Si se ha estado preguntando por qué le resulta difícil alcanzar sus objetivos de peso, el estrés podría ser un factor clave que a menudo no se considera.

Según expertos, el estrés puede influir en su capacidad para perder peso a través de una combinación de hormonas, hábitos poco saludables y cambios en el metabolismo.

El cortisol, una hormona liberada en respuesta al estrés, juega un papel fundamental en este proceso.

Rachel Goldman, psicóloga especializada en conductas alimentarias, explica que cuando está bajo estrés, sus glándulas suprarrenales liberan esta hormona para aumentar el nivel de glucosa en la sangre, proporcionando energía rápida. Sin embargo, cuando el estrés se vuelve crónico, la producción constante de cortisol puede provocar antojos de alimentos ricos en azúcares y grasas, además de ralentizar el metabolismo.

Efectos del estrés en el metabolismo y el apetito

Un estudio realizado en 2015 por la Universidad Estatal de Ohio reveló que las mujeres que experimentaron estrés en las 24 horas previas a consumir una comida rica en grasas quemaron 104 calorías menos que aquellas que no estaban estresadas.

Además, presentaron niveles más altos de insulina, una hormona que fomenta el almacenamiento de grasa.

El estrés no solo afecta el metabolismo. Según el Sistema de Salud de la Universidad de Pensilvania, el cortisol también puede alterar los patrones de sueño, lo que influye en dos hormonas clave: la grelina y la leptina.

Dichas hormonas controlan el apetito y la sensación de saciedad, y cuando están desbalanceadas por la falta de descanso adecuado, puedes sentir más hambre y consumir más alimentos de lo necesario.