Cuando los hijos tienen la responsabilidad de cuidar de sus progenitores con condiciones de salud limitantes, son muchos los retos que enfrentan y, en ese proceso, se olvidan que primero deben cuidarse a sí mismos para garantizarle el bienestar a su familiar.

Para Suzane Roig Fuertes, administradora de la Administración de Servicios de Salud y Contra la Adicción ASSMCA, resulta preocupante los múltiples retos que enfrentan los cuidadores y como se terminan afectando ambas partes por igual.

“La investigación nos dice que el 40% de los cuidadores pueden sufrir de depresión, aislamiento social, ansiedad y frustración. Esto, más allá de los niveles que puede tener cualquier persona”.

“Estamos viendo que es una sintomatología ciertamente preocupante y que requiere el desarrollo de destrezas y estrategias para poderlo manejar, cosas que muchas familias y muchos cuidadores olvidan y por eso es que caemos en situaciones que en lugar de tener un cuidador y una persona cuidada, tenemos dos personas que requieren cuidados”, expuso la administradora de ASSMCA.

Según Roig, las consecuencias de postergar sus necesidades personales, sus intereses y su salud, para darse en servicio al paciente, puede provocar situaciones verdaderamente graves.

“Las consecuencias de que el cuidador no se cuide, van a atentar no solamente contra sí mismo, porque vimos que son características de salud mental que inclusive puede llevar al suicidio, sino que es un riesgo también para la persona que está bajo cuido”, aseguró la administradora.

A su vez, es muy probable que el estado emocional del cuidador aumente el riesgo de negligencia en sus funciones, pues según la administradora de ASSMCA, el estado de depresión puede buscar escapes que afecten al paciente bajo su cuidado y terminen por complicar más su cuadro de salud.

“Hay lo que se llama un 'contagio emocional' porque la persona (cuidador) está en un estado depresivo, en un estado de muchísima ansiedad que lo va a reflejar y lo va a descargar, no con intención pero como parte de su situación, contra la persona que está bajo su cuido. Indistintamente lo cuide bien, la parte emocional de la descarga, por lo cargado que se encuentra, va a afectar también a la persona bajo cuido. Entonces vamos a tener dos personas en un mismo estado emocional”, indicó la funcionaria.

Dentro de los retos con los que se encuentran los cuidadores está la falta de apoyo, lo que trastoca tanto la salud física como la salud emocional, por eso es importante buscar ayuda.

“En muchas ocasiones el cuidador entiende que no hay nadie que lo pueda cuidar como él lo está cuidando. Y, entonces no acepta la ayuda de otra persona. Eso conlleva el reto que confrontan de desatender su salud porque por la sobrecarga que tienen, tienden a abandonar su salud física y su salud mental”, explicó Mya Muñoz, sicóloga clínica.

La recomendación de ambas expertas es que ese abandono propio, a raíz de las responsabilidades, se trate de identificar y atacar a tiempo.

“Ciertamente, cuando uno no está bien, los que están bajo nuestra responsabilidad tampoco lo pueden estar. El cuidador tiene que ocuparse de sí primero y en segunda instancia de la persona bajo cuido. Claro, asumiendo la responsabilidad. No es un nivel de egoísmo que vaya a olvidar la responsabilidad que se tiene como cuidador, pero ciertamente tiene que atender su estado físico y salud emocional”, expuso Roig.

Según la administradora de ASSMCA, para lograr un balance, además de velar por su salud, los cuidadores deben crear “espacios distantes” para sí mismo.

“A veces nos dicen 'yo me voy al patio un ratito", pero estás en el patio de la misma residencia donde lo estás cuidando. Estás atento a cualquier ruido, así que realmente no estás teniendo ese espacio para ti”, indicó Roig Fuertes.

Por su parte, la doctora Muñoz entiende que además de espacio, el cuidador necesita buscar su esencia, eso que le apasiona y con lo que se pueda sentir satisfecho en la vida.

