Médicos salvan a profesora que sufrió paro cardíaco por COVID-19
Dudaban sobre la posible recuperación de las funciones cerebrales de la mujer, quien finalmente fue dada de alta y toma terapias.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Miami. Una profesora de 39 años de Florida que dio positivo a COVID-19 y sufrió un paro cardíaco y daños cerebrales poco después del diagnóstico, fue salvada gracias a la rápida acción de los médicos, que le colocaron una pequeña bomba cardíaca no invasiva, informó ayer el Jackson South Medical Center.
Los hechos se produjeron a mediados de diciembre pasado, cuando Brettlynn Wolff, residente en Cutler Bay (condado de Miami-Dade), dio positivo y, pocos días después, se despertó respirando con gran dificultad, por lo que su marido, Donald Bravo, llamó a la línea de emergencia 9-1-1.
El personal de salud que llegó a su domicilio la trasladó de inmediato al citado hospital y, en el camino, le administraron un tratamiento de choque terapéutico para intentar restablecer su ritmo cardíaco.
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Conscientes de que cada segundo era vital para la supervivencia de Wolff, en el hospital pusieron a la mujer bajo ventilación mecánica, al tiempo que estudiaban el posible daño cerebral sufrido y el diagnóstico de COVID-19, que le había causado una miocarditis (inflamación del corazón).
“Debido a la falta de oxígeno, hubo daño cerebral y decidimos que el mejor enfoque era el protocolo de hipotermia: congelarla por un día para evitar más daño cerebral”, señaló Andrew Pastewski, director de la Unidad de Cuidados Intensivos (ICU) del Jackson.
Pastewski explicó que dudaban sobre la posible recuperación de las funciones cerebrales de la mujer, “afectadas o bien por el COVID-19 o por la insuficiencia cardíaca”.
Para empeorar la situación, el ecocardiograma que le practicaron mostró que el corazón de la profesora solo funcionaba al 10%, se debilitaba por los efectos del COVID-19, que suele afectar sobre todo a los pulmones.
Por ello, el equipo de cardiología del cirujano Juan Zambrano decidió realizar una operación en la que se colocó una pequeña bomba cardíaca para “ayudarle a mantener el flujo sanguíneo a los órganos del cuerpo”.
Justo antes de Navidad, la oxigenación de Wolff mejoró y ella abrió los ojos.
Unos días después comenzó a mejorar y al no requerir ayuda mecánica para mantener la presión arterial, los signos de daño cerebral habían desaparecido y se le retiró el ventilador mecánico.
El hospital indicó en el comunicado que la “miocarditis que padecía Wolff es rara vez causada por el COVID-19 y que la mayoría de los pacientes (que la padecen) no sobreviven”.
Pero la profesora sí superó la enfermedad y fue dada de alta el pasado 26 de enero.
No obstante, la recuperación está siendo lenta y la mujer ha necesitado someterse a diálisis y realizar una intensa terapia física y ocupacional durante tres horas al día.