Un estudio reciente reveló que limitar el acceso a internet en los teléfonos móviles podría ser clave para mejorar la salud mental y la capacidad de atención.

La investigación, liderada por Adrian Ward de la Universidad de Texas en Austin y publicada en “PNAS Nexus”, analizó cómo una desintoxicación digital afecta el bienestar de las personas.

Un experimento con dos grupos

La investigación se llevó a cabo con 467 participantes, quienes fueron divididos en dos grupos. Durante un periodo de dos semanas, uno de los grupos restringió el acceso a internet móvil en sus dispositivos, dejando únicamente habilitadas las llamadas y los mensajes de texto.

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El otro grupo continuó utilizando sus teléfonos de manera habitual. Posteriormente, los roles se intercambiaron para evaluar el impacto de la desconexión en ambos casos.

Aunque los participantes aún podían acceder a internet desde sus computadoras, la ausencia de conexión permanente en el teléfono generó cambios notables.

Una mejora en la atención y la salud mental

Los resultados mostraron que el 91% de los participantes experimentó mejoras en al menos uno de los tres aspectos evaluados: salud mental, bienestar subjetivo o capacidad de atención. Uno de los hallazgos más relevantes fue el incremento en la concentración, el cual se equipara a revertir una década de deterioro cognitivo asociado a la edad.

Los investigadores señalan que el uso prolongado de los teléfonos inteligentes contribuye a la disminución de las habilidades cognitivas. Sin embargo, este desgaste no es irreversible, ya que modificar ciertos hábitos puede generar cambios positivos en poco tiempo.

Un impacto positivo en el bienestar general

Además de la atención, la salud mental de los participantes también mejoró considerablemente. Un 71% reportó sentirse mejor anímicamente, y los síntomas de depresión se redujeron a niveles comparables con los obtenidos mediante ciertos tratamientos farmacológicos.

A medida que transcurrían los días sin acceso a internet móvil, las personas comenzaron a experimentar un bienestar progresivo. Muchas dedicaron más tiempo a actividades offline como la lectura, la interacción social cara a cara y el contacto con la naturaleza. Asimismo, la calidad del sueño mejoró, lo que reforzó la sensación de conexión con su entorno.

Los hallazgos de este estudio resaltan un dilema importante: aunque los teléfonos inteligentes han transformado la manera en que nos comunicamos y accedemos a la información, su uso excesivo ha generado una dependencia que afecta la salud mental y cognitiva, de acuerdo con el estudio.