Hay pensamientos que ayudan. Y hay pensamientos que anulan. ¿Cuáles son los que dominan tu día?

La influencia de la mente en nuestra cotidianidad es un tema del que se ha hablado por años, pero el que todavía algunos ven con escepticismo, fantasía o con dificultad para asimilar. Independientemente de tus creencias, lo cierto es que la ciencia y la conducta humana cuentan con cientos de ejemplos de cómo aquello en lo que centramos atención, los miedos y las creencias limitantes, tienen un papel de peso en nuestros resultados. Entonces, ¿qué provoca ese freno para lograr aspiraciones? ¿Es difícil trabajar en un cambio a nuestro favor? ¿Cómo podemos gestionar ese progreso?

Uno de los primeros pasos es convencerse de que lograr esa transformación es una tarea posible. También, es relevante comenzar a observar lo que pensamos. “Cuando uno piensa en los pensamientos, valga la redundancia, cree que son cosas que no van más allá, que pueden generar una cierta incomodidad o que pueden generar una cierta ilusión. Si nosotros profundizamos un poco y seguimos esa corriente de pensamientos, el pensamiento genera un sentimiento, y el sentimiento, a través de una serie de mapas que hay en el cerebro, transmutan, cambian ese sentimiento en una emoción”, comenzó a explicar el reconocido médico y conferencista español Mario Alonso Puig, sobre el impacto en nosotros.

“Una emoción es un proceso corporal. Es decir, lo que yo estoy pensando, no solo lo estoy, de alguna manera, sintiendo de forma más o menos consciente, sino que se está reflejando en procesos bioquímicos, en procesos fisiológicos en mi cuerpo”, prosiguió el doctor, a cargo de la conferencia “Haz lo (im)posible”, a presentarse esta noche y mañana, viernes 11 de abril, a las 8:00 p.m. en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico (UPR). “Por eso tiene tantísima importancia estar atento al tipo de pensamientos que fabricamos, porque está teniendo un impacto, seamos o no conscientes, en nuestra salud, en nuestro nivel de eficiencia, en las relaciones con los demás, en el tipo de abundancia o de escasez que experimentamos en nuestra vida”, resaltó quien por 25 años se desempeñó como médico especialista en cirugía general y del aparato digestivo, hasta que eventualmente decidió dedicarse principalmente a la investigación y la enseñanza en el campo del desarrollo personal y profesional. “Nadie dice que los pensamientos sean la esencia de todo. Lo que quiere decir es que los pensamientos son fundamentales en todo”.

¿Cuál considera que es el mayor concepto erróneo de la gente sobre el poder de la mente?

“El mayor concepto erróneo para mí es creer que no se puede gestionar la mente, que uno no puede gestionar los pensamientos, que uno no puede cambiar aspectos profundos de su personalidad. ¿Cuántas veces habré oído, ‘no, yo soy así porque siempre fui así, en el fondo siempre seré así‘?, esta especie de predicción fatalista, de que uno no puede cambiar. Entonces, esa sensación de que estamos a merced de una serie de dinámicas mentales que por ser inconscientes no sabemos que están operando, desde mi punto de vista, es el principal error que cometemos. Si nosotros entendiéramos mejor esas dinámicas inconscientes, esas dinámicas que están sucediendo sin que nos demos cuenta, si pudiéramos llevar a la conciencia esas dinámicas, entonces podríamos cambiarlas y habría un antes y después en nuestras vidas”.

¿Qué diría a quienes ven esta posibilidad como una fantasía?

“Hay dos formas para ver que esto es que es verdad, que no es falso. Lo primero es que todos conocemos personas que han superado sus miedos, que han superado sus limitaciones y que han transformado aspectos muy profundos de su personalidad. Los conocemos e incluso podemos, a lo mejor, en nosotros mismos reconocer eso. Ya tenemos algo que es una evidencia, es decir, verlo con nuestros propios ojos, escucharlo con nuestros oídos y sentirlo muchas veces con nuestro propio cuerpo. Pero es que además tenemos una evidencia científica. Es difícil que alguien no acepte que si se cambia el cerebro, se pueden cambiar los pensamientos. El cerebro sí puede cambiarse, sí puede moldearse, sí puede reestructurarse, si puede transformarse a través de un proceso que se llama la neuroplasticidad”.

¿Cómo podemos transformar el cerebro mediante la neuroplasticidad?

