Existe una disciplina que utiliza el movimiento y la danza como herramientas para fomentar el bienestar emocional, físico y social: esta se conoce como la Danza/Movimiento Terapia (DMT).

Amarillis Vázquez Morales, presidenta del capítulo local de DMT y Hecbel Rodríguez Crespo, psicóloga y danza/movimiento terapeuta, compartieron con Primera Hora detalles de esta modalidad terapéutica, de la cual se celebrará un simposio en la isla el próximo 16 de noviembre.

La DMT está basada en la interconexión entre mente y cuerpo y ayuda a las personas a expresar emociones que pueden ser difíciles de verbalizar. También fomenta una relación de autoconocimiento y transformación. Según Vázquez Morales, “la DMT promueve el desarrollo de la neuroplasticidad y estimula las neuronas espejo, lo que facilita una mejor comunicación y conexión en entornos grupales, especialmente en situaciones de aislamiento social”.

Entre los principales beneficios de la DMT se encuentran la mejora de la autoestima, la estimulación de la conciencia corporal y el alivio del estrés. Además, fomenta la creatividad y la exploración personal, ofreciendo un espacio seguro para la expresión sin juicios.

La DMT tiene sus raíces en la década de 1940, cuando la bailarina y coreógrafa Marian Chace observó que el movimiento espontáneo permitía a sus clientes expresar emociones que no podían verbalizar. Desde entonces, esta modalidad terapéutica ha evolucionado y se ha consolidado como una herramienta respaldada por estudios científicos, que muestran cómo el movimiento y la expresión corporal están profundamente conectados con el desarrollo de nuestras capacidades humanas.

Para todas las edades

La DMT es accesible para personas de todas las edades y condiciones físicas, y es especialmente útil para adultos mayores, personas en procesos de rehabilitación física, y aquellos que enfrentan desafíos de salud mental, como ansiedad y depresión.

“Es una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida y combatir el aislamiento, especialmente entre adultos mayores y personas con discapacidades físicas o neurológicas”, explicó Rodríguez Crespo.

Esta terapia se adapta a las necesidades de cada individuo, permitiendo que todos, independientemente de su capacidad física, puedan beneficiarse de sus efectos.

En comparació a otras formas de terapia tradicionales, la DMT se centra en el lenguaje corporal como principal medio de intervención, creando un espacio seguro donde el movimiento es libre de juicios y estándares. La terapia no se basa solo en hablar de emociones, sino en experimentarlas y procesarlas físicamente. Como señala Vázquez Morales, este enfoque permite una integración profunda entre mente y cuerpo, promoviendo la capacidad del cliente para conectar con sus emociones y aplicarlas en su vida cotidiana.

Para Rodríguez Crespo, los cambios que ha visto en sus pacientes son testimonio del poder de la DMT.

“Con adultos mayores diagnosticados con Alzheimer hemos visto cómo a través del lenguaje no verbal encuentran un espacio de comunicación donde se sienten incluidos y aceptados sin prejuicios. En un caso, un adulto que ya no podía utilizar sus palabras expresó agradecimiento hacia su terapeuta con un gesto y una sonrisa,” relató.

Un espacio para aprender y conectar

El simposio del 16 de noviembre contará con tres conferencias impartidas por danzaterapeutas puertorriqueñas que han realizado investigaciones en el campo. También habrá paneles de discusión, uno de ellos compuesto por profesionales de la salud en áreas como quiropráctica, fisioterapia, trabajo social y acupuntura, y otro que abordará terapias artísticas creativas, como musicoterapia, arte terapia, psicodrama y danza/movimiento terapia.

Además de las charlas, el simposio incluirá experiencias prácticas de intervención, mesas informativas y oportunidades para hacer networking. Los interesados pueden adquirir sus boletos a través de Eventbrite.

La invitación está abierta para todos aquellos interesados en explorar el impacto de la DMT en el bienestar físico, emocional y social.