Restaurante Doña Ana mantiene la tradición criolla en Bayamón
Por 40 años, el nombre de Ana Rodríguez Hernández ha sido sinónimo de calidad y sabor.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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A la hora de sentarse a comer un buen plato de arroz con habichuelas y bistec encebollado, los bayamoneses saben que en el Restaurante Doña Ana disfrutarán de ese sabor criollo que les recuerda la comida preparada por nuestras abuelas.
Y es que el local mantiene el sabor y calidad por el que es conocido hace más de cuatro décadas, cuando en 1972 doña Ana Rodríguez lo estableció a las afueras de la antigua Plaza del Mercado de Bayamón, a su regreso a la Isla de España tras el fallecimiento de su esposo.
Junto a su socia, Lucy Morales, abrió la fonda El Gran Café, un punto de encuentro de grandes figuras de la política que llegaban para disfrutar de comida criolla en el centro de la Ciudad del Chicharrón.
“A diario se daban visitas de políticos importantes de aquella época, desde Rafael Hernández Colón, Rubén Berríos, Carlos Romero Barceló, don Ramón Luis Rivera, padre, y luego el hijo (Ramón Luis Rivera Cruz) a finales de los 1990. Iban jueces, abogados, médicos… “, contó Félix Rubén Rodríguez León, sobrino de Ana.
Luego de tres décadas de operación, el negocio cerró tras el deceso de doña Ana en 2004. Sin embargo, dos años más tarde, Rodríguez León abrió el restaurante Café de Doña Ana, en un local frente al Parque de las Ciencias. Allí continuó trabajando junto a Lucy.
“Poco antes de fallecer ella (su tía Ana) me pidió que no abandonara a doña Lucy, que todavía estaba funcional y trabajando; que tratara de seguir el legado que ella tenía”, contó Félix Rubén.
Con la inauguración de la nueva plaza del mercado en 2010, el negocio familiar se estableció allí bajo el nombre Restaurante Doña Ana, donde han permanecido hasta ahora.
Aquí, el sobrino de doña Ana mantiene las mismas recetas que las dos amigas hicieron famosas y que siguen complaciendo paladares.
Pero el bistec encebollado no es el único preferido de los fieles comensales que visitan el lugar, también están las empanadas de res y las de pollo, el filete de pechuga, la pechuga milanesa, la chuleta frita o el churrasco. También los mofongos, las bolitas de yuca, los sorullitos de maíz y los ofrecimientos del mar como el ceviche, filete de dorado, salmón y el chillo, todos acompañados de arroz mamposteao, papas fritas, tostones de pana, ensalada, arroz, habichuelas o vegetales.
“En adición, (tenemos) los platos tradicionales de los especiales: los lunes son las carnes guisadas; los martes hay fricasé de pollo y arroz con pollo; miércoles es de mechada; los jueves se alternan el fricasé de cabro y el de ternera; los viernes tenemos serenata; y los sábados es el día del sancocho de viandas y carne de res”, detalló Rodríguez León.
En el cómodo y acogedor restaurante procuran que sus invitados se sientan a gusto y disfruten de un ambiente ameno, por lo que todos los fines de semana “encienden” el salón comedor con música en vivo.
“Jueves y viernes tenemos una agrupación de la cual soy integrante y se llama Los Atrevidos. Los jueves hacemos música romántica y los viernes hacemos música variada, hacemos rock en español y en inglés, podemos tocar una rumba con un son cubano. Sábado (y domingo) tenemos la tradicional bohemia puertorriqueña”, indicó.
Al servicio de la comunidad
Uno de los retos más grandes que ha enfrentado el comerciante durante los pasados años le llegó con el impacto del huracán María.
Como a muchos, el ciclón abatió su local y aun recuerda cómo perdió casi toda la mercancía. Sin embargo, en cuanto pudo volver a abrir comenzó a vender especiales de almuerzos a $5, de los que además separaba unos para regalar al personal de primera línea de respuesta en los hospitales cercanos al área.
“Íbamos a los hospitales del área de Bayamón y les llevábamos comida a las enfermeras. Cuando nos dimos cuenta que llevaban días sin comer después del huracán y que personas que estaban enfermos allí pasaron el huracán tantos días sin comer, les llevamos comida. A las enfermeras y a los policías que estaban en la calle les dábamos almuerzo”, recordó.
Con el pasar del tiempo, el sobrino de doña Ana ha desarrollado una filosofía con la que enfrenta los negocios y la vida. “Ante la adversidad, pon tu frente en alto. Siempre va a haber situaciones y hay que enfrentarlas, tratar de corregirlas y reinventarnos durante la marcha. Siempre hay una manera de salir a flote. Va a haber adversidades y siempre va a haber una salida ante cualquier adversidad”, concluyó.
Puedes contactar el establecimiento llamando al (787) 779–7000 o seguirlos en sus redes sociales en Facebook e Instagram como Restaurante Doña Ana.