Cambio de roles en los encuentros sexuales

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
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Si uno fuera a dejarse llevar por la sobrepoblación mundial, sería dable pensar que esto de tener sexo es “un bombito al pitcher”; que es sólo cuestión de querer y poder. Pero, a juzgar por las casi infinitas variables de qué es lo que les gusta a unos y a otros, las relaciones sexuales son poco menos que ecuaciones algebraicas, pues, primero, hay que descifrar qué es lo que le gusta a cada cual para, entonces, ver hasta dónde el otro es capaz de llegar.
Y aquí es que, precisamente, entran en juego los cambios de roles. Es decir, cuando en la pareja uno quiere jugar a ser “policía”, por ejemplo, y el otro accede a hacer el papel del “detenido”. O, tal vez, uno hace las veces de “doctor” y el otro está de acuerdo con ser el “enfermo”.
Pero, nótese que en este juego sexual hay ciertas palabras que son claves para que el cambio de roles se dé dentro de un contexto justo y equitativo: esas palabras son “accede a” y “está de acuerdo con”. Es decir que es preciso que, en la pareja, ambas partes estén de acuerdo con este cambio de roles.
Aun cuando, previo al intercambio sexual, ambos en la pareja disfrutaran asumiendo otras personalidades, nos intrigaba saber: ¿Es esto saludable? ¿Tiene esta práctica algún aspecto negativo?
Para contestar estas interrogantes consultamos con dos expertos en la materia: el Dr. Luis Rojas -quien, además de obstetra y ginecólogo es terapista sexual certificado- y la Dra. Carmel Valcarcel MD, experta en sexualidad. Entre los dos, nos ofrecieron dos perspectivas diferentes sobre el llamado role playing.
La importancia de salir de la rutina
La Dra. Carmen Valcárcel, por su parte, dejó entrever que, en su opinión, el cambio de roles en los encuentros sexuales no representa nada del otro mundo.
“Lo primero que hay que preguntarse es ¿qué es role playing?
Básicamente”, se respondió a sí misma, “es asumir una conducta, una personalidad diferente. Por ejemplo, yo puedo, en un encuentro (sexual), asumir la personalidad de una policía o de una doctora o de una periodista. Dentro de la fantasía -que, por lo general, se hace en pareja- es tratar de buscar realizar algún tipo de actividad que varíe de la actividad común, de la rutina”.
En ese contexto, “el role playing, en su aspecto sexual, es una excusa para hacer algo novedoso, para variar. Obviamente, el ser humano tiene esta búsqueda de cosas nuevas y diferentes, y una de las maneras que se utilizan como para variar, para añadirle picardía (a la relación sexual), es intercambiar roles”.
Sin embargo, Valcárcel aclaró: “No estoy hablando de intercambiar de género, por ejemplo, que él se comporte como una mujer o ella como un hombre. Me refiero a los roles en personalidades como cuando tú pretendes ser alguien que no eres”.
Lo que más piden
A continuación, la experta en sexualidad mencionó que, en su experiencia, uno de los cambios de roles que los hombres más les piden a sus parejas femeninas es que asuman “una personalidad de una trabajadora del sexo. Esto es bien típico y el hombre hasta ‘paga’ por el servicio. Otro que es bien común”, detalló, “es si a ella le gustan los uniformes”, que el hombre use uno.
De otra parte, Valcárcel señaló que -nuevamente, en su experiencia- “en nuestra cultura no es tan común pedirle a la mujer que se disfrace de colegiala”. Más frecuente es que, “entre jóvenes, (sueñen) con la mujer mayor, que todavía está muy bien y que le va a enseñar al joven lo que tiene que hacer”.
No tiene que ser algo “malo”
Más aún, la experta aclaró que el hecho de que alguien participe en un role playing asociado con sadomasoquismo no quiere decir que sea sadomasoquista. “Hay muchas conductas sexuales que, por alguna razón -particularmente social- se patologizan y se dice que están mal. Pero, lo que pasa es que, a veces, tratamos de buscarle cinco patas al gato”.
En resumen, en lo que a role playing se trata, la Dra. Carmen Valcárcel piensa que “si no le haces daño a nadie, si no cometes un crimen y si es de mutuo consentimiento y los dos son adultos”, ¡pa’ alante!
Va a depender de la pareja
El primero en opinar sobre el asunto fue el Dr. Rojas Díaz. “El buscar variantes para tener la relación sexual, teniendo fantasías, va a depender de la madurez de la pareja”, afirmó el facultativo. “Yo no soy muy fanático (de ello)”, se apresuró a advertir. “Para mí, la relación sexual es la expresión de amor humano, entre un hombre y una mujer, más completa, más perfecta, más trascendente. Dentro de ese contexto, tendríamos que sacar fuera el sexo casual, donde no hay un envolvimiento ente participantes basado en una relación afectiva de amor”.
A tenor con esto -y retomando el tema de cambio de roles-, Rojas Díaz expresó la siguiente preocupación: “El que uno se disfrace o asuma otro rol (dentro del encuentro sexual) quiere decir que está buscando sentir (atracción) hacia ese otro, no hacia la pareja”. Por eso, esto del role playing “se da mucho en las parejas de sexo casual porque cada cual busca lo que quiere sin que (necesariamente) haya una relación de afecto entre los dos. El sexo se convierte en algo tan común como comer o respirar”.
Más aún, como un reto, el médico preguntó: “¿Cómo te sentirías tú si no fueras el foco central afectivo de tu pareja y tuvieras que usar un disfraz para asumir otra personalidad para que tu pareja se sintiera incitado(a)? Obviamente”, opinó Rojas Díaz, “hay un deseo subyacente de la otra parte de tener relaciones con otro tipo de personalidad” (que no sea la tuya).
Pero, ¿todo el tiempo?
No empece a su criterio, el Dr. Rojas Díaz hizo una salvedad respecto al cambio de roles: “En términos generales, si pedirte que te pongas una peluca o pretendas ser otra persona implica que sólo puedo excitarme si (hacemos realidad) esas fantasías, definitivamente tengo un problema posiblemente adictivo”.
HAY PETICIONES... Y HAY PETICIONES
Por otra parte, “ciertos tipos de peticiones como disfrázate de niña escolar o de figura de padre o de madre’, eso sí levanta la sospecha de que hay problemas psicológicos no descifrados, no reconocidos, no tratados, no resueltos”, señaló el galeno.