La merienda que le preparamos a los niños no la debemos tratar de forma tan simple como la proveerles un sustento entre comidas.

Ese alimento que ingiera el pequeño tendrá un efecto beneficioso o perjudicial para su comportamiento, estado de ánimo y concentración, además del valor nutricional que tenga.

“Al escoger las meriendas hay que estar consciente de lo que se elija debe suplir con los alimentos nutricionalmente por su ciclo de vida, para su desarrollo y concentración. Y es importante que los padres sepan que hay alternativas, no solo deben ser frutas y vegetales. A lo mejor a no todos los nenes les gustan las frutas y los vegetales, pero hay otros alimentos que cumplen con el propósito”, destacó la nutricionista y psicóloga, Rosaly Cartagena. 

Relacionadas

La experta recomienda que hagan tres meriendas al día. Por lo general, la primera debe ser entre 8:30 y 9:00 de la mañana.

“Deben consumir tres comidas fuertes y sus tres merienditas. La ingesta calórica de ellos es más que la del adulto, porque están en crecimiento. Al ser tantas calorías lo ideal es dividirlas en pequeñas porciones durante el día y por eso la importancia de las meriendas. Así nos aseguramos que al final del dían hayan cumplido con los requerimientos nutricionales que ellos tienen”, destacó. 

Dentro esos requisitos nutricionales se recomienda que los niños deben ingerir tres porciones de frutas, alguna fuente de calcio que puede ser yogurt, palitos de queso o si no comen lácteos, puede ser una caja de cereal fortificado en calcio. También es importante alguna fuente de proteína, que pueden ser cortes fríos o si se prefiere una versión vegetariana esta puede ser hummus, ya que se hoy día se consiguen en porciones para meriendas.

El azúcar es uno de los ingredien-tes que más se deben controlar, pues afectará mucho el desempeño del estudiante.

“El azúcar es un estimulante, entonces el efecto que va a tener en ellos es que no se van a poder concentrar, porque van a estar más inquietos. Y hay niños que son más sensitivos a los azúcares y colorantes. Por ejemplo, algún niño que tenga hiperactividad o déficit de atención lo que va a hacer es dificultar más su proceso de atención. Así que se debe buscar en las etiquetas la cantidad de azúcar y tratar de que no tenga azúcar añadida. Por ejemplo, si el jugo tiene azúcar, que sea de la fruta y no añadida. Que sea jugo 100%”, afirmó.

De la sal también hay que estar pendientes, pues muchos alimentos procesados son altos en sal y en esa categoría caen los populares lunchables, cuya porción de sodio es de 620mg, lo que es una cantidad excesivamente alta.

“En la etiqueta, un alimento bajo en sodio debe tener 140mg o menos. Si buscamos un lunchable o ese tipo de merienda, nos podemos sorprender porque tienen hasta más de 600mg. Eso es muchísimo. Podemos buscar unas papitas que sean más bajas en sal. Ahora hay muchas alternativas con buen sabor, pero con menos cantidad de sal para ellos”, afirmó.

La hidratación es un aspecto muy importante, pues según destaca la nutricionista los niños a veces no manifiestan bien que tienen sed y se deshidratan más fácilmente que los adultos debido a que sus cuerpos son más pequeños.

 “Si un niño hace una actividad fuerte se puede suplementar con una bebida deportiva, porque con el agua no es suficiente porque pierden minerales. Lo importante es que la cantidad de la bebida deportiva debe ser como cuatro o seis onzas, porque también está el detalle de que estas bebidas, además de los electrolitos, están acompañadas por azúcares y colorantes. Es importante que estén tomando agua constantemente, porque si se mantienen hidratados no hay por qué recurrir a la bebida deportiva”, aseguró.

Antes de optar por alimentos que no les proveerán ningún valor nutritivo, los padres deben elegir aquellos que les aporten algún beneficio. Para los estudiantes, sin duda, a los que les pueden sacar más provecho son aquellos que los ayudan a concentrarse. 

 “El grupo de las grasas beneficiosas, los Omega, está comprobado que ayudan al sistema nervioso. Por ejemplo, el pescado es excelente fuente de Omega, pero para una merienda no se los vamos a mandar. Pero las nueces también son buenas fuentes, así que pueden ser almendras o un sandwich de mantequilla de maní, que por lo menos tiene un poco de esa grasa buena. También hay niños que les encanta el aguacate. Son grasas buenas que van a ayudar a que ese mensaje llegue bien al cerebro y ayude a la concentración”, indicó Cartagena, quien añadió que los suplementos de vitamina del grupo B también ayudan en ese aspecto.

La nutricionista hace hincapié es que es importante que a los niños se les haga partícipe de la compra de sus meriendas y alimentos, pues así se les va a exponer a una variedad de alternativas y creará conciencia sobre su salud.

“Hay que llevar a los niños al supermercado para que ellos nos digan cuáles son sus gustos y que vaya probando otras cosas. Cuándo se prueba un alimento nuevo lo ideal es que el niño lo pruebe al menos en tres ocasiones, para que esas papilas gustativas se vaya adaptando a ese sabor. Así estará abierto a consumir otras cosas nuevas”, expuso.

Otro aspecto en que hizo énfasis es que es fundamente el ejemplo que los padres le dan a los niños, pues si se desea que el niño coma sanamente, el adulto también debe seguir ese tipo de dieta. 

“Si ven a los papás comiendo cosas saludables, por lo general, al menos tienen la curiosidad de probarlo”, indicó.

Seis ejemplos: 

Merienda 1

1 taza de fruta fresca/ un sandwich de pavo y queso / 6onzas de leche baja en grasa

Merienda 2

Una barra de granola o cereal bajos en azúcar/ yogurt / un palito de queso

Merienda 3

1 manzana pequeña con matequilla de maní / trozos de brécol con algún aderezo bajo en grasa /una cajita de cereal seco

Merienda 4

Frutas secas como pasas / un puñado de almendras / galletas con bajo contenido de azúcar

Merienda 5

2 panes integrales con mantequilla de mani y jalea / uvas / jugo natural

Merienda 6

Barritas de avena con pasas (nutritivas y altas en fibra)