Flexibilizar restricciones para donar sangre es “un paso a la dirección correcta”
Sin embargo, expertos aseguran que la propuesta del FDA que eliminaría las trabas para hombres gay y bisexuales no son suficientes para erradicar estigmas sobre la sexualidad.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, en inglés) anunció que buscará eliminar las limitaciones para hombres que tienen relaciones sexuales con hombres (MSM, en inglés) y mujeres que tienen contacto sexual con esta población en su evaluación para donar sangre.
El cambio se basará en preguntas sobre riesgos individuales e inclusivas al género que optan por reducir el riesgo de VIH por transfusión.
¿Qué significaría esto? Según la directora del Banco de Sangre de Puerto Rico, Consuelo Climent, la nueva propuesta que publicaron el pasado 27 de enero aspira a que Estados Unidos y sus territorios estén en línea con las políticas vigentes que fungen en países como Reino Unido y Canadá, que removieron en 2021 y 2022, respectivamente, las trabas que afrontaban -mayormente los hombres gay y bisexuales- para aportar a esta causa.
“El cuestionario, en vez de preguntar si eres un hombre que ha tenido sexo con hombres, ahora esta va a aplicar tanto a hombres como mujeres, y las preguntas van a ser: En los últimos tres meses, ¿ha tenido una pareja sexual nueva? Y en los últimos tres meses, ¿ha tenido sexo con dos o más parejas sexuales?”, expresó la doctora.
Además, Climent expuso que al posible donante responder a cualquiera de las preguntas en la afirmativa, se le preguntará luego sobre antecedentes de sexo anal en los últimos 90 días. De responder “sí” a esta, se le solicitará al prospecto a que aplace su donación a unos tres meses.
En otras palabras, un posible donante, independientemente de su identidad de género u orientación sexual, que informe no tener parejas sexuales nuevas o múltiples, ni sexo anal en los últimos tres meses, será elegible para donar, siempre y cuando cumpla con todos los demás criterios vigentes.
La directora médica indicó que el contacto sexual anal se consideró como un factor importante en la evaluación dado que recientes estudios epidemiológicos han apuntado esta práctica como de mayor riesgo.
Según la FDA, esos datos están basados en la información recuperada de la Evaluación de la variabilidad del donante y nuevos conceptos para la elegibilidad (ADVANCE, en inglés), que investigó desde 2020 otras alternativas de aplazamiento de donación de sangre sin discriminar a integrantes de las comunidades lésbica, gay, bisexual, trans, “queer”, intersexual, asexual, pansexual y más (LGBTQIAP+).
El estudio, el primero en la historia de Estados Unidos que integró a personas de poblaciones sexodiversas, se hizo analizando datos de países con epidemiología similar de VIH que han adoptado el enfoque propuesto por esta agencia.
“Creo que hay una evidencia muy sólida. En Canadá y en Reino Unido llevan más tiempo administrando este tipo de cuestionario y no han tenido algún aumento en el riesgo de transmisión de enfermedades por transfusión. Estoy muy de acuerdo con estos cambios, y tan pronto el FDA ya diga que es una guía, lo pienso cambiar”, expresó Climent, adelantando que la entidad salubrista trabaja con los borradores de los nuevos cuestionarios.
Sin embargo, la doctora explicó que seguirá vigente el periodo de aplazamiento para posibles donantes que usen medicamentos para prevenir la exposición al VIH. En el caso de las personas que consuman profilaxis previa a la exposición (PrEP, en inglés) de manera oral, tendrían que esperar tres meses desde su dosis más reciente. Mientras tanto, aquellos que reciben el fármaco inyectable, le solicitan esperar dos años desde su dosis más reciente.
“Los medicamentos preventivos son muy buenos en cuanto a que no hay detección del virus, por lo tanto, de contacto sexual, no hay riesgo de transmisión. Pero no hay datos que, por transfusión, no se va a transmitir. ¿Pero quién sabe si, dentro de dos años, hay datos suficientes para decir que, si está tomando esos medicamentos, también puede donar? Pero eso es algo que tomará tiempo y hay que estar seguros porque esto será un componente que se le va a administrar a un paciente”, manifestó.
Mientras tanto, la nueva guía no presenta cambios en los periodos de restricción del donante para otros factores de riesgo de VIH, incluso para personas que han tenido sexo por dinero o drogas o tienen antecedentes de uso de drogas inyectables sin receta.
Igualmente, la FDA informó que cualquier persona que alguna vez haya tenido un resultado positivo en la prueba de VIH, o que haya tomado algún medicamento para tratar la infección del virus, continuaría siendo diferenciada de forma permanente.
Sin embargo, esta guía todavía no es oficial, dado que la propuesta de la evaluación sigue abierta a comentarios públicos por 60 días. Se espera que la sección de comentarios cierre a finales de marzo para que la agencia sanitaria haga sus revisiones antes de dar por terminada la nueva guía.
“La ciencia de la medicina preventiva no es una ciencia exacta, tú vas evolucionando según la experiencia que vas obteniendo, y fíjate cómo ha ido cambiando desde cuando el diferimiento era indefinido, hasta que, ahora, ya se ha identificado y está bien claro que hay estudios que han identificado cuáles son los riesgos actuales”, explicó Climent, exponiendo que los cambios podrían tomar hasta tres meses en lo que entrenan al personal de los laboratorios sobre la nueva guía y poner en acción las modificaciones a nivel sistémico.
