No es lo que comes, sino a qué hora
Ya se había encontrado que las personas que tienden a comer más tarde en el día y la noche tienen una mayor probabilidad de desarrollar enfermedades del corazón.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Si lo que busca es mejorar la salud del corazón con cambios en lo que come, más le vale que también modifique la hora en que se alimenta porque, según un estudio publicado en Science y reseñado en el portal noticioso de la Universidad de San Diego, limitar las horas en las que se ingiere alimento podría prevenir problemas cardiacos y envejecimiento relacionado con la alimentación.
Al menos eso es lo que se ha visto en las moscas fruteras.
En investigaciones anteriores ya se había encontrado que las personas que tienden a comer más tarde en el día y la noche tienen una mayor probabilidad de desarrollar enfermedades del corazón que quienes suspenden el consumo más temprano.
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“Entonces, ¿qué está sucediendo cuando la gente come tarde? No están cambiando su dieta, solo la hora”, indicó una de las autoras del estudio, la bióloga Girish Melkani.
La investigadora de fisiología cardiovascular se unió a Satchidananda Panda, un experto en ritmos circadianos, para observar si cambiar el patrón de alimentación diaria de la mosca frutera podría afectar su salud del corazón. Este insecto ha sido utilizado como organismo modelo para identificar las bases genéticas de las enfermedades humanas, incluidas las cardiovasculares.
En el experimento, a un grupo de moscas con dos semanas de vida se le dio una dieta estándar de harina de maíz a la que tenían acceso todo el día. El otro grupo podía comer lo mismo, pero durante 12 horas al día. A lo largo de varias semanas los investigadores registraron la cantidad de comida que ingerían las moscas y realizaron una batería de pruebas relacionadas con el sueño, el peso y la fisiología del corazón.
Después de tres semanas, las moscas que podían alimentarse durante 12 horas dormían mejor, no habían ganado tanto peso como las otras y tenían un corazón más saludable a pesar de que comían una cantidad similar a las que tenían comida 24 horas al día.
Al hacer el experimento con moscas más viejitas (estos insectos viven como 60 días) los resultados fueron similares.
Los investigadores confían en que esos resultados también sean posible en personas con obesidad y problemas relacionados con su salud cardiovascular.