Madres de primera
Los hijos de algunas de nuestras reporteras hablan sobre cómo ven a las mujeres que los trajeron a la vida.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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“Linda”, “buena”, “cariñosa”, “me ayuda”… Ante los ojos de los niños y niñas no hay persona más especial que sus madres.
Conversamos con los hijos de algunas de las reporteras de Primera Hora para que nos hablaran sobre cómo ven a sus mamás en el plano personal y en el profesional. Desde el más pequeñito hasta el más grande, supo expresar, de acuerdo con su madurez, no solo el amor que sienten hacia las compañeras sino la admiración que les tienen por todo lo que hacen por ellos.
“Es buena. Siempre que le tengo que decir algo, me contesta rápido, y si no puede hablar conmigo me contesta al momento que pueda. Ella siempre habla conmigo”, destacó Gabrielys Rosa Lozada, de 10 años, sobre su mamá, Amarilys Lozada.
Por su parte, Darío Antonio Flores Figueroa, de 13 años, hijo de la reportera Bárbara Josefina Figueroa, indicó: “Es tremenda persona, muy esforzada en su trabajo, en lo que hace, buena amiga, buena madre, y de verdad, yo la quiero mucho. Mi mamá es una periodista; trabaja para el periódico Primera Hora. Es muy buena en lo que hace, una de las mejores en Puerto Rico por lo que yo considero”.
Para Joshua Montalvo Rivera, de 11 años, quien es hijo de la periodista Aurora Rivera, su mamá “hace lo que sea por nosotros”. Entre esos aspectos que hacen de Aurora una buena madre, resaltó que ella cocina para su familia, ayuda a él y su hermano Dennis, de 14 años, con sus tareas y “nos ama”.
Su hermano, Dennis, ve a su progenitora como una mujer “energética”, de carácter alegre, y que siempre busca hacer actividades diferentes.
“Ella siempre está feliz. Siempre está dispuesta a ayudarme cuando necesito algo”, subrayó sin pasar por alto que se enoja con él cuando no quiere estudiar.
Del mismo modo, Sergio André Álvarez Marrero, de 8 años, hijo Rosalina Marrero Rodríguez, describió a la comunicadora como una mamá “buena”, “concentrada” en su trabajo, “normal” cuando está en su casa y a la que le gusta salir en sus días libres.
“Me ayuda en mis trabajos”, comentó al observar que a veces lo regaña cuando corre por la casa y hace mucho ruido.
Violeta Ortiz Vega, de 5 años, expresó que su mamá, la periodista María Ivette Vega Calles “es muy buena porque me trata bien. Ella recoge y, a veces, yo la ayudo porque la amo”.
Por otro lado, Adanna González Asad, de 9 años, hija la periodista digital Soraida Asad Sánchez, comentó sobre el arduo trabajo de ser madre, el que ha podido conocer al ayudar a su mamá a atender a sus hermanitas Bryanna, de 7 años, y Gianna, de 5 años.
“Me ayuda siempre con las tareas y yo la ayudo con mis hermanas a bregar porque es un poquito difícil”, puntualizó.
“Siempre es bien amorosa y me quiere”, añadió la niña, que además enfatizó en que el trabajo que su mamá realiza le parece bien “interesante”.
Vínculo inigualable
La sicóloga clínica Julia Isabel González explicó que por ser la madre la primera figura de contacto con el bebé, mucho de lo que es el niño o niña y su posterior evolución como individuo y capacidad para establecer relaciones sanas a lo largo de su vida tienen una base en ese lazo.
“El vínculo afectivo entre la díada madre e hijo/a ha sido objeto de múltiples estudios, sobre todo dentro del psicoanálisis. Ello se debe a que las primeras experiencias y contactos de un bebé al nacer son junto a su madre. Esas experiencias y contactos influyen en el desarrollo posterior del niño, (su vida social, sexual y afectiva), y en la estructuración de su aparato psíquico.”, indicó.
Al citar al psicoanalista John Bowlby, quien estableció la teoría de apego y vínculo afectivo, González enfatizó en que “si una sociedad valora a sus niños, deberá cuidar a sus padres como tesoros”.
También hizo referencia al estudioso al mencionar que “un niño que sabe que su figura de apego es accesible y sensible a sus demandas les da un fuerte y penetrante sentimiento de seguridad, y lo alimenta a valorar y continuar la relación”.