Perder a un ser querido puede acelerar el envejecimiento en la edad biológica, según estudio
El fallecimiento de un familiar no solo afecta en los rasgos físicos, sino también en la salud.
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Un estudio de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia y el Centro de Envejecimiento Butler Columbia explicó que cuando se enfrenta a la muerte de un ser querido, es más probable que su cuerpo atraviese un proceso que lo lleve al envejecimiento de manera más rápida.
Entre las 3,963 personas que encuestaron, se observó que aquellos que perdieron a sus papás, hermanos o hijos demostraron signos de edad biológica mayores en comparación con quienes no habían enfrentado dichas pérdidas.
“Nuestro estudio muestra fuertes vínculos entre la pérdida de seres queridos a lo largo de la vida, desde la infancia hasta la edad adulta, y un envejecimiento biológico más rápido en los Estados Unidos”, se lee en la página web de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia
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Los signos de la edad se presentan por el deterioro gradual del funcionamiento de las células, los tejidos y los órganos, lo que también puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades crónicas.
¿Qué revelaron las pruebas de ADN en los encuestados?
Para la investigación utilizaron exámenes de ADN que son conocidos como relojes epigenéticos, los cuales se encargan de analizar si la edad biológica de alguna persona es mayor o menor que la cronológica. También tuvieron en cuenta los datos del Estudio Longitudinal Nacional de Salud de Adolescentes y Adultos de los años 1994 y 1995.
De los 3,963 participantes, el 40 por ciento perdió a un ser querido entre los 33 y 43 años; la mayoría de ellos experimentó el fallecimiento de sus padres durante una edad adulta. Pero, aquellos que tuvieron que despedirse de dos o más familiares reflejaron una edad más avanzada en los exámenes.
“La conexión entre la pérdida de seres queridos y los problemas de salud a lo largo de la vida está bien establecida, pero algunas etapas de la vida podrían ser más vulnerables a los riesgos de salud asociados con la pérdida”, explicó Allison Aiello, la autora principal del estudio, en la página web de Columbia.
Experimentar la pérdida de un ser querido a una edad temprana puede aumentar los problemas de salud mental, cognitivos, el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y una mortalidad temprana y aún más cuando se ha tenido que despedir de más de una persona.
Por el momento no se ha llegado a una conclusión que explique por qué el fallecimiento de padres, madres, abuelos, hermanos o hijos puede llevar a un estado de salud más riesgoso, “pero el envejecimiento biológico puede ser un mecanismo, como se sugiere en nuestro estudio”, finalizó Allison Aiello.