¿Dormir con los bebés?
Nuevo informe toca el tema de si los pequeños deben o no estar en el cuarto de papi y mami durante su primer año de vida.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
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En el vientre, durante nueve meses, un bebé escucha la voz de su madre y siente sus movimientos. Por eso, al nacer, no hay otro lugar en el mundo donde esa criatura se sienta más seguro que junto a ella.
El pasado lunes, la Asociación Estadounidense de Pediatría circuló un informe que recomienda que los bebés duerman en la habitación de los padres en su primer año de vida, o como mínimo seis meses, debido al riesgo del síndrome de muerte súbita.
Además de reducir ese riesgo -que causa 3,500 muertes al año en Estados Unidos- el que los bebés duerman con sus padres también les proveen otros beneficios emocionales.
“El colecho sí es recomendable en los primeros años de vida, porque luego de nueve meses de estar con su mamá es como que ‘te estoy sacando y ahora te vas a ir solo’. Ahí entra el apego inseguro. El hecho de que bebé ya no está sintiendo los latidos del corazón y el olor de mamá cerca. Eso puede traer repercusiones de inseguridad en el futuro”, indicó la psicóloga de niños y adolescentes Michelle Ortiz.
Tanto la Asociación de Pediatría como Ortiz resaltan que si el bebé duerme en la cama con los padres hay que tomar todas las precauciones necesarias.
Si bien el hecho de que el bebé duerma en la habitación de sus padres afecta la intimidad de la pareja, también es cierto que es beneficioso para la labor de padres.
“Es importante la comunicación en pareja. En el colecho lo que se llama para madres lacantes es para padres lactantes, porque se unen al proceso y básicamente es un acuerdo entre las parejas. Lo negativo es para su intimidad, pero en ese caso tendrían que seleccionar los momentos en que lo pueden hacer. Pero para el rol de padre y madre es todo lo contrario porque permiten que se unan más en los procesos de crianza”, destacó Ortiz.
La psicóloga también hace énfasis en que cambiar los niños a sus cuartos es un proceso que es necesario hacerlo gradualmente, pues el pequeño tiene que sentirse seguro.
“En el proceso de transición, mamá y papá deben cambiarse al cuarto del niño hasta que se quede dormido y después se pasan a su cuarto. Tiene que ser un proceso bastante consistente, porque hay papás que se cansan y los vuelven a llevar a sus cuartos”, afirmó Ortiz.
Para darles esa seguridad que necesitarán los niños, la experta recomienda motivarlos arreglando su cuarto de un motivo que les guste, pero sobre todo el diálogo. Que hablen sobre la situación y le pongan un monitor.
“Hay que validar lo que está sintiendo, porque en esa etapa es que entran los miedos. Miedos a la oscuridad, a los monstruos. Así que hay que acompañarlo en el cuarto hasta que caiga en el sueño profundo. También se le debe poner un monitor y decirle ‘este monitor y mamá y papá te van a escuchar’. El niño seguro va a hacer una prueba, así que hay que responder ese llamado, porque si no le contestan le generan más miedo”, explicó Ortiz.
En el caso de que la pareja vaya a tener un segundo hijo y el primero está durmiendo todavía con ellos, es muy importante que se haga partícipe al niño en integrar al nuevo miembro de la familia.
“Cuando nace otro vienen los celos, las peleas, el me suplantaste, ahora no soy yo es el otro, baja la autoestima del menor, vienen las inseguridades. Es como un retroceso. Entonces, no se le puede castigar a él porque llega un nuevo bebé. Hay que hablarle de que ya no va a dormir en la cama de mamá y papá, pero va a dormir en otra al lado de nosotros. Hay que preparar el ambiente para que se dé la transición. Mamá no va a poder dormir contigo, pero papá sí va a dormir contigo”, señaló Ortiz.
Consejos para hacerlo
–Asegúrate que tanto tu pareja como tú están listos y poseen la madurez para enfrentar el hecho de que tendrán que “romper noches”. El niño llorará o le llamará y puede que usted se sienta malhumorado e irritado por la falta de sueño. Tendrán la tentación de acostarlo con ustedes para poder dormir en paz. Pero no lo hagan, o habrán tirado todo el esfuerzo por la borda.
–Hablen con el niño. Prepárense y prepárenlo emocionalmente para una nueva etapa en que se es “grande” y se duerme solo.
–Prepara un ambiente físico y emocionalmente propicio. Sin malos humores.
–Redecora su cuarto e identifica los juguetes o muñecos que pueden causarle angustia o temor y sácalsos del cuarto.
–Sé firme. Cuando establezcas el tiempo apropiado para comenzar la transición, cumple lo acordado.
–Establece una rutina diaria. Por ejemplo, lavarse los dientes, leer un cuento, hacer una oración o cantar y luego, a dormir.
–Si el pequeño se muestra angustiado, dile que sabes cómo se siente, que lo entiendes y que papá y mama estarán cerquita para lo que necesite. Cuando él los llame, vayan al cuarto para que él vea que no debe temer.
(Fuente: Dra. Aysha Concepción Lizardi)