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“¿Te quieres ir con tu papá? Pero si este fin de semana invité a tus primos para acá”. “Todo lo que te compra tu mamá te queda tan mal.” “Tu papá siempre ha sido irresponsable, no imaginas las que pasé por su culpa”. “No le digas nada a tu mamá que ella es una histérica”.
Estas frases son típicos ejemplos de lo que es enajenación parental. Acciones como no permitir llamadas al menor con su progenitor o buscar cualquier excusa para que no se encuentren también son enajenación parental. Cabe destacar que la enajenación también se pudiera extender a los familiares del progenitor enajenado tales como abuelos, tíos y primos.
La enajenación parental es una forma de abuso emocional y psicológico, siendo una de las formas más sutiles de maltrato infantil. Esta práctica, la cual es más común de lo que se piensa y ocurre a través de todas las estratas sociales, es dañina para un menor, pues puede tener consecuencias nefastas insospechadas para toda su vida.
Algunas de estas podrían ser problemas de confianza en relaciones de pareja y otras relaciones afectivas familiares o de amistad o eventuales problemas con relaciones interpersonales en el área de empleo durante ocasiones de trabajo en equipo, por dar algunos ejemplos.
Además, estudios indican que la mayoría de los menores que fueron víctimas de enajenación parental padecen de depresión y continúan el ciclo convirtiéndose en enajenadores con sus propios hijos. Es por eso que la enajenación parental debe ser tratada con seriedad y se tienen que buscar opciones reales para evitarla.
La educación es clave para evitarla. Crear consciencia acerca del daño que se causa en los menores a corto y largo plazo es imperativo. Es importante que ambos progenitores comprendan que deben respetarse mutuamente, pues el menor aprende de su ejemplo. Aunque ya no son pareja, deben recordar que serán sus padres por toda la vida por lo que deben fomentar una bonita relación con ambos progenitores.
Si a los progenitores se les dificulta la comunicación asertiva, buscar ayuda es importante. Por ejemplo, existen organizaciones de bienestar familiar como Renacer Social, el cual cuenta con el Proyecto Crecemos, mediante el cual se ofrecen talleres educativos para desarrollar las destrezas de comunicación efectiva teniendo como enfoque el bienestar de los menores.
La meta es que los padres separados dejen de verse como “expareja” y se conviertan en el mejor equipo de padres para sus hijos, pues padres y madres felices crían a niños y niñas felices.