“El cerebro humano, la neuroplasticidad, es tremendamente sensible a varias cosas. Por ejemplo, es muy sensible al ejercicio físico. La nutrición adecuada, el descanso, favorecen la neuroplasticidad. En lugar de vivir en la queja, vivir en la gratitud. El hacer algo por los demás, el meditar, orar, tener pensamientos positivos, pensamientos ilusionantes, que no niegan la dificultad de la tarea, pero sí niegan la imposibilidad de la tarea, favorecen la neuroplasticidad. El atreverse a hacer cosas diferentes, el leer, el intentar retener cosas que se leen, el reflexionar, todo favorece la neuroplasticidad. Ahora, caer en la impotencia, la sensación de impotencia y la desesperanza, dejarse embargar por la tristeza y la frustración, estarse constantemente diciendo ‘esto es demasiado difícil, no hay manera de hacerlo’, todo eso lo que hace es bloquear la neuroplasticidad. Rodearte de personas que te están diciendo que no vas a llegar a ningún sitio, agobiarse por los problemas del mundo pensando que uno no puede hacer nada para resolverlos, reduce la neuroplasticidad”.

¿Por qué puede parecer difícil lograr un cambio en nuestros pensamientos?

“No es que parezca difícil, es que es difícil. ¿Por qué? Yo quiero que imagines un coche, un carro con una enorme potencia. Imaginemos que tiene 700, 800, 900 caballos (de fuerza). Estamos hablando de un superdeportivo. Pero ese superdeportivo va muy despacito, y el dueño aprieta el acelerador, pero va como si fuera un carro de 50 caballos y dice ‘vaya desastre de carro que tengo’, porque no se da cuenta de que está arrastrando un enorme lastre. Hay una piedra enorme atada con una cadena a su superdeportivo, y eso es lo que evita que la persona pueda conseguir resultados. Es difícil la transformación por la enorme resistencia a creer que esto es posible”.

Pero no es imposible…

“Hay personas que considerarán que es demasiado bonito para ser real. ‘No, yo no me merezco ser feliz, yo no tengo los títulos académicos, yo no tengo la formación para tener éxito en la vida’, entonces, ese es el lastre que arrastramos. Claro, es difícil avanzar en la vida mientras no seamos conscientes de ese lastre, que muchas veces es inconsciente y que estamos arrastrando, y decidamos sencillamente bajarnos de nuestro coche y cortar ese lastre y decir ‘a partir de ahora yo no voy a seguir arrastrando estas creencias limitantes, estos pensamientos que lo único que hacen es hundirme’. Y en ese momento, de repente, el mismo coche va a una velocidad radicalmente distinta”.

¿Qué aconseja a quienes se desesperan porque no ven un cambio favorable de inmediato?

“Yo les invitaría a que fueran a ver a los agricultores. Yo admiro mucho a los agricultores y me gustaría que encontraran a un agricultor impaciente. No creo que lo encuentren, porque el agricultor sabe primero que tiene que preparar la tierra. En segundo lugar, tiene que poner una buena semilla. En tercer lugar, que tiene que cuidar de esa tierra. Esa tierra tiene que tener agua y tiene que tener sol. No encontrarán nunca un agricultor que plante una semilla y al día siguiente se levante ansioso, se levante tenso porque no ha crecido ningún árbol. Los procesos externos ... Yo abro mi móvil e inmediatamente tengo conexión. Pero esto no pasa cuando hablamos de la naturaleza humana. No pasa cuando hablamos de la naturaleza en general. Una flor, un árbol frutal no salen inmediatamente de una semilla. Hace falta un tiempo, hace falta una dedicación. ¿Qué ocurre? Que todo el mundo quiere recoger los frutos, pero muy pocas personas quieren hacer la tarea de labrar la tierra y de cuidarla. Es decir, todo el mundo quiere ser arquitecto, nadie quiere ser albañil. Esta es la diferencia. Yo he conocido muchas personas que han conseguido cosas que se consideran totalmente imposibles, y al final, ¿qué has visto? Ilusión, entusiasmo, confianza, perseverancia y paciencia. Y esa paciencia no es aguantarse, sino la adaptarse al ritmo natural de las cosas”.

Una conferencia para hacerlo posible

Dentro de su compromiso educativo, el experto en inteligencia emocional y desarrollo personal realizará la conferencia “Haz lo (im)posible” en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico.

“Es una es una experiencia en la cual yo voy a explicar, y vamos a participar todos, en un proceso de transformación para conectar con nuestros verdaderos recursos y posibilidades, y empezar a liberarnos precisamente de esos lastres, de esas creencias disfuncionales, de esas limitaciones que nos estamos imponiendo y que verdaderamente son el verdadero obstáculo para hacer realidad nuestros sueños”, expresó en detalle el autor de numerosos libros sobre desarrollo personal y profesional, e hizo referencia al arte de la promoción, que presenta la palabra “imposible” con “im” tachado, en un juego de palabras.

“Están tachadas porque muchas veces lo que vemos como imposible, no es imposible de cara a la realidad. Es imposible de acuerdo a nuestra mentalidad. Si tú cambias tu mentalidad, estás cambiando tu realidad”.

Los boletos para “Haz lo (im)posible” están disponibles a través de Ticketera.