“Un paso a la dirección correcta”
El médico especialista en medicina interna y pediatría, Jean Carlos Rodríguez Agramonte, quien realiza una subespecialidad en medicina LGBTQ en el Sistema de Salud Mount Sinai, en Nueva York, expresó que la propuesta de evaluación de la FDA que eliminaría las diferenciaciones en la población MSM para hacer un cernimiento de riesgos independiente de la identidad de género y orientación sexual del posible donante, representa “un paso a la dirección correcta”.
“Es importante, porque necesitamos sangre, necesitamos donantes de sangre, y tú limitar la donación a grupos específicos de personas, pues limita el suplido y hay una demanda alta de productos de sangre en Puerto Rico y Estados Unidos, que se agudizó con la llegada de la pandemia del COVID-19″, expresó el doctor a Primera Hora. Recordó que, para abril de 2020, la agencia federal tuvo que modificar el periodo de diferenciación que tenían los MSM, de un año a tres meses, por la emergencia de salud pública.
Sin embargo, Rodríguez Agramonte sostuvo que, ante la cantidad de tratamientos disponibles que son efectivos para detectar infecciones en la sangre, los periodos de aplazamiento, al fin y al cabo, es un “exceso de precaución” que impide a aportar a esta causa que puede salvar vidas. Asimismo, manifiesta que estas limitaciones pueden seguir perpetuando estigmas contra las poblaciones LGBTQIAP+.
Incluso, Rodríguez Agramonte indicó que, al la población tener acceso hoy día a medicamentos que reducen en 99% el riesgo de transmisión del VIH mediante el sexo, las limitaciones “no tienen sentido”.
“Todas, todas, todas las muestras que se utilizan para donación de sangre reciben el mismo tratamiento para reconocer si tienen infecciones. Se le hacen un sinnúmero de pruebas, como la de ‘Trypanosoma brucei’ (enfermedad del sueño), hepatitis, VIH, HTLV (virus linfotrópico humano de los linfocitos T), sífilis, zika, Babesias (parásito que infecta los glóbulos rojos), entre algunas otras”, indicó.
“Las pruebas de VIH son bien efectivas, y no se hace solo un tipo de prueba, se hacen dos, una de ellas siendo la amplificación del ácido nucleico, o el RNA, el cual puede detectar la presencia incluso antes que las pruebas de antígenos y anticuerpos que se le hacen a las personas, y, usualmente uno va a tener una carga viral en las primeras dos semanas después de la infección. Así que decir que un hombre que tiene sexo con hombres (no puede donar) no tiene tanto sentido porque tenemos pruebas suficientes buenas”, enfatizó, a la vez que puntualizó que, desde 2008, no ha salido un caso de transmisión de VIH a través de la transfusión de sangre.
Por su parte, Miguel Vázquez Rivera, director ejecutivo de True Self Foundation, pese a coincidir en que las nuevas recomendaciones de la FDA son “un paso hacia delante”, dijo sentirse frustrado de que la institución, destacada por sus avances científicos, “tenga tanto retroceso y conocimiento arcaico de nuestras comunidades”, particularmente en los pacientes de PrEP y PEP.
“Desde el principio, es estigmatizar las comunidades LGBT+ para poder donar sangre fue un problema definitivo, porque todavía no se acaba de entender que las comunidades no están en riesgo, lo que está en riesgos son las conductas sexuales que hacemos”, sostuvo el psicólogo clínico.
Asimismo, indicó que el enfocarse ahora en el sexo anal como la actividad de riesgo pone un estigma sobre la práctica que “no es exclusiva de hombres que tienen sexo con hombres, porque las parejas heterosexuales también lo tienen”.
“Si tienes sexo anal con protección, y puede ser con quien tú quieras, no pasa nada. Estamos estigmatizando la sexualidad y estamos inculcando visiones tradicionales en lo que es el sexo, y priorizándolo en lo que es el sexo monógamo. Pero el sexo monógamo, sin protección, es igualmente riesgoso”, apuntaló.
Vázquez Rivera, en fin, sostuvo que el paso más certero para que la FDA logre incluir a las poblaciones sexodiversas en la donación de sangre es que presente una guía que se enfoque en “conductas sexuales sin protección, y no en comunidades, ni en prácticas sexuales en general”.
“Este debería ser el camino correcto porque, de lo contrario, el mensaje que se envía es que unos tipos de prácticas sexuales son mejores que otras y que las personas que practican estas conductas, pues, definitivamente son de segunda categoría, por lo que se estigmatiza al final del día”, expresó.
Igualmente, exhortó a las agencias de salud de la Isla que, de aprobarse esta guía de evaluación, necesitan tomar el espacio para erradicar el discrimen sistemático y presentar políticas públicas que respeten a grupos vulnerados.
“Tienen que limpiar la casa, evaluarse, e identificar líderes de grupos comunitarios que sean asesores de estas políticas para que eduquen a todas las instituciones”, puntualizó.