Estos son los cinco hábitos para ser más feliz
Implementa estas prácticas en tu día a día y te ayudará a alcanzar ese estado de ánimo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Experimentar felicidad puede ser uno de los objetivos compartidos por todas las personas. Sin importar su lugar de origen o condiciones sociales, ser feliz está en sus planes de vida. Pero más allá de ser un estado de plenitud permanente al que se llega, la felicidad se alcanza de una forma más biológica. La ciencia ha demostrado que las emociones tienen su origen en estímulos que provocan reacciones químicas en nuestro cerebro. Estas condiciones se pueden lograr a través de ciertos hábitos y acciones diarias que causan la segregación de las hormonas que nos hacen sentir felicidad -la serotonina, endorfina, dopamina y oxitocina.
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Aunque hay varios listados que son resultado de diversas investigaciones, aquí le contamos cuáles son los cinco hábitos que puede implementar para ser más feliz, de acuerdo con una revisión científica de ‘National Geographic’.
1. Nombrar las emociones
No siempre es sencillo poner en palabras nuestras emociones y eso hace que sea más difícil hablar de ellas y gestionarlas.Un estudio publicado por la National Library of Medicine demuestra que el etiquetado de los sentimientos frena la actividad de la amígdala, la zona del cerebro que se activa cuando nos emocionamos.Una de las recomendaciones de los psicólogos para conectar con las emociones y reconocerlas es escribir o hablar sobre lo que nos sucede.
2. Socializar
Los humanos somos seres sociales. Tener un entorno que ofrece apoyo y protección fue determinante para nuestro desarrollo como especie y como tal sigue siendo una necesidad para nosotros.Por eso mantener una buena relación con nuestros seres queridos, compartir con ellos, crear vínculos con nuevas personas puede aportar a nuestra felicidad. Esto se respalda científicamente con los resultados de una reciente investigación publicada por Harvard, en la que se analizó al detalle la vida de más de 700 jóvenes -con distintos contextos socioafectivos- desde 1938 hasta la actualidad y concluyó que el denominador común entre aquellos individuos que se clasificaron como felices era la calidad de sus relaciones.Los expertos detectaron que las personas más vinculadas a sus amigos y su familia viven más, logran en mayor medida sus objetivos vitales y son físicamente más saludables.
3. Ejercitarse
Mover el cuerpo también genera respuestas biológicas, como la liberación de las hormonas de la felicidad.Se ha demostrado que hacer ejercicio disminuye el estrés, la ansiedad y aumenta la productividad. Un estudio de las universidades Oxford y Yale publicado en The Lancet demuestra que practicar ejercicio proporciona más felicidad que la riqueza.Pero ojo con excederse, pues los investigadores detectaron que demasiado deporte podía ser contraproducente para la salud mental: aquellos que se pasaban se sentían tan infelices como los que no hacían ningún tipo de actividad física.
4. Abrazar
El abrazo puede ser el símbolo global de la reconciliación y el consuelo. Este acto, aunque parezca pequeño, puede impactar directamente en su estado de ánimo.El contacto físico reduce la segregación de cortisol en nuestro cerebro y ello permite que se libere oxitocina y serotonina, haciéndonos sentir mejor.”Un artículo publicado en la revista PLOS ONE revela que recibir o dar un abrazo se asocia con la atenuación del estado de ánimo negativo que aparece cuando experimentamos un conflicto personal”, menciona ‘National Geographic’.Además, la profesora de neurociencia y comportamiento de la Universidad John Moores de Liverpool, Susannah Walker, explica en su teoría que desde bebés estamos predispuestos a abrazar para garantizar nuestra supervivencia. Lo que, de adultos, nos condiciona a asociar esta manifestación de afecto con un sentimiento de protección que nos conduce a reducir el estrés y ser más felices.
5. Ser amable con uno mismo
La actitud frente a la vida y lo que nos sucede es clave para sentirnos más felices. El vínculo personal es fundamental y cambiar el discurso interno por uno más positivo puede ser el primer paso. Con frecuencia nos repetimos mensajes negativos: “soy un desastre”, “soy muy torpe” o “siempre me equivoco”, entre otros. Frases negativas que crean una narrativa sobre nosotros mismos.
Así lo demuestra el estudio de la Universidad de Michigan, liderado por Ethan Kross, que expone que cuando nuestro diálogo interno se establece en primera persona, tendemos a pronunciar este tipo de frases.Sin embargo, cuando nos dirigimos a nosotros mismos en segunda persona con ejemplos como “este error no te representa”, “puedes superar esto” o “lo estás haciendo genial”, tomamos mayor distancia de las emociones y somos más racionales, e incluso más optimistas.
Adicionalmente, existen más prácticas que puede implementar para experimentar con mayor frecuencia la felicidad y vivir desde la plenitud y no la angustia o el dolor, como la meditación, practicar el agradecimiento, entre otras.