Uno de los aspectos culturales que distingue a Naranjito es la elaboración de soles, una centenaria tradición establecida por la influencia de los españoles que llegaron al pueblo, procedentes de Islas Canarias.

La delicada labor de aguja se trabaja con hilo de algodón sobre la superficie de una almohadilla, que cabe en la palma de las manos, donde el artesano va elaborando una malla hasta completar una especie de rayos en diversas formas, colores y tamaños.

Aunque en su tiempo fue utilizada para generar ingresos, a través de la creación de hermosas piezas, entre estas, velo de novia, mantillas, cuello de señoras y botines para bebés, esta artesanía naranjiteña amenaza con desaparecer.

Por eso, varios artesanos, con el apoyo de la Oficina de Turismo y Desarrollo Económico de Naranjito, se han dado la tarea de enseñar este renglón artesanal, considerado como un “primo lejano del mundillo”.

Jasmine Milagros Rivera Torres, aprendió a hacer soles con la maestra artesana, Lydia Esther Tañón en 2007.

“Con ella también aprendí otras labores de aguja, entre estas, smoking, bordado, crochet y los soles. Luego participé junto con ella en un programa de la Oficina de Fomento que se llamaba ‘Aprender para conservar’. Con ellos, identificamos que, de los renglones con los que me había certificado, el que más parecía un dinosaurio a punto de extinguir, eran los soles de Naranjito”, confesó la artesana de 51 años.

“Los soles representan para mí, lo que es la cultura, la tradición, una herencia de Islas Canarias, de cuando llegaron estos colonizadores y se asentaron, trayendo con ellos todo este rico bagaje que nos aportó tanto. En su momento, era una forma de sustento principal para ellos porque lo utilizaban, prácticamente, en todo lo que era la decoración del hogar, la ropa de los bebés, recién nacidos, niños y las damas elegantes de la época:, recordó.

Sin embargo, en la actualidad casi no se conoce, según Rivera Torres, quien fue activada por la Compañía de Fomento Industrial para brindar talleres, a partir del 2016.

“Es un proceso que he tenido que ir educando a la persona, de que esto es nuestro, que es autóctono. Se diferencian de la herencia que recibimos de las Islas Canarias y se registró en el Instituto de Cultura en 1980. Incluso, hasta los mismos naranjiteños desconocen esta historia”, lamentó.

¿Cómo se elaboran?

“Yo le digo que son como primos lejanos del mundillo. Se trabajan en una almohadilla pequeña que cabe en la palma de la mano. Es una labor de aguja, porque, a diferencia del mundillo, no se hace con los palitos, sino que se trabaja con una aguja. Se marca el patrón en la almohadilla con los alfileres y con el hilo que se utiliza para tejer crochet o figurité, o el mismo que se utiliza para el mundillo, lo único que un poco más grueso”, explicó.

“Una vez, montas tu patrón con este hilo y trabajas el diseño con la aguja, lo remueves de la almohadilla y ahí queda una aplicación que, uniendo varias, puedes hacer una pieza más grande. En un momento dado se hicieron velos de novia, mantillas, cuellos de señora y botines, que se pueden hacer todavía. Hoy en día, los cuellos de señora no llaman tanto la atención”, aseguró.

Igualmente, aseveró que, es una técnica “sumamente fácil, pero requiere práctica para perfeccionarla”.

“Yo doy un curso de 12 clases y ya, en la primera clase ya sabes lo básico, que es montar los alfileres con el patrón y montar la malla, que es lo que nos distingue de la herencia de las Islas Canarias. Una vez montamos la malla, que esa es la técnica autóctona de Naranjito en los soles, ya usted está listo por ahí pa’ bajo, haciendo a su discreción todo lo que quiera”, acotó.

Mientras que, la artesana Maribel Padilla Padilla, certificada en tejido de la aguja y soles, lleva más de cuatro décadas confeccionando diversas piezas.

“Fue a través de mi suegra que hacía soles y vendía para San Juan. Ella me inculcó ese amor por los soles y fue la que me enseñó la técnica. De hace más de 40 años, yo tendría como 26 años”, destacó.

“Los soles es tradición en Naranjito. Ahora mismo, estoy haciendo arte religioso; hago reyes magos y rosarios. También hago pantallas y banderas de Puerto Rico”, enumeró al reiterar que “esta tradición se está prácticamente extinguiendo y están tratando de recuperarla”.

Por su parte, Silvia I. Rodríguez Padilla, directora de turismo municipal, reiteró que “actualmente seguimos fomentándolo, ofreciendo talleres y demostraciones”.

“Con el huracán María, maestros de soles se fueron al refugio para enseñarle a las personas que estaban allí, incluyendo a los niños, como una terapia de hacerles pasar un buen tiempo aprendiendo. También se exhorta a que lo usen para el sustento económico, igual que hace muchas familias naranjiteñas lo hicieron en el pasado”, acotó.

“Quizás usted vea unas piezas muy parecidas en Tenerife, España. Pero la forma que Naranjito los hace y le da el último cierre, los hacen particulares. Por eso, son únicos en el mundo en la manera de cómo se hacen”, concluyó.