Seducidos por la moda y atraídos por anuncios en las redes sociales, son muchos los puertorriqueños que sacrifican sus dientes naturales por “perridientes” sin conocer los riesgos y complicaciones que inevitablemente proseguirán.

Los “perridientes” son una versión de carillas- o “veneers”, pequeñas láminas de porcelana para lograr una sonrisa más atractiva. Sin embargo, quienes hacen “perridientes” en Puerto Rico lo hacen de manera ilegal, pues “ningún dentista en Puerto Rico hace ‘perridientes’”, aseguró el recién electo presidente del Colegio de Cirujanos Dentistas de Puerto Rico, Raúl Dámaso Ortiz Escalera.

Y es que los “perridientes” producen una sonrisa irreal, con dientes demasiados grandes, pegados unos a los otros, anchos, largos, extraños y que van “en contra de nuestra naturaleza”. Tan irregulares son que evitan que la persona pueda cerrar completamente su boca, cambiando así su mordida, y, sobre todo, provocando que los dientes choquen irregularmente entre sí, ocasionando que se partan con frecuencia.

“Equivocadamente, las personas creen que las carillas son ‘perridientes’. En realidad, los perridientes son unas carillas con una particularidad y es que no llevan la naturaleza, (el) color amigable, forma natural (o) largo natural (de las carillas). Los ‘perridientes’, como lo conocen, son todo lo contrario. Siguen siendo carillas, siguen siendo cementado a los dientes, pero el objetivo es otro. Aquí el objetivo usualmente es que los pacientes se vean diferentes, con dientes extraños, con dientes anchos, largos, que, al abrir la boca, te das cuenta el final qué está pasando en esa boca”, detalló el dentista, quien mantiene su práctica en Coamo.

A diferencia, la carilla es hecha a mano de un dentista a la medida de los dientes del paciente y requiere degastar el diente. Así, el dentista ajustará la carilla, la cual puede ser hasta más finita que una uña, para conseguir una estética natural. El mismo se puede hacer en pacientes quienes tienen dientes sanos o quienes urgen del procedimiento por daños por enfermedades bucodentales.

“Una vez pasas para allá, no puedes volver para atrás”, subrayó. “Funcionan como dientes naturales, porque uno de los objetivos del dentista es que se vean y se sientan como dientes naturales, en el color, la forma, el largo y la textura. Ese es el objetivo del dentista: que tú te vayas con una sonrisa más atractiva…que llene las expectativas del paciente, pero con el menor cambio posible en la anatomía y forma natural. Ese es el objetivo. Así que, si ese objetivo se logra, el paciente debería usar sus dientes regularmente los usa: usar su hilo dental, se enjuaga igual de siempre, se cepilla igual que siempre, va al dentista como siempre, le limpian los dientes como siempre en la oficina dental. Ese es el objetivo cuando un dentista lo hace”, agregó.

Además de los “perridientes”, los blanqueamientos dentales también se hacen de manera ilegal, pues los dentistas licenciados son quienes tienen la pericia de identificar la posibilidad de llevarlo a cabo, dependiendo en cada caso particular.

Si el paciente tiene caries, por ejemplo, el blanqueamiento le acelera la carie o desgaste y le afecta el nervio. Además, si su encía está inflamada el blanqueamiento solo lo exacerbará. De tener arreglos, como puentes, la sonrisa se manchará, con tonos inconformes. Esto, sin embargo, es algo que solo puede detectar un verdadero dentista.

“Un diseño de una sonrisa no puede dejar a un segundo plano la funcionalidad y la calidad oral. Lo que tú quieres que se vea bien tiene que ir cónsono con tu boca, con tu aspecto. No es solamente que se vea bien, sino que funcione bien, de que tú puedas morder bien, de que puedas tragar bien, de que puedas limpiarte bien. La función y la estética tiene que ir de la mano”, instó.

Buscan reportarlos

Primero, son muy amenos con sus víctimas, pero cuando esa persona regresa con complicaciones, máxime cuando se le comienza a partir sus dientes, desaparecen. Esta es la costumbre de aquellos que se hacen pasar por profesionales y hacen los procedimientos de “perridientes” sin ser dentistas, indicó Ortiz Escalera. Es por esto que están determinados a atacar el “intrusismo” de estas personas dentro del campo de la odontología.

“La persona te va a (atender) muy deseosa la primera y segunda vez, pero ya para la tercera no te va a empezar a colgar, no te va a coger el teléfono, son personas que no tienen licencia”, reiteró el doctor.

Por lo tanto, una de las metas de Ortiz Escalera es contratar a detectives privados para detectar a estos dentistas fatulos y reportar sus prácticas ilegales a las agencias correspondientes.

“Es un problema que estamos enfrentando y estamos intentando, este año, poner detectives privados de esos anuncios que se están poniendo. Vamos a tener que combatirlo, porque el que termina perdiendo en realidad somos nosotros (los dentistas). No nos conviene, porque están timando a las personas y todo ese trabajo que le hacen tiene que ir a un dentista después, para que un dentista se lo cambie”, lamentó al anunciar que se hará una comisión dedicada al intrusismo en el Colegio.

Cuidado con las perforaciones y otros “looks”

Existen otras modas que pueden propiciar infecciones y daños a largo plazo en la salud oral de las personas. Entre estas están las perforaciones en las lenguas y labios, que suelen infectarse e hinchar el área con facilidad por las bacterias que ya existen en la boca, lugar con más bacterias y virus en todo el organismo humano, por más limpia que esté.

“Son cosas completamente innecesarias. Yo sé que (es) la juventud, pero es un peligro y el problema es que los ‘influencers’ y los artistas lo hacen y la gente quiere estar en la onda, pero son un peligro. Se infectan, cogen mucha bacteria”, puntualizó.

Lo mismo se aplica a los tatuajes en las encías, la lengua, mucosa y los labios, según indicó la dentista pediátrica Elizabeth Rosario en su escrito “¿Tatuajes en la boca? Dolorosa y riesgosa práctica”.

Los tatuajes en la cavidad bucal pueden provocar una reacción alérgica, pues el cuerpo posiblemente rechace la tinta. Asimismo, la técnica con micro-agujas para crear un diseño de un tatuaje puede ocasionar una reacción inflamatoria importante y dejar una cicatriz marcada que, inclusive, propicia que el tatuaje no se quede en la piel, sino que se desvanezca.

“Las micobacterias pueden causar una micobacteriosis que puede causar una infección cutánea debido a agujas o tintas contaminadas o el empleo de técnicas incorrectas. En los casos en que la tinta haya sido reutilizada o en condiciones no adecuadas de higiene, existe la posibilidad de un contagio no deseado como lo es la hepatitis, herpes simple, virus del papiloma humano o el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Igualmente se pueden formar granulomas. La estructura de un diente sano no debe comprometerse ya que puede ocasionar sensibilidad, caries y hasta la pérdida del diente”, lee su escrito.