Los suegros metiches y tu vida sexual
Muchas madres sobreprotegen a sus hijos sin importar que ya sean adultos.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
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Problemáticos, entrometidos, mandones, sobreprotectores y -cómo no- criticones a sus anchas… Ésta es la mala fama que, con o sin razón, se han ganado la suegra y el suegro en nuestra cultura desde hace muchísimo tiempo.
Yernos y nueras se quejan por igual de cómo estas “figuras malvadas” se meten demasiado en sus asuntos hogareños y conyugales. Los visitan a cualquier hora, les dicen cómo deben cocinar, en qué deben invertir sus finanzas, y casi hasta parecen obligarlos a criar a sus hijos de la forma que a ellos les complace. En fin, que estos suegros insufribles no respetan límites, espacios ni roles.
Este escenario les pone los pelos de punta a muchas parejas y, lógicamente, trae consigo discusiones, malestar y situaciones desagradables entre las partes.
Ahora bien, ¿será posible que los conflictos constantes con los padres de la media naranja ocasionen -encima- problemas sexuales con la pareja? De acuerdo con los especialistas, la respuesta es sencilla: sí.
Enemigos del placer
Aunque obviamente no todos los suegros están cortados con la misma tijera -los hay también sensatos y respetuosos-, los que sí son metiches pueden enfriar la pasión entre sábanas. Así lo confirma la educadora sexual certificada Lourdes Soto de Laurido, quien deja claro que la tensión con los in-laws tiene un gran potencial de crear un ambiente desfavorable en la habitación.
“Cuando tenemos unos suegros que opinan en todo, que se pueden quedar en la casa cuando ellos quieran, o que se sienten dueños y señores, cualquier problema afectivo que sucede entre las partes puede convertirse en un conflicto de pareja que afecta la relación íntima. Y es que no se puede llegar a la culminación plena de la intimidad, que es lo que sería el orgasmo, cuando hay tensión, manipulación y sentimientos de culpa”, explica la sexóloga.
“En una relación tan íntima, te tienes que entregar y tiene que ser un encuentro libre de reproches. Así que cuando hay elementos externos negativos, ese orgasmo no se manifiesta con la potencia y dulzura que debería tener”, detalla la también catedrática universitaria.
Las raíces del problema
Cada pareja es un mundo, bien lo sabemos, pero buena parte de los conflictos entre suegras y nueras en específico surgen porque las primeras se rehúsan a cortar el cordón umbilical con sus hijos.
Esto es lo que en la psicología se conoce como “codependencia emocional”, según aclara el Dr. Luis M. Sánchez Caso, quien advierte que muchas madres sobreprotegen a sus hijos sin importar que ya sean unos adultos hechos y derechos.
Casos de mamitis aguda como éstos terminan interfiriendo en la vida de pareja y, sin duda, abonan a una relación difícil con las suegras.
“Cuando la familia del otro se mete es porque normalmente hay problemas de fronteras previos al matrimonio. Son padres -porque al papá varón también le puede aplicar- que nunca rompen ese círculo de dependencia con sus hijos. Entonces, viene esta otra persona, que es la pareja, pero nunca se separan psicológicamente de ellos y continúan una relación patológica de codependencia”, asegura el psicólogo clínico.
“Eso se da mucho en nuestra cultura latina, que es una sociedad matriarcal en donde la madre todavía domina a sus hijos y se impone ante ellos. Y aquí no estamos hablando de niños pequeños, sino de hijos maduros de 40 y 50 años que le tienen que preguntar a la mamá qué hacer. Algunos matrimonios se vienen abajo por eso”, lamenta el especialista.
Otra manzana de la discordia se da cuando la pareja decide vivir con los suegros debido a la estrechez económica actual. En estos escenarios, es común que se pague un precio muy alto por el ahorro en renta, agua, luz y hasta servicios complementarios, como la de una nana gratuita (la suegra).
La Dra. Soto de Laurido señala, por ejemplo, que pueden surgir polémicas en torno a la crianza de los pequeños y hasta fuertes rivalidades por el afecto de la pareja.
“Cuando se decide vivir con los suegros o papás, las costumbres en esa casa no cambian. Ellos tienen unas reglas de convivencia, así que la persona que se integra a esa nueva vida, y no es parte original de ese círculo familiar, posiblemente choca en estilos”, reconoce la sexóloga.
“Una de las cosas que más se recomienda a las mujeres es que no compitan con las mamás de sus parejas. Cuando se rivaliza con la suegra por afecto, poder, control, toma de decisiones, crianza de los hijos, forma de vestir o sazón de la comida, realmente la convivencia se le hace incómoda al hombre”, observa.
La palabra mágica: “límites”
Aunque cueste aceptarlo, la realidad es que cuando los suegros se entrometen en la relación de pareja es simplemente porque se le está permitiendo. Por eso es importante ponerles unos límites respetuosos, aunque firmes, a esos parientes que se pasan de la raya.
Esto no implica, sin embargo, que se confronte agresivamente o se les declare una guerra a la suegra o el suegro. Se trata más bien de decir a tiempo “esto me está molestando” y dialogar con buena disposición posibles soluciones.
De acuerdo con los expertos, sólo cuando se establecen límites es que la otra persona lo pensará dos veces antes de cometer nuevamente el error.
“Es bueno mantener un vínculo cordial con los suegros, pero nadie manda más en una relación que la misma pareja. Los problemas de pareja se solucionan en pareja, y sin papi y mami”, puntualiza la Dra. Soto de Laurido.
Consejos
Sé sincero con tus suegros Dialoga con ellos sobre lo que te molesta.
Establece horarios de visita: Acostúmbralos a que te llamen antes de tocar a tu puerta.
Toma decisiones con tu pareja: Escucha a tus suegros, pero no dejes que sus opiniones sean determinantes.
Evita los ultimátums: No digas frases como “tu madre o yo”. A la larga, sólo traen más problemas.
Aprende a poner límites: No esperes a que los problemas estallen para ponerles freno a los abusos de tus suegros.
Más información
Para contactar a la Dra. Lourdes Soto de Laurido, educadora sexual certificada, escribe a: educadorasexual@yahoo.com Para citas con el psicólogo clínico Luis M. Sánchez Caso, llama al 787-783-0123.