¿Las luces de Navidad nos pueden hacer felices?
Se recomienda moderar la exposición ante las luces navideñas.
PUBLICIDAD
Durante la época navideña, las familias se reúnen para decorar sus hogares con algunos de los adornos más representativos de la festividad, como el árbol, el pesebre, los trenes, las esferas de diferentes colores, las guirnaldas, los centros de mesa y, por supuesto, las luces.
Estas últimas no solo están presentes dentro de las viviendas y sus fachadas, sino que también se utilizan para adornar las calles principales, parques públicos, centros comerciales o cualquier evento, pero también tienen importancia para las diferentes religiones.
La tradición las relaciona con la celebración de la Inmaculada Concepción, en la que se encienden velitas hasta el día del nacimiento de Jesús con el fin de celebrar que está en el vientre de María, mientras se hace referencia a la luz que el niño le trajo al mundo, según el sitio web religioso Encristiano.
Relacionadas
¿Qué dice la ciencia sobre la felicidad y las luces navideñas?
El catedrático de ingeniería eléctrica de la Universidad de Granada, Antonio Peña García, explicó para The Conversation los aspectos positivos y negativos que pueden tener las luces navideñas en los humanos, sus sensaciones y su calidad de vida.
El alumbrado que es excesivamente intenso puede llegar a estresar a las personas “interrumpiendo la secreción de la melatonina y aumentando el cortisol durante la noche”, lo que puede ser negativo para sus ciclos de sueño porque la primera hormona se encarga de relajarlo antes de dormir y la otra sustancia se encarga de activarlo al despertarse.
En el caso de los transeúntes puede ser positivo, ya que se necesita mantenerse alerta para cruzar las calles y evitar accidentes, pero las luces que están en la comodidad de su hogar podrían interrumpir los ritmos circadianos que son importantes para el sueño-vigilia.
Sin embargo, no todo es negativo, debido a que un ambiente iluminado “alegra a muchas más personas de las que entristece”, porque al ser humano le gusta la luz, lo cual no debería ser sorpresa al tener en cuenta que el Sol nos mantiene vivos, dándonos luz y calor.
“Podemos cambiar de dieta, pero una ligera variación en la radiación que nos llega del Sol acabaría con la vida de un plumazo. Puede afirmarse con rotundidad que la luz y sus radiaciones hermanas (infrarrojo y ultravioleta) constituyen nuestro alimento primordial”, expresó Antonio Peña en The Conversation.
Debido a esto, se puede relacionar el alumbrado navideño con la felicidad y la sensación de bienestar, especialmente en aquellos que viven los alumbrados como un verdadero acontecimiento, pero recomienda moderar la intensidad por el impacto que puede tener en su salud.