Los mitos del ‘belly pumping’
Se trata de un método popular de ejercicios prenatales que se ha vuelto a poner en boga a raíz de un vídeo viral.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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Más de 4 mil reproducciones en Instagram tiene un vídeo en el que Rachel, una instructora de un sistema de ejercicios para embarazadas, aparece en la cima de una roca, con sus manos sobre su vientre con varios meses de embarazo. Rachel inspira profundamente, y pareciera que el contorno de su abdomen no varía mucho de tamaño. Pero al expirar es como si este desapareciera, o al menos, como si ya no se tratara de un embarazo avanzado.
Este ejercicio es parte del método Bloom, un sistema de entrenamiento especializado para mujeres embarazadas, y que se focaliza en fortalecer el área abdominal, lumbar y el piso pélvico, zonas clave para un sano período de gestación, parto y post parto. Es un sistema de ejercicios conocido por los entendidos y muchas madres, pero bastó que hace algunas semanas la instructora Rachel apareciera realizando lo que llaman el “belly pumping” (bombeo del vientre), para que el método volviera a ser popular y, de paso, muchas se preguntaran qué tan seguro es este movimiento.
La creadora del método Bloom y el “belly pumping”, Brooke Cates (de Colorado, Estados Unidos), asegura que este ejercicio del vientre no es dañino para el niño que está por nacer. ¿Es eso cierto? El gineco-obstetra de Red de Salud, Cristián González, asegura que sí.
“La fortaleza de los músculos abdominales no es suficiente como para aplastar al feto”, explicó. “El hecho de contraer la pared abdominal no implica mayor riesgo, ya que en condiciones normales, el feto está rodeado de líquido amniótico que no se puede comprimir”.
Si bien no existen estudios específicos para el “belly pumping”, sí está comprobado que aquellos ejercicios que fortalecen la musculatura abdominal, lumbar y sobre todo del piso pélvico, ayudan a preparar el cuerpo para favorecer la respiración durante el trabajo de parto, lograr un mejor pujo “y tener una mejor recuperación”, asegura González, quien señala que el “bombeo del vientre” sí podría servir.
Estos ejercicios suelen ser yoga, pilates y natación prenatal, elaborados especialmente para la etapa prenatal de una mujer, y las ayudan incluso a prevenir complicaciones como el prolapso o la incontinencia. Sin embargo, todos estos, incluyendo el “belly pumping”, son recomendados a partir del segundo trimestre de embarazo -por el riesgo de aborto natural y las molestias de la primera etapa- y siempre y cuando no existan patologías de alto riesgo y sean recomendados por el médico.
“Hay que ver caso a caso”, advierte el doctor.
En cuanto a los ejercicios que se deben evitar, el experto aconseja no realizar ninguno de alto rendimiento, o que pueda provocar caídas, golpes abdominales o rebotes excesivos en la mujer. Por ejemplo, el ginecólogo de la clínica Santa María, Christian Figueroa, menciona entre los no recomendados: el esquí, patinaje, surf, equitación, aeróbica o tenis, y aquellos deportes que implican contacto físico como el boxeo, el básquetbol o el hockey. Asimismo, agrega entre los prohibidos el buceo o levantamiento de grandes pesos.
“El deporte aumenta la energía, alivia la constipación, hinchazón, calambres y várices en las piernas, ayuda a mantener el peso, relajarse, mejora la postura y la resistencia muscular. También favorece el control del estrés, la depresión, la diabetes gestacional, mejora el sueño y prepara al cuerpo para el trabajo de parto”, señaló. “Sin embargo, es importante que toda mujer embarazada, con o sin complicaciones, consulte a su especialista antes de comenzar a moverse”.