Queridos papi Nelson y mami Tita, quiero que sepan que tan feliz como fui en vida, así sigo siendo en el cielito de las mascotas. La única nube que empaña mi felicidad eterna es la noción de que ustedes pueden estar sufriendo demasiado por mi partida. Les ruego, con todo mi corazoncito, que procuren serenarse y que solo piensen en los momentos buenos, en todo el cariño que me prodigaron y en todo el amor con que les correspondí. Ustedes dicen que fui un perrito especial en sus vidas, pero los especiales resultaron ser ustedes, que me amaron tanto. Algún día nos volveremos a encontrar, palabra de perrito. Hasta siempre, Rocco.