Muchas lunas han transcurrido desde entonces. La oscuridad reinaba el mundo. La humanidad clamaba por luz. 

Tantas fueron las plegarias, que el universo envió a una deidad en forma de mujer araña. Se trataba de la gran Asibikaashi, quien traería el sol de vuelta al mundo. Con su poder, la mujer cumplió su cometido. Con su hazaña no solo encendió la luz, sino que también logró que las personas de la tribu Ojibway se unieran en una sola como una nación. Y luego que sus habitantes comenzaron a poblar diferentes puntos de Norteamérica, Asibikaashi, al ver su misión principal cumplida, juró que ahora se encargaría de cuidar a los niños. Puesto que no podía arrullar a cada uno en persona cada noche, la mujer tejió cientos de telarañas en forma de círculo y las repartió, enviándolas en ondas similar a como el sol viaja a través del cielo. Las colgó a la altura de la cuna de cada pequeño. De esta manera, así como Asibikaashi atrapaba los insectos y el mal con su telaraña, la red del dreamcatcher o cazador de sueños atraparía los sueños negativos para que se desvanecieran con la primera luz del sol en la mañana. 

Esta leyenda ancestral, que pertenece a la tribu a la que se le atribuye el origen del dreamcatcher, se une a la gran lista de otras narrativas indígenas que explican el surgimiento de este objeto místico. Si bien cada una relata una historia distinta, todas comparten la visión de la importancia de los sueños en nuestra vida y cuánto influyen en nuestro bienestar.

¿Un simple ornamento?

De acuerdo con diversas tribus norteamericanas, los sueños de los humanos son mensajes enviados por espíritus sagrados. No soñamos por soñar. Para muchas de estas culturas, el dreamcatcher se convierte en una alternativa para, además de encaminarnos a disfrutar de un sueño placentero, brindarnos la sabiduría para superar los retos de la vida. 

“Hace años los abuelos de las tribus los confeccionaban para los bebés cuando nacían”, revela Iris Álvarez, quien se confiesa apasionada de esta ideología, razón por la que hace cuatro años los diseña. Hoy día, al cazador de sueños también se le considera “un talismán de buena suerte y de unidad entre las tribus americanas nativas”, añade.

En la actualidad, el verdadero interés por esta pieza ancestral está dividido. Si bien hay quienes confían plenamente en la veracidad de la  función mística que se le adjudica, para unos es solo un símbolo indígena, un simple ornamento  o un recordatorio de algún lugar turístico. “Se puede decir que es un adorno con propósito”, sostiene convencida Álvarez. “En la cultura nativa americana, es una creencia, no una superstición”. Además, “hoy día sigue siendo un talismán de inspiración y también para evitar pesadillas”, puntualiza a la vez que señala que a los que diseña les coloca una amatista en el área de la red  por ser una gema “con propiedades sanadoras, incluyendo prevenir el insomnio”. 

Para más información puedes llamar a Iris Álvarez al 787-636-1623.

¿Qué representa? 

 El significado de cada una de las partes que compone el dreamcatcher varía según la tribu. En términos generales, algunas teorías exponen lo siguiente:

Rueda o aro

Siempre debe ser de madera. En sus inicios, se fabricaba del árbol de sauce a un tamaño de 3 1/2 pulgadas de diámetro. Se cree que simboliza la rueda de la vida o las estaciones.

Red o “telaraña”

Al principio, los indígenas la fabricaban de filamentos de tendón animal (sinew). El propósito es que las pesadillas se enreden para luego perderse en el orificio del centro. Dependiendo de la tribu, los nudos de los hilos que conforman la red tienen un significado y una función. Por ejemplo, se dice que tejida con 5 nudos representa la estrella, mientras que con seis, la valentía.

Cuenta o piedra

Dentro de la red o “telaraña” hay una cuenta como símbolo de la araña que atrapa las pesadillas. Para otros, representa la referencia a que existe un solo Creador.

  

Pluma

 De acuerdo con muchas tradiciones indígenas, las plumas tienen la virtud de limpiar las energías negativas. Para algunas, en un dreamcatcher simboliza el aliento y tienen la función de filtrar los sueños al servir como una especie de escalera para que solo los de esencia positiva suban y entren a la mente del soñante. De esta manera, la persona podrá recordarlos.

(Fuente principal:  Iris Álvarez, artista que diseña dreamcatchers. Otras fuentes:  lifescript.com, wisegeek.com, Wikipedia y thewolfsdencreations.com)

Algo  de historia

La primera documentación de este ornamento místico data en 1929, por un estudiante no nativo americano de nombre Francis Densmore

Según la tradición, se debe colocar cerca de la cabecera de la cama, en un área ventilada y donde se asome el  sol mañanero para que con la luz del día se quemen los sueños negativos y así no se manifiesten

Aunque comparten la misma función, según la tribu Cherokee, el personaje de la mujer araña trajo fuego (en vez del sol, como establece la leyenda Ojibway). En la Navajo, el nombre del personaje es Na ashje’ii Asdzaa. Para los Sioux, el dreamcatcher significa “envuelto por una araña”.

 Una de las leyendas más populares es la de la tribu Lakota (que forma parte de la Sioux), que hace referencia a un líder espiritual del mismo nombre y a su encuentro con Iktomi, el gran maestro que le infundió la sabiduría de este objeto místico. Según esta, el cazador de sueños sostiene el destino del futuro del soñante.