Dicen que la noche es más oscura justo antes del amanecer…

La Galería Nacional del Instituto de Cultura Puertorriqueño, ubicada en la calle Norzagaray, en el Viejo San Juan, inauguró su primera fase el 17 de febrero de 2007 y atravesó por una terrible crisis cuando el pasado diciembre robaron tres piezas de su colección (dos obras del maestro José Campeche y una de uno de sus discípulos). Cerró el día 20 del mismo mes tras el lamentable suceso, con el fin de instalar un sistema de seguridad, pues el lugar no tenía cámaras al momento del atraco.

El siniestro sorprendió e indignó a nuestro país, y en especial, a Marilú Purcell, directora del Programa de Artes Plásticas y de la Galería Nacional, que está ubicada en el antiguo Convento de los Dominicos.

Momentos difíciles

“Fue devastador. Para mí y para mi equipo de trabajo, ha sido bien fuerte porque es como si te robaran un familiar. Es bien decepcionante porque la gente empieza a decir cosas que no deben, a atacarnos como si fuera culpa nuestra”, comentó Purcell en alusión a los comentarios que circularon contra ella y sus empleados tras el robo. “Yo no puedo vivir aquí 24 horas, y casi lo hago, esto pasa en cualquier museo de arte”, añadió.

Casualmente, al momento del robo, Purcell se encontraba realizando trámites para instalar un sistema de camáras de seguridad en la galería. “Yo tenía cotizaciones de las cámaras y me estaba asesorando con el director de informática”. Se estima que el hurto ocurrió entre los días 18 al 20 de diciembre y tres guardias de seguridad custodiaban el lugar, además, había alarmas.

“Pero, como todas las cosas malas, también trajo sus cosas buenas”, añadió la directora, quien asegura que “la gente la tildaba de histérica” por exigir protocolos de seguridad para el lugar. “Si uno es custodio de seguridad de una colección, tiene que seguir unos parámetros básicos; pues, la gente al fin lo entendio”, afirmó.

La pesquisa del crimen sigue en curso, aunque Purcell no puede hacer públicos los detalles de la misma. “Estamos bien contentos con el interés y la dedicación de las autoridades involucradas (FBI, Interpol y CIC)”, sostuvo la encargada de la galería, a lo que añadió que mantiene comunicación diaria con los agentes a cargo de la investigación.

Purcell destacó que nuestra sociedad no es consciente de la grave problemática de robo de arte que existe en el país. Ejemplo de esto fue el hurto del bastón perteneciente al prócer Ramón Emeterio Betances. El atraco se registró el pasado domingo, 12 de diciembre, en el Museo de las Américas.

“Nosotros, como cultura, pensamos que esas cosas no pasan. Pensamos que son unos últimos renglones que la gente respeta”, agregó.

Un nuevo comienzo

El lugar, que abrió e inició su segunda fase el pasado sábado, exhibe obras de arte religioso colonial, bodegones, retratos y tiene a su cuidado la colección más extensa de pinturas de José Campeche que hay en el país.

También se exhiben obras de la escuela de la pintura puertorriqueña del siglo XX, una selección de piezas de las generaciones del cincuenta y sesenta, y una colección de santos de palo.

El propósito de la colección es preservar, promover y divulgar los objetos y las obras de arte que representan la cultura puertorriqueña.

Durante el cierre, se remozó la galería y se inició la restauración de sus espacios (puertas, suelo, ventilación, ect.). Uno de los proyectos de esta fase es habilitar la sala de exhibiciones temporeras, instalar exposiciones en el segundo piso y convertir el anexo en un nuevo depósito de colecciones.

A partir de abril de 2011, se inaugurará la nueva sala de arte contemporáneo con entrada y salida directa a la Calle del Cristo. Dicho lugar se convertirá en un espacio de exhibición adicional para los artistas de la Isla. La Galería Nacional también ofrecerá talleres y actividades libres de costo para toda la familia.

Al momento, la galería cuenta con una sola guía –también recaudadora-, pero se contempla abrir más plazas para este cargo en el futuro.