Fractura de pene: ¿mito o realidad?

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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El solo nombre de la lesión asusta a cualquiera, máxime a los hombres: fractura de pene. Tal pareciera que se trata de una leyenda urbana o una broma de mal gusto, de esas que provocan cara de espanto. Sin embargo, no lo tache como puro cuento: esta dolorosa ruptura, aunque poco frecuente, sí sucede.
No consiste en una fractura como tal, pues el órgano sexual masculino está únicamente formado por tejidos y músculos. En estos casos, la palabra significa ruptura o laceración, explica el urólogo Gil Nieves. Los que padecen el trauma -que sólo ocurre durante una erección- revelan, no obstante, que se anuncia como una fractura misma: mediante un chasquido o estallido.
A esta señal le sigue un dolor intenso en la zona, pérdida súbita de la rigidez y un moretón (hematoma) considerable.
Inesperado accidente
Salvo excepciones -como accidentes de auto o heridas de bala-, estas lesiones ocurren durante relaciones sexuales vigorosas. Según precisa Norman de la Rosa, residente en jefe de urología en el Recinto de Ciencias Médicas, si el miembro se sale de la vagina y golpea con fuerza el exterior de la mujer, éste puede doblarse a pesar de la erección.
La infrecuente torcedura, detalla el especialista, resulta de “una rotura de los cuerpos cavernosos del pene, que son unos cilindros que se llenan de sangre durante la excitación y permiten la erección”. Si bien la ruptura se limita a uno o ambos cuerpos, también puede ocurrir una lesión de la uretra.
“La fractura del pene es básicamente una emergencia porque, si no se le hace caso, eventualmente -como todo tejido- va a cicatrizar. Por eso, si no se recibe una pronta atención médica, la cicatriz va a ser anormal”, advierte el Dr. Nieves. La disfunción eréctil, aunque no es una consecuencia común, sí puede ocurrir.
Aunque muchos ocultan estas lesiones por pudor o ignorancia, los especialistas subrayan la importancia de recibir atención médica. Sólo una visita inmediata a la sala de emergencias garantiza -la mayoría de las veces- que no existan complicaciones a largo plazo, incluyendo una visible curvatura en el órgano.
“La operación depende del daño ocasionado durante el acto. Por lo general, conlleva reparar las corpóreas cavernosas y, en ocasiones, hay que reparar hasta la uretra”, acota el Dr. De la Rosa, añadiendo que la recuperación toma unas seis semanas.
Situaciones de riesgo
La mayoría de los traumas del pene ocurren cuando:
Se incorporan posiciones forzadas en el acto sexual, como la del "jinete", donde la mujer monta al hombre.
Sucede una penetración forzada sobre el pubis o el periné de la pareja.
Hay una falta de acierto al penetrar a la pareja sexual, lo cual ocasiona que el miembro se flexione.
El paciente se masturba y maneja con brusquedad el miembro.
La persona se autocastiga infligiéndose lesiones.
Fuente:
www.vanguardia.com