“Cuando comienzan a ser cuidadores, abandonan las actividades que disfrutaba porque entienden que ahora la única responsabilidad que tienen es cuidar a esa persona”, sostuvo la psicóloga clínica, siendo secundada por Roig, quien llamó ese proceso “un aislamiento social”.

¿Cómo identificar ese aislamiento social del cuidador?

Para los cuidadores es importante aprender a identificar cuando ya han dejado a un lado su vida y sus necesidades para convertirse exclusivamente en servidores.

“Se debe hacer un autoanálisis de '¿cuándo fue la última vez que fui a un médico para mí? ¿Cuándo fue la última vez que yo salí y tuve una actividad de mi interés? Ahí podemos calcular cuán aislado hemos estado de las actividades que nos traen sensaciones placenteras, alegría, emoción. ¿Cuándo fue la última vez que vimos a seres queridos y compartimos fuera de estar con la persona bajo nuestro cuido?”, detalló Roig.

Además, otra señal para identificar es la irritabilidad en el cuidador y esos sentimientos de desgano y cansancio que les llevan a no querer, en ocasiones, continuar con su labor.

“Llega cualquiera y respondemos de manera abrupta, impulsiva. Además de esas ganas (que le llevan a pensar) 'ya estoy harta, no quiero cuidarlo más. Me está llamando, pero no voy a ir, me voy a quedar aquí sentada porque no puedo más, estoy cansada'. Ese tipo de pérdida del sentido del porqué es que estás allí (cuidando a esa persona)”, sostuvo.

“Los sentimientos de culpa como por ejemplo: 'me quedé sentada porque estoy cansada, pero me siento culpable de cualquier cosa que le pueda pasar'. Y, el miedo que te puede dar a que no le pase nada y como ese miedo va limitando tu posibilidad de distraerte, de cuidarte, de hacer otras cosas”, señaló la administradora.

Asimismo, otra señal negativa que nos puede indicar un descontrol emocional debido a las responsabilidades como cuidador es el uso de alcohol, cigarrillos y otras sustancias con una frecuencia mayor a la acostumbrada.

“Cuando comenzamos a hacer ciertos comportamientos de riesgo, como por ejemplo: 'para relajarme voy a comenzar a beber más de lo que usualmente tomaba o voy a comenzar a fumar'. Comenzamos a entrar en unas conductas de riesgo que afecta la salud del cuidador y también puede caer en negligencia con la persona que estamos cuidando´’, afirmó la doctora Muñoz.

“De la misma manera ocurre cuando empiezan a dejar de tomar sus propios medicamentos. Son muy responsables con los medicamentos de la persona bajo su cuido, pero se le olvidaron los propios", añadió Roig.

El desahogo

Para contrarrestar estas situaciones, las expertas recomendaron como herramienta adicional el desahogo, ya sea con alguna persona conocida o con profesionales de la salud.

“Tienen la línea Pas, donde nosotros sí recibimos llamadas de cuidadores en ocasiones con estas sintomatología y se les da espacio para desahogo. No es un número significativo dentro de la inmensa cantidad de llamadas que recibimos, pero sí se reciben. Quizás una llamada pueda ser el alivio que están necesitando”, sostuvo Roig.

A la vez, la sicóloga clínica recomendó buscar ayuda y apoyo en la iglesia de su predilección, en organizaciones especializadas en estos casos, ya que muchas veces lo más que necesitan es desahogarse.

“Muchas veces esos cuidadores lo que quieren es hablar y decir cómo se están sintiendo. Hay diferentes organizaciones de familiares de personas con algún tipo de demencia porque el saber que no estás solo, que hay otras personas que están pasando por lo mismo, es un alivio. Y, también pueden buscar ayuda profesional, hay psicólogos, psiquiatras que les pueden proveer ese espacio y darle esas herramientas que necesitan para poder trabajar esa situación”, concluyó Muñoz.

En caso de necesitar ayuda profesional urgente, no dudes en llamar a la Línea PAS de ASSMCA para manejos de crisis, orientación y referidos. El número es 1-800-981-0023 y están disponibles las 24 horas, los siete días de la semana.