Con el cambio de calendario, muchas personas deciden aplicar diferentes rituales antiguos que tienen como fin atraer la buena suerte y la fortuna para el año entrante. Bajo esa intención, durante la festividad de Año Nuevo, nació la costumbre de comer 12 uvas a la medianoche que, gracias al paso de los años y la globalización, se transformó en una tradición popular en Hispanoamérica.

El hecho de comer esta fruta por cada mes del año representa nuestro deseo e intención de que los próximos días estén repletos de cosas buenas. Por fuera de los que actualmente surgieron en las redes sociales, este ritual en específico tiene una historia particular que se remonta al siglo XIX.

Esta costumbre tiene su origen en España. A pesar de las diferentes versiones de su existencia, en un artículo de National Geographic se ubicó el año 1882 como punto de inicio de este rito cargado de superstición y fe.

Según los diarios de la época, la clase burguesa española solía beber champagne y comer uvas durante la cena de Nochevieja. Por este motivo, un grupo de madrileños decidieron acudir a la Puerta del Sol y repetir este procedimiento al sonido de las campanadas de medianoche. Lo hicieron como forma de protesta e ironía por la división de clases.

El 2 de enero de 1894 el medio El Siglo Futuro bautizó a ese folclore como “Las uvas bienhechoras” y en El Correo Militar se leía: “La imperecedera costumbre de comer las uvas, al oír sonar la primera campanada de las doce, tenía reunidas en fraternal coloquio a infinidad de familias, y todos a coro gritaron: ¡Un año más! “.

Para 1903 esta fruta ya se comía en Tenerife y la expansión de ese hábito era cada vez más popular. Sin embargo, el empujón más fuerte fue en 1909, cuando los productores locales notaron un aumento en la cosecha, por lo que, para venderlas, las promocionaron como “uvas de la suerte” y las envolvieron en paquetes de doce uvas simbolizando los 12 meses del año. Con el paso del tiempo este hábito se perfeccionó y se le sumó la intención de las personas de atraer buenos augurios para los siguientes 365 días.

En la actualidad se cree que esta fruta es la representación de la abundancia, como sucedió hace más de 100 años en España. Por ello es que se piden deseos. Con las olas inmigratorias y la posterior expansión de los medios de comunicación, este ritual atravesó el océano Atlántico y llegó a América Latina, en donde también se repite.

Las uvas en su mayoría deben ser verdes, pero también se aceptan moradas. La tradición asegura que para despedir el 31 de diciembre o Nochevieja, es necesario comer una fruta por cada mes. Esos son nuestros propósitos para el año entrante y deben ir acorde a las campanadas del reloj que marcan la medianoche. En el país europeo, la culminación de ese procedimiento son las 12 campanadas en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol de Madrid.

¿Por qué esta fruta?

Históricamente, la uva fue un símbolo de prosperidad en algunas culturas de Europa. En España se cultivaba en varias regiones del país y en su dieta siempre estuvo presente. El lazo con la creencia espiritual se vinculó a que, si una persona la consumía en los primeros segundos del Año Nuevo, recibiría la bendición y protección para el futuro.

Al tratarse de una fruta barata, había excedente, por lo que todas las personas tenían acceso, de ahí que la costumbre aristocrática dejó de ser algo de elite para transformarse en un hábito común, independiente de la diferencia de clases.

Otras tradiciones

Con el pasar del tiempo, otros rituales se han sumado al de las 12 uvas. A continuación algunos de ellos.Las velas. El prender velas simboliza lo que quieres en el nuevo año de acuerdo al color de la vela. Velas amarillas atraen prosperidad, rojas te dan suerte en el amor, blancas para claridad y espiritualidad, verdes para mejorar o mantener la salud física y mental, y naranjas para tener sabiduría e inteligencia.

El champán. Además de ser símbolo de estatus, si cubres tus manos con azúcar y las enjuagas con champán al entrar el Nuevo Año estarás llamando a la prosperidad.

La escoba. Para “limpiar” tu hogar de malas influencias, usa una escoba nueva y limpia desde el cuarto más lejano hasta la puerta. Finalmente, barre hacia afuera, “tirando” a la calle las malas vibras.

El billete. Si te colocas un billete de alta denominación en el zapato para pasar de un año al otro, estarás llamando al dinero el próximo año.

El cubo de agua. “Limpia” tu casa de los malos augurios llenando un cubo de agua y, cuando den las 12, derramando el agua hacia afuera, o por una ventana, teniendo en cuenta los vecinos.

El papelito. Una buena forma de “borrar” los problemas del año anterior y recibir buenos augurios es escribir en un papel las cosas malas que te pasaron y quieres olvidar, y en otro las cosas buenas que quieres invocar para tu prosperidad. Cuando den las 12, quema con cuidado el papel con la lista negativa, y guarda el papel con los deseos positivos en un lugar seguro. Revísalo frecuentemente durante el año.