Aquí se está en comunión con la naturaleza
Edén Vacation Center ofrece una estadía diferente en la que se aprende sobre la biodiversidad del lugar.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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La diversidad del turismo que se genera en la actualidad es una motivación para que los dueños de hospederías ofrezcan al cliente la mayor de las atracciones que éste desee conseguir sin la necesidad de abandonar los predios de su estancia.
La creatividad del propietario en la oferta al huésped es el motor que genera cambios y adaptaciones o, hasta en ocasiones, la necesidad de hacer colectivos entre comerciantes con el propósito de hacer de una estadía, una experiencia especial.
El Edén Vacation Center, ubicado en la carretera PR-757 del barrio Mamey Alto, de Patillas, es un ejemplo de cómo se puede combinar la preservación de la naturaleza, mientras se aprende sobre la biodiversidad del bosque subtropical que le rodea, mediante caminatas y en contacto directo con la espesura del follaje y algunos animales de granja que allí hay.
Creado para la contemplación de la extensa costa sur, desde el balcón y patio principal de la estancia se aprecia la zona marítimo terrestre desde Maunabo hasta Salinas. La brisa fresca en el lugar es constante y deleita al visitante con una caricia aromática de frutos en flor.
“Este concepto lo desarrollé junto a mi esposa a ocho meses luego del huracán María”, comenzó a explicar Rafael Benet Ayala, propietario del local. “Yo soy nacido y criado en este barrio. Entonces por razones personales tuve que irme a Estados Unidos desde temprana edad, donde me dediqué a estudiar mecánico de helicópteros de la armada. Es precisamente en esas faenas que regresé a la Isla para servir de apoyo a las aeronaves que asistían en los trabajos de recuperación tras el huracán”, declaró.
“Durante ese tiempo, tuve la oportunidad de regresar a mi barrio y encontrarme que este lugar estaba destruido. Esta era una propiedad de mi padrastro y decidí adquirirla para reconstruirla. Nunca pensé en hacerla una hospedería tipo Airbnb, pero sucedió que una vez la pinté y ordené sus alrededores, que un amigo me la alquiló para hacer una actividad y eso me abrió los ojos como comerciante y comencé este proyecto desde abajo; sin dinero, pero con mucha perseverancia y deseos”, comentó Benet Ayala.
La estructura en cemento como base principal, posee un domo metálico en su techo en el cual se ubican cuatro habitaciones equipadas con sistema WiFi, televisor y varias camas. “Esto era un hangar para aviones que fue abandonado y lo reparé para este propósito. Tengo la intención de ampliar y hacer espacios individuales para que los visitantes tengan un poco más de privacidad, con sus terrazas independientes por cuartos y baños individuales”, dijo.
“Aquí la naturaleza es lo primero. La gente viene a relajarse, a desconectar del ajetreo diario para reconectar con lo natural. Aquí se hacen excursiones a pie o en bicicletas a los cerros cercanos a las 56 cuerdas de terreno que tenemos y a la vez pueden ver y acariciar los caballos, ovejas, cabras, gallinas y otras mascotas que tenemos. Los animales se protegen. No montamos a los caballos y la mayoría de ellos están sueltos en la finca. Esto es para buscar paz y comprender la importancia de preservar nuestros recursos naturales”, agregó.
En esa línea, el espacio acepta las mascotas de los clientes siempre que cumplan con los requisitos básicos de vacunación y comportamiento social. “Pueden venir con sus perros, gatos y hasta cerditos, pero deben pagar una cuota adicional porque entonces debemos fumigar las habitaciones y espacios de esparcimiento luego que se retiren en beneficio de aquellas personas alérgicas a ellos”, explicó el propietario.
En su experiencia como dueño de una hospedería, Benet Ayala, explicó que gracias a la colaboración de sus amigos y vecinos, el proyecto tiene el aspecto que hoy posee y en el cual desea desarrollar otros conceptos de habitaciones eco amigables. “Mis amigos vienen y me ayudan con cualquiera de mis inventos. Ellos pintan o me ayudan en la construcción y me apoyan al cien por ciento”, comentó al respecto.
“Pienso hacer sobre 10 plataformas elevadas en los cerros cercanos, con piso de cristal para que el cliente tenga la experiencia de habitar lo más cerca de la naturaleza posible. Eso ya está en planes. Aquí hay cerca de 52 especies de aves y es por ello que solicitamos el mayor control del volumen o ruidos para que se puedan apreciar sus cantos. Por ejemplo, ya a las 8 de la noche, se deben disminuir lo más posible estos ruidos para apreciar el canto del múcaro (especie de búho autóctono) y que no se espanten”, destacó.
Con sobre 10 cuerdas de terreno dedicadas a la siembra de aguacates, plátanos, panas, parchas, mamey, algarrobos y otras plantas, Rafael desea continuar el legado original de la siembra ‘al natural’ sin la necesidad de uso de agentes químicos. “Todo aquí es orgánico. Nada de pesticidas u otras maneras de contaminación”, explicó.
En cuanto al futuro desarrollo de ideas para el Edén Vacation Center, Benet Ayala, contempla la siembra de plantas medicinales desintoxicantes “con el fin que los huéspedes puedan saborear sus jugos y extractos directamente de la tierra, sin procesos que alteren sus valores nutricionales”.
“La capacidad que tengo en oferta es para 16 personas, pero aquí hay espacio para 50, porque además hay una cabaña disponible en el patio que también está lista para su uso. La gente puede disfrutar de nuestra piscina y de los amplios espacios en el patio para la celebración de bodas, cumpleaños y hasta actividades privadas. Seguimos inventando porque el cliente es cada vez más exigente”, manifestó.