El primer idioma que conoció fue el francés. Pero el español fue el que se alojó en su corazón.

De padres franceses, los primeros días de escuela en la infancia del profesor Gabriel Paizy estuvieron matizados por el reto de comprender ese idioma de la tierra que lo vio nacer, y del que, eventualmente, se convertiría en un apasionado defensor.

“Yo soy hijo de franceses. Yo nací en Puerto Rico, pero en mi casa era una burbuja y lo único que se hablaba era francés, así que cuando yo voy a prekinder no hablaba español”, relató el también columnista de Primera Hora, quien promueve la edición revisada de su libro “Habla y redacta… en buen español”.

Relacionadas

“Me dio una frustración porque me ‘bulleaban’ en prekinder porque yo no hablaba nada de español y entendía muy poco, porque yo veía televisión, veía a Pacheco y sabía lo que decía, los muñequitos, pero yo no hablaba mucho entonces, y cuando hablaba lo hacía con acento francés, como mi papá”, rememoró en detalle, y presumió con orgullo la sangre boricua que heredó por su lado materno a través de su bisabuela, quien se casó con un francés natural de Córcega, región en la que la pareja vivió por un tiempo y donde nació su mamá.

“Fue como que ‘esto no me va a comer’, y fue una obsesión de chiquitito aprender el español y aprenderlo bien. Entonces siempre en las clases donde mejor salía era en las clases español”, prosiguió su relato. “Fui encontrando la belleza en el idioma y era como un reto personal, ‘esto lo tengo que aprender y lo tengo que aprender bien’ ”.

El profesor tendrá un encuentro con el público el miércoles, 17 de julio en la librería Casa Norberto de Plaza Las Américas.
El profesor tendrá un encuentro con el público el miércoles, 17 de julio en la librería Casa Norberto de Plaza Las Américas. (Suministrada)

El también profesor de la Universidad del Sagrado Corazón, quien posee un doctorado en Historia de Puerto Rico y el Caribe, no solo quedó cautivado con el idioma español, sino que fue observando la gran influencia de contar con un dominio de las palabras.

“Nos da un poder inmenso. Yo digo que la palabra es un arma, una herramienta poderosa que puede cambiar una sociedad, el mundo, o a una persona, a una comunidad. Pero tienes que saber cómo utilizar las palabras, construir las palabras, para lograr esa transformación de manera efectiva”.

Dentro de ese propósito promueve la versión revisada y ampliada de “Habla y redacta… en buen español”, con su peculiar estilo didáctico. “Le he añadido muchos otros temas basados, principalmente, en las dudas que pueden tener las personas con respecto al idioma, dejándome llevar por lo que la gente me pregunta”, precisó. ¿Cómo se abrevia Estados Unidos? ¿Es súper bueno o superbueno? ¿Es correcto decir la árbitra y la soldada? Estos son algunos de los ejemplos incluidos. “Es revisada porque, constantemente, sobre todo en el vocabulario, palabras que no eran reconocidas por la Real Academia (Española) antes ahora lo son y hay muchísimas”.

La nueva edición aclara más dudas e incluye recomendaciones en la redacción de diversos documentos.
La nueva edición aclara más dudas e incluye recomendaciones en la redacción de diversos documentos. (Suministrada)

El libro, cuya edición original publicó en 2011, también sirve como referencia para conocer cómo redactar cartas y correos electrónicos, entre otros formatos. Además, brinda técnicas de persuasión para elaborar textos más efectivos y ejercicios para poner en práctica lo aprendido, entre otros ofrecimientos. A nivel visual, cuenta con el capítulo “Horrores de la calle”, imágenes de rótulos con mala redacción y disparates.

“Tiene una parte en que hablo de curiosidades de palabras y expresiones comunes”, añadió el profesor.

El origen de las palabras “límber”, “ojalá” y “piragua” son varias de las que figuran en esa lista. También, de dónde surgen dichos como “a las millas de Chaflán”, “cabeza de chorlito” y “pegar vellones”, por mencionar algunas. “ ‘Se acabó el pan de piquito’, que quiere decir que se acabó lo bueno, viene de un pregonero en Caguas”, narró entre tantos ejemplos. “Es un pan alargado, con muchos piquitos, y cuando se acababa decía ‘se acabó el pan de piquito, pero vendo galletas, budín…’ ”.

Paizy también es autor de “En buen español: El libro de las curiosidades de nuestro idioma” (2020), una recopilación de sus primeras columnas en Primera Hora. Los escritos se distinguen por el tono coloquial del autor. El libro aborda asuntos como el popular debate entre “la empanadilla y el pastelillo”, el por qué del ‘¡Ay, bendito!’, de tocar madera y otras curiosidades.

“Yo veía que la gente cuando le hablaban del español pensaban que era un suero de brea. Se acordaban de sus clases en la escuela, que tenían que memorizarse las preposiciones y entender los pluscuamperfectos y todas esas cosas que son pesadas para alguien que no quiere ser lingüista”, rememoró el creador del movimiento ‘En buen español’. “Y dije ‘¿cómo puedo lograr que la gente se entusiasme con el tema?’, y se me ocurre darle una personalidad al proyecto, que fuese educativo, pero al mismo tiempo entretenido. Una cosa no cancela la otra”.

Ambas publicaciones están disponibles para la venta a través de Amazon, tanto en su versión impresa como digital, y en la librería Casa Norberto.

Una charla con el público

El profesor Gabriel Paizy realizará una charla este miércoles 17 de julio en la librería Casa Norberto (Plaza Las Américas) a las 7:00 p.m. Además de la presentación formal de sus dos publicaciones, compartirá anécdotas relacionadas con el idioma y aclarará algunas dudas del público presente. Para más información, puedes llamar al (787) 705-4695 o escribir a gp@gabrielpaizy.com.