Una colorida casa con techo de dos aguas y zinc, hecha en madera, se esconde en uno de los rincones del centro de la Isla. No se trata de una residencia cualquiera, sino de una réplica de los hogares puertorriqueños de clase media baja en la década del 50 y se presenta en Cidra como una opción de alquiler a corto plazo.

La hospedería La Casita del Abuelo es la alternativa para los curiosos que añoran experimentar el Puerto Rico del ayer. “Esto es un concepto desarrollado en honor a las dos personas más nobles que yo he conocido. Mi mamá, Hungría, y mi abuelo, Pedro”, dijo Laura Torres, propietaria de la hospedería rentada a través de la plataforma Airbnb.

Luego de casi 10 años coleccionando piezas y enseres para la residencia, Torres, en 2019, comenzó el proceso de construcción de este gran sueño.

“Recogí madera de diferentes lugares de Puerto Rico, particularmente, después del (huracán) María, recogí planchas de zinc y fui acumulando hasta que consideré que podía hacer la casita. Pero nadie quería hacerla porque como era de madera vieja, nadie quería y se me hizo bien difícil conseguir un contratista que la hiciera”, contó la cidreña.

Esta hospedería ofrece una experiencia completa para los curiosos que añoran el Puerto Rico del ayer.

La maestra retirada no solo creó este espacio, que mide 18′ x 20′, para homenajear a dos personas importantes en su vida, sino también para educar acerca de la historia y apoyar al turismo sustentable.

La estructura, localizada en las verdes montañas del barrio Bayamón de Cidra, ofrece una experiencia completa con las limitaciones de la época de antaño.

No cuenta con servicio de electricidad ni agua; los huéspedes duermen con un mosquitero sobre la única cama de la habitación; pueden cocinar, pero en fogón y usar una letrina como baño.

Para abastecerse de agua, deben caminar hasta el embalse de Cidra, que se encuentra a pocos minutos del terreno. Para refrescarse y disfrutar del canto de las aves y los coquíes, la opción es dejar las ventanas abiertas.

De las paredes cuelgan rosarios, cuadros con ilustraciones religiosas y figuras de santos asociadas al catolicismo.

Cada rincón de la casa exhibe imágenes y artículos que se utilizaban en la época; todos a disposición del huésped. Entre ellos, quinqués, barriles para recoger agua, la tabla para lavar ropa, enseres para cocinar, el tendedero, herramientas para trabajar en la tierra, y la pared con los famosos ungüentos y remedios caseros para ser usados en caso de emergencia.

La hospedería, con capacidad para dos personas e ideal para parejas, cuenta, además, con estacionamiento gratuito, acceso al lago; permite mascotas y fogatas. También integra una ruta de senderismo, ideal para ejercitarse o meditar en medio de la naturaleza.

“Lo pasamos muy bien, vivimos un día como nuestros abuelos, con muy pocos servicios públicos, cocinando con carbón vegetal y tomando algunas cervezas en tranquilidad. Una mezcla excéntrica de baches, viajes en el tiempo e indulgencia en la naturaleza con vistas a la montaña y al lago”, comentó un huésped en la sección de reseñas de la plataforma de alquiler.

“A solo 100 metros se encuentra una segunda cabaña incluida con comodidades más modernas (agua caliente, inodoro moderno, estufa de gas, mini nevera, ducha) que usamos el segundo día…Quítate los zapatos elegantes de la ciudad y vuelve a casa con una apreciación más profunda de todas las cosas que tenemos ahora al día”, agregó.

Para más información pueden contactarlos en la página de Facebook o Airbnb como La Casita del Abuelo.