre y otras dolencias que podrían aliviarse mediante el uso de paracetamol”, ha recordado Sznajder. “Aunque la medicación puede proporcionar alivio en el momento, las investigaciones indican cada vez más que puede haber efectos posteriores que podrían ser perjudiciales para el desarrollo del niño”, insiste, para aclarar que se necesita más investigación para poder hacer recomendaciones adecuadas a las embarazadas. Los investigadores utilizaron datos de un estudio de más de 2,400 mujeres que nunca habían dado a luz y las siguieron a ellas y a sus hijos desde el tercer trimestre del embarazo hasta los 3 años posteriores al parto. Se encuestó a las mujeres una vez durante sus embarazos sobre el uso y la frecuencia de la medicación y los niveles de estrés. El 41.7 por ciento de las mujeres declararon haber utilizado paracetamol durante el embarazo.
A continuación, se entrevistó a las participantes a los 1, 6, 12, 18, 24, 30 y 36 meses después del nacimiento de su hijo. En la entrevista de los 36 meses, se pidió a las participantes que calificaran a su hijo utilizando una escala de tres puntos para describir la frecuencia con la que mostraba una amplia variedad de resultados del neurodesarrollo y del comportamiento (muy a menudo cierto, algo o a veces cierto y no cierto) como “no puede estar sentado o inquieto”, “evita mirar a los demás a los ojos” y “no quiere dormir solo”.
A continuación, se recopilaron las puntuaciones de cada comportamiento para determinar si los niños tenían una alta puntuación en los dominios de reacción emocional, ansiedad o depresión, retraimiento, problemas de sueño y comportamiento agresivo. Utilizando las respuestas de la lista de comprobación de la conducta infantil de 99 elementos, los investigadores evaluaron si los hijos de las madres que habían consumido paracetamol durante el embarazo eran más propensos a tener problemas de atención, sueño u otros problemas neuroconductuales.
Dado que las mujeres que consumieron paracetamol durante el embarazo tenían más probabilidades de haber sido diagnosticadas con ansiedad o depresión antes de quedarse embarazadas y de informar de altos niveles de estrés durante el embarazo, el equipo de investigación controló el estrés, la depresión durante el embarazo y los diagnósticos previos de depresión o ansiedad en sus análisis estadísticos.
Tras ajustar las variables de confusión, los hijos de las mujeres que consumieron paracetamol tenían una probabilidad significativamente mayor de tener problemas de sueño y de atención en comparación con los hijos de las que no consumieron paracetamol durante el embarazo. Los resultados confirman los hallazgos de estudios anteriores que sugieren que el consumo prenatal de paracetamol podría provocar problemas de atención, al tiempo que muestran que el sueño también puede verse afectado.
Entre las mujeres que consumieron paracetamol durante el embarazo, el 22.7 por ciento describió que su hijo tenía problemas de sueño y el 32,9 por ciento describió que sus hijos tenían problemas de atención. De las participantes que no declararon haber consumido paracetamol durante el embarazo, el 18.9 por ciento declaró que su hijo tenía problemas de sueño, mientras que el 28 por ciento declaró que su hijo tenía problemas de atención. Los resultados se han publicado en ‘PLOS One’.
Según el equipo del estudio, se necesita más investigación para entender estas relaciones. Las respuestas a la encuesta carecían de datos sobre el trimestre de uso, la frecuencia de uso y la cantidad de dosis. Según Sznajder, estos son factores que podrían tener un impacto en el resultado.
En este sentido, ha anunciado que está en marcha un estudio que intentará profundizar en el trimestre, la frecuencia y la dosis y cómo afecta a los resultados. También ha señalado que el uso de un experto en desarrollo infantil para evaluar los comportamientos de los niños podría ayudar a garantizar resultados más precisos.
Según los investigadores, no está claro qué procesos del desarrollo prenatal pueden verse alterados por el consumo prenatal de paracetamol. Pero han apuntado que algunas posibilidades son que el paracetamol dañe la placenta y, por tanto, altere el desarrollo del feto, o que el paracetamol dañe las células del hígado del feto, lo que a su vez alteraría la salud del intestino y afectaría al desarrollo neurológico.
“Debemos interpretar estos resultados con cierto grado de precaución”, ha apuntado la investigadora. “Aunque el paracetamol se considera generalmente seguro para su uso durante el embarazo, los datos de múltiples estudios sugieren que podría haber efectos en el desarrollo infantil por su uso. Es importante que aprendamos todo lo que podamos sobre este tema para poder dar a las futuras madres recomendaciones basadas en datos para cuidar de sus hijos y de ellas mismas”, ha finalizado.