Una leyenda en el área de la Sierra Pandura apunta a que entre los monolitos del lugar y, en específico, en las profundidades de los espacios que se producen entre éstos, conocidos como guajonales, existe un “monstruo” que emite un cántico intimidante que embruja a quien lo escuche.

Varias generaciones lo han llamado el “demonio de Puerto Rico”, una especie que -según la narración popular- provocó tanta fascinación que los habitantes cercanos a estos guajonales no entraban en estos profundos y oscuros espacios “ni aunque les pagaran”.

Resulta que el tan temido ente que mantenía en sus casas a los residentes de la Sierra Pandura es el coquí guajón, el único anfibio de su especie que habita en cavernas y que es endémico de esa zona que comprende además de Maunabo, los municipios de Yabucoa, San Lorenzo y Patillas, aunque también ha sido hallado en Humacao, Las Piedras y Juncos.

“Llevo más de 50 años en la investigación de lo coquíes en Puerto Rico y entre todas las especies, el coquí guajón es el único que tiene la peculiaridad de vivir en estos espacios. Es una especie, que aunque protegida por leyes federales y estatales, está amenazada por la destrucción de su medioambiente”, explicó el doctor Rafael Joglar Jusino, catedrático e investigador de la facultad de Biología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, y autor de varias publicaciones sobre la biodiversidad en la Isla.

“Comencé para el 1991 un programa intensivo de dos años para buscar un lugar seguro para llevar a mis estudiantes a conocer sobre este anfibio en Maunabo. Allí se investigó la biología, historia, reproducción y alimentación del coquí guajón, especie que fue llamada como ‘la más romántica de las especies en la Isla’ por el mayor del ejército norteamericano Chapman Grant (destacado del 1930 al 1932) y quien descubriera 10 especies nuevas de la herpetofauna de Puerto Rico”, especificó el profesor.

Entre los hallazgos de esta investigación se determinó que el coquí guajón canta durante el día más fuerte y seguido que en horas nocturnas, donde se percibe una disminución de frecuencia y actividad hasta horas de la madrugada. Otra característica que los distingue es que es la más grande de todas las restantes 16 especies de coquíes en la Isla, catalogadas hasta entonces.

La estructura física de este anfibio le permite desplazarse de forma ágil y rápida en comparación con sus contrapartes de vida terrestre.

“Sale de noche de las cavernas para alimentarse. Tienen las extremidades y los ojos más grandes en comparación con todos los coquíes en la Isla, incluyendo los que hay en isla de Mona”, dijo el investigador.

Otra interesante característica que arrojó la investigación es que el macho se encarga del cuidado parental de las camadas de huevos.

“Los machos del coquí incuban los huevos cubriéndolos con su cuerpo”, dijo Joglar.

Las camadas se hallan en las superficies verticales y hasta en los techos de las cavernas, lo que supone un reto directo al efecto gravitacional.

“Durante nuestro estudio sobre este particular, algunos machos defendieron sus nidos mordiendo la punta de nuestros dedos”, relató el científico.

“Aunque su población se ha mantenido estable, no tenemos comparativas de años previos al 1991. En un momento teníamos 17 especies de coquíes en Puerto Rico y hemos perdido 3 en los años recientes, por lo que de las 14 que quedan el coquí guajón es una especie única, muy especial, que debemos proteger e investigar mucho de ella”, comentó el biólogo.

“Junto a otras instituciones educativas, comunitarias y en especial los residentes cercanos a los guajonales hemos creado conciencia sobre la preservación de este coquí. La organización Para La Naturaleza, por ejemplo, se ha dado a la tarea de identificar algunos terrenos que contienen esta interesante criatura para comprarlos y preservarlos como reservas y espacios de estudio”, agregó el experto.

“Su hábitat se encuentra seriamente amenazado por diferentes variables: el cambio climático, el desarrollo de construcciones en lugares donde habita y la contaminación de los cuerpos de agua subterráneos. Hay que educarse y conservarlo para que no ocurra como ya ha pasado con las especies que se perdieron para siempre”, destacó.

Para excursiones en el área, puede visitar las páginas electrónicas de Para La Naturaleza, proyectocoqui.com y del Comité Pro Desarrollo de Maunabo.