Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, una fecha en la que se reconoce la lucha histórica por los derechos sociales, económicos y políticos de las mujeres.

Sin embargo, la igualdad de género aún es un objetivo pendiente, por lo que este día muchas personas se manifiestan en las calles, alzando su voz por quienes siguen enfrentando desigualdades y por aquellas que ya no están.

Uno de los símbolos más representativos de estas movilizaciones es el color morado, presente en la vestimenta de muchas participantes y en las pancartas que portan. Este tono ha sido asociado con la causa y es utilizado como una señal de identidad dentro del movimiento.

El origen del morado en la lucha feminista

Lynn Yaeger, en un artículo publicado en Vogue, expuso la relación entre la moda y las protestas a lo largo de la historia. Según su investigación, en los primeros movimientos sufragistas las mujeres optaban por vestir de blanco para destacar en las manifestaciones y captar la atención de la sociedad.

En Londres, a comienzos del siglo XX, Emmeline Pethick-Lawrence, coeditora de la revista Votes for Women, estableció el significado de los colores representativos del movimiento. En su publicación, explicó que el morado simbolizaba lealtad y dignidad, el blanco representaba pureza y el verde, esperanza.

Un día antes de la marcha Women’s Sunday, realizada el 21 de junio de 1908 en la capital británica, la revista de Pethick-Lawrence incluyó una guía sobre cómo debían vestirse las asistentes. “Déjese guiar por los colores en su elección de vestuario. Tenemos 700 pancartas en morado, blanco y verde. El efecto se perderá en gran medida a menos que los colores se apliquen en la vestimenta de todas las mujeres en las filas”, se leía en el artículo.

El texto también resaltaba la importancia de difundir estos colores dentro del movimiento sufragista: “Pueden pensar que se trata de un asunto pequeño y trivial, pero no hay nada que pueda considerarse así en este movimiento. Desearía poder grabar en todas las mentes, tan profundamente como siento yo, la importancia de popularizar los colores en todos los sentidos que tenemos a nuestro alcance. Si cada persona en esta unión hace su parte, los colores se convertirán en la moda reinante”, señalaba la edición de junio de Votes for Women.

A pesar del paso del tiempo, el morado sigue siendo un símbolo en la lucha feminista y continúa representando los ideales de quienes buscan la equidad.

El significado histórico del morado

Más allá de su relación con el activismo, el morado ha estado vinculado a la realeza y al poder a lo largo de la historia. Según HunterLab, una empresa especializada en medición de color, “el púrpura simboliza sabiduría, poder, espiritualidad, lujo, riqueza y nobleza. Dado que está entre el rojo y el azul, el morado es conocido por la combinación del poder del rojo y la estabilidad del azul. El color violeta también simboliza la independencia y la dignidad”.

Kenneth Florey, en su obra sobre el sufragio femenino, también mencionó la importancia de este tono dentro del movimiento. “Se pensaba que el color púrpura era una representación de la sangre real que fluía por las venas de toda sufragista”, indicó en su libro.

De esta manera, el morado no solo se adoptó por su presencia en la historia de la lucha de las mujeres, sino también por la fuerza y el simbolismo que transmite.