En estos tiempos que corren, son muchos los que sienten bastante tensión y ansiedad ante el panorama actual que nos rodea.  Las preocupaciones económicas, la inquietud social y esos problemas familiares que nunca faltan en cualquier hogar prometen poner a prueba la paciencia y cordura de todos.  En términos emocionales, la consecuencia más evidente de este escenario estresante es, sin duda, que nos sintamos sensibles y hasta vulnerables en ocasiones, con las emociones a flor de piel.  Pero, ¿qué sucede cuando -en aras de hacernos los más fuertes- optamos por reprimir estos sentimientos?

 Según explica el psicólogo clínico Carlos Sosa, frenar emociones intensas, como el coraje o la frustración, nunca es una buena idea.  Cuando no nos desahogamos, acumulamos en nuestro interior energía negativa, "lo que nos podría hacer mucho daño" psicológico, asegura el especialista.  A nivel físico, inclusive, el retener resentimientos, estrés excesivo o dolor emocional en nuestro interior puede terminar afectando la salud de nuestro sistema.  Desde úlceras hasta enfermedades cardiovasculares serias, los riesgos de oprimir este tipo de sentimientos no se hacen esperar. 

 "Es importante desahogarse.  Inclusive, hay una técnica terapéutica llamada catarsis, que fundamentalmente consiste en un desahogo, porque es una forma que uno tiene de poder canalizar sentimientos y pensamientos que, de quedarnos con ellos, obviamente nos podría aquejar", destaca el Dr. Sosa.

Un alivio emocional

Los beneficios de liberar saludablemente emociones como la ira, el temor, la tristeza y la frustración -entre otras tantas- son diversos.  En primera instancia, nos ayuda a sentirnos mejor, y ese bienestar "alivia nuestra carga emocional", señala el psicólogo.  En segundo plano, y no menos importante, dialogar francamente sobre cómo nos sentimos puede ser una herramienta eficaz para generar cambios de actitudes que consideramos importantes.  Esto es particularmente provechoso en relaciones de pareja, observa el Dr. Sosa, pues "puede facilitar que la otra parte conozca cosas de ti que a lo mejor no sabía".

"Desahogarse puede ayudar muchas veces a mejorar una relación interpersonal, bien sea con la pareja, amigos, familiares o compañeros de trabajo.  Lo que pasa es que muchas veces canalizamos mal el desahogo en conducta hostil y agresiva, y ahí el resultado no va a ser bueno, definitivamente", reconoce el especialista en conducta.  "El hecho que tú decidas darle una trompada a alguien como desahogo, obviamente, no es constructivo ni funcional", sentencia el también ex presidente de la Asociación de Psicología de Puerto Rico.

El Dr. Sosa recomienda, por el contrario, conversar calmadamente sobre la frustración o situación desagradable que nos aqueja, manteniendo siempre el control.  Esto no sólo ayudará a que la comunicación sea más efectiva, sino que permitirá -en la mayor parte de las veces- a manejar mejor la situación.

 El psicólogo advierte, además, que son muchos los que luchan por contener disgustos y remordimientos, pues no quieren revelar a otros su lado sensible.  Este patrón de conducta debe ser modificado cuanto antes, ya que se coge el riesgo de volverse esclavo de los "propios pensamientos".

 "No debemos de perder como referencia que todos los seres humanos tenemos nuestras necesidades afectivas y psicológicas, y que debemos atenderlas para sentirnos en equilibrio", puntualiza el Dr. Sosa.

Claves para descargarte saludablemente

1 Habla con alguien de confianza: Busca un consejo o conversa sobre tu malestar con alguien que te comprenda y con quien puedas comunicarte efectivamente.

2 Baja tus niveles de estrés: Lo aconsejable es dar un paseo, disfrutar de un paisaje hermoso o irte a ver una buena película.  Todas son buenas opciones para despejarte.

3 Prémiate: Mímate y sube ese ánimo comprando un regalito que quieras.  No se trata de gastarte el cheque de la semana entrante, sino que "tú mismo entiendas que tienes derecho a disfrutar de las cosas buenas que te da la vida", indica el Dr. Sosa.

Fuente: Dr. Carlos Sosa, psicólogo clínico